Israel
Tenía razón André Gide cuando afirmaba: “todo está ya dicho, pero, como nadie atiende, hay que repetirlo todo cada mañana”. Obedezco al maestro.
El Estado de Israel nace en 1948 tras el abandono británico de Palestina y el reparto del territorio entre judíos y palestinos, con Jerusalén como ciudad internacional. Un millón de palestinos tuvieron que dejar sus tierras, causa por la cual se abrió una herida que nunca cicatrizó.
En las décadas siguientes, los conflictos entre Israel y sus vecinos árabes, que se posicionaron a favor de los palestinos fueron constantes, nadie cedía y el único argumento eran las armas.
En el año 1964, Israel inició la guerra del agua en el Jordán, a la que Siria y Jordania respondieron desviando el cauce del río y creando la Organización para la Liberación de Palestina. Las escaramuzas fronterizas eran la norma, pero el envío de refuerzos egipcios al Sinaí lo desató todo. Israel se jugó su última carta. Lanzó sus aviones contra Egipto y destruyó su fuerza aérea. La falta de coordinación árabe impidió que Jordania y Siria atacasen. La ONU decretó un alto al fuego que los israelíes desoyeron, y aprovecharon la coyuntura para arrebatar Cisjordania y Jerusalén Este a Jordania y los Altos del Golán, a Siria. Salvo Israel, todos perdieron en esa guerra, sobre todo, los palestinos. Cientos de miles huyeron a los campos de refugiados. Israel pasó de ser el David acorralado al Goliat amenazante.
Más tarde, vendrían los atentados del septiembre negro, las guerras del Líbano y del Golfo, las intifadas… Desde entonces, el objetivo de Israel ha sido acabar con la resistencia del pueblo palestino.
La acción de Hamas el 7 de octubre es la excusa perfecta para ocupar todo el territorio palestino. Pero está claro que esto no empieza en esa fecha como algunos ignoran y nos quieren hacer creer. Durante 15 años atrás. Los intentos palestinos de activar la Corte Penal Internacional para investigar crímenes de guerra cometidos en la llamada Operación Plomo Fundido de 2008 que dejó más de 1.400 gazatíes muertos, los asentamientos ilegales, el apartheid y otras violaciones han sido intimidadas por Israel para que no se lleven a cabo con el apoyo implícito de EEUU.
Contemplar en vivo y en directo la matanza sistemática, programada inmisericorde de niños, mujeres y ancianos palestinos de Gaza a cargo del ejército de Israel guiados por el diabólico Netanyahu con el argumento del derecho a defenderse es deplorable.
No hay ningún legítimo derecho a la defensa que mate a miles de niños, a bombardear escuelas, hospitales, a cientos de personas mientras caminan por carreteras de un lugar a otro. A no dejar entrar comida y matar de hambre a la población. En definitiva, no hay ningún sitio seguro en Gaza. Mientras, la comunidad internacional mira para otro lado.