Es conocida la historia de la treta mitológica de Ulises y el caballo de Troya. Viendo que la ciudad era invencible, Ulises ordenó construir un gran caballo de madera y lo dejó como obsequio en la entrada de la ciudad. Los troyanos no se dieron cuenta del engaño y dejaron que entrara en la ciudad.
De madrugada, mientras la ciudad dormía, los soldados que permanecían escondidos en el interior del caballo salieron y abrieron las puertas de la ciudad al ejército de Ulises, lo que permitió a los griegos dominar la ciudad de Troya. Atacaron desde dentro lo que desde fuera parecía invencible. El programa PAI quiere ser el caballo de Troya para la enseñanza en euskera, pero afortunadamente, a diferencia de los troyanos, nosotras somos conscientes de ello.
Desde el inicio hemos denunciado que la Ley Foral 11/2022, conocida como Ley PAI, perjudica la calidad de la educación y debilita los modelos lingüísticos. El más afectado es el modelo D, porque el euskera es una lengua vulnerable. Y hemos denunciado que ese programa de lenguas extranjeras se creó precisamente con ese objetivo. En nuestra opinión, se basa en un paradigma de plurilingüismo erróneo, es discriminatorio y erosiona la inmersión en euskera.
Por si fuera poco, la situación ha empeorado con las Órdenes Forales 57/2024 y 58/2024. La primera desarrolla programas de aprendizaje de lenguas extranjeras en los centros de Educación Infantil y Primaria; y la segunda, de Educación Secundaria Obligatoria.
Para explicar las consecuencias de estas dos órdenes forales en los centros con D-PAI, tuvimos dos sesiones de trabajo en la Comisión de Educación del Parlamento. El 14 de mayo, recibimos a la Dirección del Instituto Iparralde. El 21 de mayo, a la plataforma de padres y madres de las escuelas de Olite, Tafalla, Puente la Reina, Sarriguren, Buztintxuri y Noain. Denunciaron que con estas órdenes forales las horas lectivas de lenguas extranjeras se incrementarán aún más y las horas de euskera se reducirán.
Por ejemplo, en Primaria se pasará de 6 horas en inglés a 7-12 horas y en Educación Secundaria Obligatoria se pasará de 6 horas a 8-12 horas, igualándose con el modelo G. Además, las horas de inglés deben impartirse obligatoriamente en varias materias principales, a diferencia de lo que se ha hecho hasta ahora (Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural, Geografía e Historia, Biología y Geología, y Física y Química, por ejemplo).
Y se han encendido todas las alarmas. En primer lugar, porque muchas familias del modelo D no han elegido el programa PAI, sino que les ha sido impuesto. Por otro lado, porque surgen problemas metodológicos infranqueables; por ejemplo, el Instituto Iparralde desarrolla un proyecto innovador de trabajo por ámbitos que se va a ver perjudicado enormemente. Además, parte del alumnado de este programa no alcanza el nivel suficiente de inglés para asimilar ciertos contenidos. De hecho, la Orden Foral 43/2023 establece que el objetivo de este programa es alcanzar el nivel A1 o A2 de inglés en Educación Primaria y el nivel A2 o B1 en Educación Secundaria Obligatoria.
Desde luego, son objetivos muy limitados, ya que el inglés debe ser lengua vehicular en varias materias. Además, hay alumnado que no llega a esos niveles. Por ello, no es de extrañar que en las pruebas diagnósticas que se realizan en los centros escolares aparezcan indicios preocupantes: cada vez es más evidente que, desde la implantación del PAI, el alumnado no consigue el conocimiento de inglés esperado y que en algunas asignaturas las competencias del alumnado han disminuido.
Y en cuanto al euskera, el nivel de euskera del alumnado tiende a descender de forma notable. Con el programa PAI se han reducido las horas en euskera, lo que tiene una clara consecuencia: es el propio modelo D el que se ha puesto en peligro. Desgraciadamente, la mayor parte del alumnado de estos centros tiene contacto con el euskera prácticamente solo en los propios centros, y ese contacto cada vez es más débil. Y está demostrado que para garantizar el conocimiento y el uso del euskera es imprescindible un modelo de inmersión real, integral y de calidad.
Y no solo eso. Estas órdenes forales suponen un nuevo perjuicio colateral: la inestabilidad del profesorado. ¿Qué sucederá, por ejemplo, con parte del profesorado del programa PAI que se consolidó excepcionalmente en 2022 por concurso de méritos? Desde el curso 2023-2024, algunos de ellos están impartiendo Educación Física y Música en inglés en Educación Infantil y Primaria; y Matemáticas y Tecnología en inglés en Educación Secundaria Obligatoria. Pero, a partir de ahora, estas asignaturas no se impartirán en lengua extranjera.
Y al revés: ¿qué pasará con los profesores que hasta ahora impartían algunas asignaturas en castellano o en euskera? A partir de ahora, algunas de estas lecciones se tendrán que impartir en inglés. Por lo tanto, los docentes que no tengan ese perfil deberán ser trasladados. ¿Cuántos? Tenemos muchas incertidumbres y pocas respuestas. Hay que recordar, además, que el Tribunal Supremo ya admitió el recurso contra la Ley PAI, por entender que podría ser contraria a la Constitución. Todo está siendo un despropósito tras otro.
Es evidente que las Órdenes Forales 57/2024 y 58/2024 van a debilitar nuestro sistema educativo en general, y sobre todo la enseñanza del euskera. Pero, en nuestra opinión, fue el propio programa PAI el que desde el principio erosionó la esencia del modelo de inmersión en euskera. Caballo de Troya. Por ello, las escuelas de Puente la Reina y Elizondo ya han solicitado la salida del programa PAI, y el resto de los centros del modelo D han comenzado a movilizarse. Han alzado la voz. Ese es el camino.
La autora es parlamentaria foral de EH Bildu Nafarroa