Nos encontramos a 17 de mayo, Día Internacional de la Lucha contra la LGTBIfobia. Se conmemora que la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de los principales manuales de salud mental, cambiando de esta manera la forma en que socialmente se la concebía. Poco después, en el año 1995, España derogó la Ley de Peligrosidad Social, dejando de considerar a las personas homosexuales como personas peligrosas que pervierten al resto de la sociedad.

Muchos han sido los avances de los últimos años: la ley del matrimonio igualitario, la rectificación registral de la mención relativa al sexo –que permitió que las personas modificaran en el registro su sexo–, la reciente Ley Trans y LGTBI+, y la despatologización de la transexualidad en el año 2018. A todo este avance normativo se le suman las numerosas leyes autonómicas que pretenden garantizar la igualdad social de todas las personas LGTBI. La Ley Foral 8/2017 para la igualdad social de las personas LGTBI+ posicionó a Navarra como una de las comunidades autónomas más avanzadas de España.

Pero con todos estos avances, siempre nos hemos encontrado con una piedra en el camino: el PP, junto con su actual aliado, Vox. Ambos se encargan de recurrir cada avance normativo ante los tribunales. Sienten como una amenaza el avance de derechos de uno de los colectivos más vulnerables y maltratados históricamente. Pero, además, ya no les da pudor admitirlo.

Si algo está claro es que a quién votas importa. Importa mucho. Si no, que se lo digan a la comunidad LGTBI de Hungría, donde su presidente ha modificado la Constitución del país para prohibir la marcha del Orgullo LGTBI, la adopción por parte de parejas del mismo sexo e incluso el cambio registral del sexo. Para Trump, estas políticas de Orbán son un ejemplo, y ya ha empezado a limitar los derechos de las personas trans en el país. Pero no es necesario que nos vayamos tan lejos. En España tenemos ejemplos muy recientes de cómo la derecha más reaccionaria de nuestro país ha intentado recortar los derechos de las personas LGTBI.

Por un lado, tenemos a Vox en la Comunidad Valenciana, practicando la censura e intentando eliminar de las bibliotecas libros de temática LGTBI con el pretexto de que pueden “pervertir” a las personas más jóvenes de nuestra sociedad. Como si la orientación sexual o la identidad de género pudieran elegirse leyendo un libro. También tenemos al PP de Ayuso que, nada más conseguir la mayoría absoluta en Madrid, sin necesitar el apoyo de la ultraderecha, decide recortar las leyes LGTBI y trans de la Comunidad de Madrid. Menos mal que un gobierno liderado por el PSOE interpuso un recurso de inconstitucionalidad. Dicho recurso ha permitido que el Gobierno de Ayuso no pueda llevar a cabo un gran recorte hacia las personas LGTBI de Madrid.

Por suerte, en Navarra contamos con un Gobierno foral liderado por el PSN, que hace una apuesta clara por los derechos de las personas LGTBI de nuestra comunidad. Dicha apuesta se materializa con la creación de una subdirección dentro del Instituto Navarro para la Igualdad, posicionando así las políticas de diversidad sexual y de género al mismo nivel que el resto de las políticas de igualdad. Se materializa con un incremento presupuestario: solamente en el último año ha aumentado el presupuesto destinado a políticas LGTBI un 7,9%. Pero mucho mayor ha sido la apuesta de este gobierno, ya que el aumento presupuestario con respecto al año 2019 ha sido del 190,54%.

¿Pero para qué ha servido dicho aumento presupuestario? Se ha desarrollado la Ley Foral 8/2017 para la igualdad social de las personas LGTBI+, se ha consolidado el servicio de atención a personas LGTBI+ –Kattalingune–, se han puesto en marcha programas como Siembra diversidad, recoge libertad, la genealogía LGTBI+, el primer estudio a nivel estatal sobre la situación de las personas mayores LGTBI+, la financiación de proyectos como la primera área técnica LGTBI+ municipal y el apoyo a las asociaciones LGTBI de nuestro territorio.

Por lo tanto, existen dos modelos políticos a la hora de tratar la diversidad sexual y de género, y a las personas LGTBI. Un modelo que apuesta por la invisibilización, el retroceso de derechos conquistados y la censura de la cultura. En definitiva, un modelo en blanco y negro, caduco y que recuerda a tiempos a los que la mayoría social no quiere volver. Enfrente se encuentra un modelo que apuesta por el avance de derechos, que entiende la diversidad sexual y de género como una forma más de la diversidad humana. Un modelo que construye y conquista nuevos derechos. Un modelo político que trabaja para que ninguna persona sufra discriminación en ninguna área de su vida por su orientación sexual o su identidad de género. En definitiva, un modelo que mira hacia delante, que avanza y que apuesta por el valor humano que tiene la diversidad.

Por lo tanto, sí: a quién votas importa, y mucho.

El autor es secretario LGTBI PSN-PSOE