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La carta del día

Los libros de texto y los proyectos en las escuelas

Los libros de texto y los proyectos en las escuelasLuis Millan | EFE

Algunas escuelas están renunciando a los libros de texto. Creen que así todo va a ser más libre, más creativo, más adaptado al interés de niñas y niños, más respetuoso con los ritmos de desarrollo, etc. Suena la palabra “Proyecto” como lo máximo. “Es que en nuestra escuela no tenemos libros, trabajamos por proyectos” y ya parece que es “lo más”. No se dan cuenta de que no son cosas reñidas. Los libros favorecen el aprendizaje básico en las distintas áreas. Están totalmente ajustados a la legistación educativa vigente y recogen todo el currículo de cada curso, con sus propuestas metodológicas actuales y sus situaciones de aprendizaje. Detrás de los libros de texto hay un equipo experimentado de profesionales de la educación, maestros y diseñadores gráficos que preparan materiales realmente bonitos, llenos de color y con material multimedia relacionado con cada contenido y adecuado a la edad para la que se ha preparado. Además de los libros de texto físicos están los mismos en versión digital, perfectos para proyectar y explicar, comentar, plantear debates, preguntas, intereses, con generadores de pruebas para la evaluación, fichas de refuerzo y ampliación, etc.

Cualquier “proyecto” que prepare una maestra en solitario va a ser mucho más pobre que el proyecto que puede surgir a partir de un libro de texto resultado de un trabajo en equipo. Detecto cierta soberbia en quien piensa que sus ideas para la práctica en el aula pueden superar el planteamiento básico que dan los libros de texto. Además, puede darse el caso (y se da) de que una maestra no trabaje algo esencial para un curso (por ejemplo las tablas de multiplicar) y no pasa nada. Todos pasan de curso con esa carencia. ¿Alguna autoridad se asegura de que se dan los contenidos que la ley establece para cada curso, o sea, el currículo para favorecer la graduación de los aprendizajes? ¿O quedan los chiquillos a merced de la gracia y donaire de la maestra de turno, con su saber hacer o no hacer dedicando dos meses por ejemplo a los dinosaurios o a las superheroínas o a algo fotografiable y que quede bonito en el blog del colegio? ¿Alguien ha estudiado el gasto en fotocopias de los centros sin libros de texto?

Este curso, a raíz de una Unidad Didáctica que hablaba de viajes surgió en clase el proyecto “Inventamos un viaje” y por grupos debían ponerse de acuerdo en un país o lugar (ciudad, espacio natural...): un lugar conocido, donde hayan vivido o adonde han viajado o adonde les gustaría viajar. Tenían que darse argumentos entre los participantes antes de votar. Tras un rato de conversaciones eligieron los lugares: Costa Rica, Venecia, Australia, Rumanía. G, un niño menudo y juguetón está llorando. ¿Qué te pasa, G? Y con la cara compungida, con mucha tristeza dice:

- “Es que no quiero estar en ninguno de esos grupos…. Es que no me gusta ningún país que han elegido…”.

- ¿Y qué lugar elegirías tú?

- Pues…. Lodosa o Vozmediano, bueno, Lodosa.

Así que se añade Lodosa al resto de sugerencias y enseguida se crea un grupo con afines, quizá más a G que a Lodosa, pero ya desde ese momento G es el niño más feliz del mundo trayendo de casa pósters, gigantes de juguete, fotos de toros, calles y puentes, pimientos del piquillo y hasta un rosco de San Blas que ha hecho su abuela donde luce el nombre del colegio con letra artesana entre Lacasitos y otros adornos… Todos están felices y tra

en comidas típicas de esos lugares, ropa folklórica, fotos, postales, monedas, mapas, banderas… Las familias envían fotos y algún vídeo. Bailamos en clase con música rumana, australiana, etc

La idea brotó del libro de texto y va creciendo con las familias, también entusiasmadas. Lo que todavía no saben en Lodosa es la avalancha de visitantes que habrá este año en las fiestas, gracias a G, su mejor embajador.