Cuando vamos a trabajar damos por hecho que vamos a estar en un lugar seguro y que vamos a volver a casa para comer o cenar con nuestra familia. Y efectivamente la salud y la seguridad en el trabajo es o debería ser un derecho, pero desgraciadamente las estadísticas y las noticias en muchos casos nos dicen lo contrario.
En los últimos años, Navarra arrastra una dinámica muy negativa en siniestralidad laboral y la situación es más que preocupante. Según los últimos datos oficiales del Ministerio, tenemos un índice de incidencia de 310 accidentes por cada 100.000 trabajadores y trabajadoras, una cifra muy superior a la del Estado, cuyo índice es de 219. De hecho, somos la segunda comunidad autónoma, por detrás de Baleares, con mayor índice de incidencia en siniestralidad laboral.
2024 está siendo un año especialmente negro en accidentes laborales mortales. Al menos 17 personas han muerto trabajando durante su jornada laboral y una lo ha hecho en el desplazamiento a su centro de trabajo. Sólo en el último mes y medio han tenido lugar 5 muertes y varios heridos graves. La mayoría, por caídas de altura o atrapamientos. Estas cifras escalofriantes demuestran que las medidas que se están tomando son insuficientes y tenemos que hacer algo más como comunidad.
Si analizamos el problema, desde CCOO detectamos varios errores de base. En primer lugar, conviene aclarar que la formación en prevención de riesgos laborales es obligatoria para todas las empresas. Pues bien, en algunos casos esta formación no se produce y en otros, es un proceso informativo genérico que no entra en las particularidades del puesto que la persona trabajadora debe desempeñar. Desgraciadamente, esto es habitual en las subcontratas. Muchos accidentes ocurren en los centros de trabajo donde confluyen dos o más empresas y la información sobre riesgos laborales se pierde, dejando a las plantillas desprotegidas y vulnerables ante la posibilidad de que pueda ocurrir un accidente. Esto es algo que sabemos que sucede en los sectores donde mayor concentración de accidentes se dan: la industria y la construcción.
En segundo lugar, otro gran riesgo al que se enfrentan muchas personas trabajadoras son los altos volúmenes de producción. La presión por cumplir los objetivos y la precariedad, además de generar problemas de salud mental, aumenta el riesgo de daño psicosocial y puede derivar en accidentes que se pagan con la vida.
En tercer lugar, la falta de cultura preventiva. La parte empresarial se tiene que creer la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, tomársela en serio, evaluar los riesgos, poner soluciones cuando se producen accidentes leves, realizar formaciones continuas y adaptaciones o rotaciones de puestos. En definitiva, cumplir la ley.
Muchos de los accidentes que ocurren en Navarra tienen lugar en pequeñas y medianas empresas, donde no existe delegado o delegada de prevención y es frecuente que los servicios de prevención estén externalizados. Precisamente para las empresas con menos de 50 personas en plantilla que no tienen representación sindical se creó la figura del delegado/a territorial de prevención, con el objetivo de ayudarles a disminuir los riesgos laborales y los accidentes. Sin embargo, algunas empresas no permiten la entrada de esta figura cuando, lejos de fiscalizar, su cometido es asesorar.
Está demostrado que en las empresas donde hay representación sindical, ocurren menos accidentes. CCOO forma a sus delegados y delegadas, les asesora y les da herramientas para actuar y prevenir los accidentes. En estas empresas los trabajadores y trabajadoras participan en los procesos de prevención.
Además de cambiar la mentalidad empresarial en cuanto a la falta de cultura preventiva y rigor en la aplicación de la ley, las instituciones también juegan un papel fundamental. Disminuir los accidentes laborales se ha convertido en un reto de primer orden, en el que hay que invertir para cambiar la tendencia actual.
Desde CCOO creemos que es urgente reforzar la Inspección de Trabajo para luchar contra esta lacra. Hemos pedido al Gobierno foral que las empresas sancionadas por incumplir medidas preventivas en materia de salud laboral no puedan optar a subvenciones públicas. Es más, la recaudación obtenida por dichas infracciones, debería destinarse íntegramente a la prevención. Además, es necesario apostar por un plan de movilidad en las empresas de menos de 250 trabajadores y trabajadoras para reducir los accidentes in itinere, es decir, los que se producen en los desplazamientos al centro de trabajo.
No es solo una racha. Navarra lleva años con una tendencia muy negativa en accidentes laborales y esto requiere altura de miras. Empresas, sindicatos y Gobierno debemos remar juntos para que el entorno laboral sea un lugar seguro y saludable, en el que todas las personas puedan desempeñar su labor sin lesionarse, o en el peor de los casos, morir en el intento.
*El autor es secretario de Salud Laboral de CCOO Navarra