Desde el Colegio Oficial de Enfermeras de Navarra / Nafarroako Erizaintzaren Elkargo Ofiziala (COENAV) queremos expresar nuestra profunda preocupación ante las deficiencias en el reconocimiento y la valoración de la investigación y la formación especializada en los procesos de selección del sistema sanitario de nuestra comunidad, como ha vuelto a ocurrir en la convocatoria del concurso-oposición de enfermeras publicada recientemente. Estas carencias afectan tanto a los profesionales como a la calidad de los servicios sanitarios que recibe la ciudadanía, comprometiendo el compromiso con una sanidad pública de excelencia.
En primer lugar, resulta evidente la insuficiente valoración del doctorado en los baremos. Este título, que constituye la máxima expresión de la formación académica y científica, otorga únicamente un punto, mientras que congresos y publicaciones obtienen dos puntos cada uno. Cabe recordar que la obtención de un doctorado requiere, como mínimo, cuatro años de formación intensiva, durante los cuales los doctorandos desarrollan investigación original que contribuye al avance del conocimiento. Por otro lado, la difusión de la investigación mediante publicaciones y congresos tampoco es valorada de forma adecuada. Lo más alarmante es la ausencia de criterios que consideren la calidad de los congresos (si son nacionales o internacionales) o las publicaciones científicas (indexación, inclusión en el Journal Citation Reports -JCR- o posición en rankings). Esta práctica ignora el impacto real del conocimiento generado y desincentiva la excelencia investigadora.
En investigación científica, los roles más importantes son el del primer autor (investigador principal), el de correspondencia (responsable de la comunicación con las revistas) y el último autor (líder del equipo). Sin embargo, el sistema actual premia de forma genérica a los tres primeros nombres en las autorías, sin considerar el peso real de sus contribuciones, lo que distorsiona el mérito científico.
En cuanto a la formación especializada obtenida mediante el programa EIR (Enfermero Interno Residente), Navarra refleja una preocupante falta de valoración adecuada. Este programa, que es el nivel más completo de formación sanitaria especializada en España, puntúa en los baremos menos que un máster o igual que un experto. Esto no solo infravalora la complejidad y exigencia de un programa que incluye más de 25 rotaciones, entre 700 y 1.000 horas de guardias y la participación activa en cursos, sesiones clínicas, congresos e investigaciones, sino que también desmotiva a las profesionales que apuestan por esta formación.
Además, no todas las enfermeras especialistas formadas mediante el EIR cuentan con listas específicas que reconozcan su especialización, ni con una preferencia real frente a las enfermeras generalistas en las bolsas de empleo. Esto contrasta con la existencia de listas específicas para quirófano, diálisis u oncología, dejando a las especialistas en pediatría, geriatría, trabajo, familiar y comunitaria en una posición de desventaja injustificada.
Es imprescindible que el sistema sanitario de Navarra revise los baremos de puntuación, otorgando al doctorado una valoración adecuada, diferenciando la calidad de las publicaciones y congresos, y considerando la importancia de los roles específicos en la autoría científica. Además, se debe reconocer el valor del programa EIR como una formación sanitaria de excelencia, con una puntuación que refleje su exigencia y una integración plena de las especialistas en los procesos de selección.
Navarra merece un sistema sanitario que valore la excelencia y respalde el compromiso de sus profesionales. Apostemos por un sistema público que premie la calidad, fomente la investigación y garantice una atención especializada para nuestra ciudadanía. Apostemos, en definitiva, por un sistema sanitario navarro que valore el conocimiento y la especialización.
La autora es vocal de Investigación del Colegio Oficial de Enfermeras de Navarra / Nafarroako Erizainen Elkargo Ofiziala