Antes de la esclavitud en Egipto no existía un país judío, ni israelí. Existían comunidades nómadas de cultura hebrea que tenían a un dios común. Las comunidades norteñas y de más desarrollo cultural le llamaban EL y luego Israel. Las del sur, más numerosas, le llamaban Yaveh. El significado era el mismo, se transmitía oralmente de generación en generación y lo fuerte de esa fe-cultura, como manera de vivir, era el ruag (=espíritu).

Cuando el pueblo judío se libera de la esclavitud a la que estaba sometido por Egipto, busca su asentamiento en La Tierra prometida pensando en la vuelta al paraíso terrenal. En realidad, esa Tierra prometida solo existía en su fe y en su entendimiento, no en el mapa. Esa tierra, ese país, tenían que construirlo en comunidad, con la solidaridad, en humanidad, con justicia y con, lo más importante, la misericordia de dios (miser-cord-ia = el corazón –de dios- vuelto hacia –la situación de- la miseria, del pueblo pobre). Nunca habitaron la Tierra prometida porque no se dieron tales condiciones. Se instalaron al sur de Palestina, nada más atravesar la península del Sinaí. Entonces, Palestina pasó a ser un país habitado por Galilea al norte, Samaria en el centro y Judea al sur. Judea siempre tuvo ansias dominadoras. Quizá se autoconvencieron de que, si dominan a sus pueblos vecinos, no serán dominados por los mismos, quizá necesitaban sacudirse los siglos de esclavitud vividos en Egipto. Así, Judea se fue haciendo el pueblo fuerte de la zona de Palestina, se creían el pueblo elegido y decidieron imponerse y dominar porque el resto de pueblos estaban equivocados. “Solo nuestro dios es el único dios, por tanto, los demás pueblos han de ser sometidos a la voluntad de nuestro dios que se refleja en nuestras leyes”. Principio de dominación, de conquista, de inhumanidad. Tal parece que Israel, cuando no ha sido masacrado, ha sido masacrador.

Desde el siglo XVI hasta principios del siglo XX, la zona conocida como Palestina estuvo bajo dominio del imperio otomano, cultura árabe. El pueblo judío se fue diseminando por gran parte del mundo, escogiendo especialmente las zonas ricas en comercio, siempre les atrajo esa función, las relaciones comerciales siempre presentes en el ADN judío. En primer lugar, el comercio era sobre todo marítimo, después el comercio mayor estaba en las zonas industrializadas del mundo. A partir de 1918, y durante 30 años, Palestina estuvo bajo control británico. Mismo problema de siempre: los gobiernos europeos invaden y dominan, luego abandonan el país a su suerte y exprimido de recursos y el conflicto persiste por siglos. ¡¡¡Cuánto favor harían a los pueblos los gobiernos europeos quedándose en casa y solucionando sus miserias!!!

En 1947, la ONU propone poner fin al mandato británico y dividir Palestina en dos estados independientes: uno hebreo –Judea/Israel– y otro árabe –Palestina– (resolución 181). Jerusalén quedaría bajo un régimen internacional. Se creó el estado judío bajo el nombre de Israel, nunca se creó el estado árabe. Palestina pasa a ocupar el 44% del territorio de la Palestina histórica. A partir de 1948 empiezan los conflictos de Israel con Egipto, Jordania, Líbano y Siria, es decir, Israel contra todo el vecindario gracias a su idea supremacista y como venganza del genocidio sufrido a manos de Hitler y el nacismo. Es su ley del Talión: “si no puedo vengarme de quien me ha masacrado, alguien lo tiene que pagar”. Al año siguiente se firma un armisticio y Cisjordania queda bajo control jordano, Gaza bajo dominio egipcio y el Golán en manos de Siria.

Tras la guerra de los seis días en 1967 frente a una coalición de países árabes (Jordania, Egipto, Siria e Iraq) Israel ocupa los territorios del Golán, Cisjordania, Gaza y la península del Sinaí.

Doce años después Egipto recobra esta península gracias a los acuerdos de Camp David. Palestina ya solo es el 22% de lo que fue. El gobierno sionista pasa a ser dueño de la Palestina que pervive: Gaza, Cisjordania y Golán.

Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) firmaron entre 1993 y 1995 los Acuerdos de Oslo. Israel reconocía por primera vez al pueblo y a su gobierno palestino como un representante legítimo. Incluían la creación de un gobierno autónomo provisional palestino y la retirada de Israel de los territorios ocupados. Ahí empiezan los asentamientos de colonos israelíes ocupando el 60% de Cisjordania. Palestina responde con las intifadas. Después de la segunda intifada, Israel construye los muros aislantes en Gaza y Cisjordania recortando más terreno en ambos espacios y sometiendo a un control total a la población palestina. En 2006 Hamás gana las elecciones en Gaza, lo que supuso el bloqueo total a la franja por parte de Israel y de Egipto. En 2020 Palestina posee el 15% de su territorio histórico, espacio ocupado por Israel para el genocidio palestino.

Por todo ello, hoy hablamos de invasión, asesinatos, tortura, genocidio, hambruna, más de 40.000 muertes palestinas, gobierno sionista embravecido por la sangre palestina, genocidio, muerte, tristeza, bombardeos, genocidio, francotiradores, dominio, ocupación, Netanyahu, genocidio, genocidio, genocidio. Decía Pablo Neruda: “podrán cortar todas las flores del jardín, pero no podrán detener la primavera”. Palestina no desaparecerá por más terrorismo que ejerza el gobierno sionista de Israel. La ONU debería ser más importante en el ámbito de las relaciones humanas. El gran problema es que el imperio no permite unas relaciones internacionales de igualdad, que no sean para ampliar su dominio del mundo. Israel hace con Palestina lo que Hitler hizo al pueblo judío. “Green go home” gritaba el pueblo vietnamita al ejército estadounidense. ¿Cuándo aprenderemos los seres humanos que la diversidad enriquece y la dominación empobrece? Palestina, Sáhara, el pueblo kurdo y tantos otros países sin estado y bajo dominación opresiva conquistarán su desarrollo en libertad porque les asiste la razón histórica y cultural. Son los gobiernos dominadores e imperialistas los que tienen que desaparecer. El imperio absorbe. Europa, hipócritamente, alza el grito a favor de Ucrania y calla ante Palestina, el Sáhara o el Kurdistán y colabora con los gobiernos opresores. Rusia recibe sanciones y exclusiones por su invasión de Ucrania. Israel, desde los grandes lobys de poder sionista, comercio y dominación, manda a Europa y a Estados Unidos. Europa no debe asumir semejante dominación, ha de liberarse de la nueva esclavitud económico-comercial a la que está sometida. Estados Unidos no puede liberarse porque es el país más endeudado con los grandes poderes y, por tanto, el más sometido. Las armas no son la solución, son parte importante del problema. Los pueblos oprimidos siempre vencerán mientras sigan siendo pueblos.

Lorategiko lore guztiak moztu ditzakete, baina ezingo dute udaberria gelditu.