Desde que Hamás estalló el último conflicto en la Franja de Gaza, Israel lo ha convertido en genocidio. Una de las consecuencias trágicas ha sido el asesinato de 237 periodistas por el ejército hebreo. Los últimos seis, el domingo 10 de agosto. Tampoco es para olvidar que no se ha permitido el acceso a la prensa internacional durante 22 meses. 

Uno de los seis asesinados era Anas Jamal al-Sharif, un periodista de 28 años. Nacido en un campo de refugiados en el norte de Gaza, Sharif destacó informando en la cadena Al Jazeera, uno de los pocos medios internacionales que cuenta con reporteros locales en la Franja. Atesoraba un Premio Pulitzer, el galardón más prestigioso de periodismo del mundo. Veía la muerte muy cerca, y eso le impulsó a escribir un impresionante testimonio que no ha tenido la repercusión que se merece.

Abro comillas: Esta es mi voluntad y mi último mensaje. Si estas palabras llegan a ustedes, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz. En primer lugar, que la paz sea con ustedes y la misericordia y las bendiciones de Alá (Dios). Alá sabe que dediqué todos mis esfuerzos y toda mi fuerza a ser un apoyo y una voz para mi pueblo, desde que abrí los ojos a la vida en los callejones y calles del campo de refugiados de Jabalia. Mi esperanza era que Alá prolongara mi vida para poder regresar con mi familia y mis seres queridos a nuestra ciudad natal, la ocupada Asqalan (Al Majdal). Pero la voluntad de Alá fue la primera, y su decreto es definitivo.

He vivido el dolor en todos sus detalles, he probado el sufrimiento y la pérdida muchas veces, pero nunca dudé en transmitir la verdad tal como es, sin distorsiones ni falsificaciones, para que Alá sea testigo contra aquellos que permanecieron en silencio, aquellos que aceptaron nuestro asesinato, aquellos que nos ahogaron y cuyos corazones no se conmovieron ante los restos dispersos de nuestros niños y mujeres, sin hacer nada para detener la masacre que nuestro pueblo ha sufrido durante más de un año y medio. Les confío Palestina, la joya de la corona del mundo musulmán, el latido del corazón de toda persona libre en este mundo.

Les confío a su pueblo, a sus niños inocentes y agraviados que nunca tuvieron tiempo de soñar o de vivir en seguridad y paz. Sus cuerpos puros fueron aplastados bajo miles de toneladas de bombas y misiles israelíes, destrozados y esparcidos por las paredes. Les suplico que no dejen que las cadenas, los silencien, ni que las fronteras los restrinjan. Sean puentes hacia la liberación de la tierra y su pueblo, hasta que el sol de la dignidad y la libertad se eleven sobre nuestra patria robada.

Les confío el cuidado de mi familia. Les confío a mi amada hija Sham, la luz de mis ojos, a quien nunca tuve la oportunidad de ver crecer como había soñado. Les confío a mi querido hijo Salah, a quien deseaba apoyar y acompañar a lo largo de su vida hasta que fuera lo suficientemente fuerte como para llevar mi carga y continuar la misión. Les confío a mi querida madre, cuyas benditas oraciones me llevaron hasta donde estoy, cuyas súplicas fueron mi fortaleza y cuya luz guio mi camino. Rezo para que Alá le conceda fuerzas y la recompense en mi nombre con la mejor de las recompensas. También les confío a mi compañera de toda la vida, mi amada esposa, Umm Salah (Bayan), de quien la guerra me separó durante muchos largos días y meses. Sin embargo, ella permaneció fiel a nuestro vínculo, firme como el tronco de un olivo que no se dobla, paciente, confiando en Alá y asumiendo la responsabilidad en mi ausencia con toda su fuerza y fe.

Les insto a que las apoyen, a que sean su apoyo después de Alá Todopoderoso. Si muero, muero firme en mis principios. Testifico ante Alá que estoy contento con su decreto, seguro de encontrarme con Él y convencido de que lo que hay con Alá es mejor y eterno. Oh, Alá, acéptame entre los mártires, perdona mis pecados pasados y futuros, y haz que mi sangre sea una luz que ilumine el camino de la libertad para mi pueblo y mi familia. Perdóname si he fallado y reza por mí con misericordia, pues mantuve mi promesa y nunca la cambié ni traicioné.

No olviden Gaza… Y no me olviden en sus sinceras oraciones por el perdón y la aceptación. Anas Jamal Al-Sharif, 6 de abril de 2025. Cierro comillas.

Desde noviembre pasado, Sharif estaba amenazado por militares israelíes que lo acusaban de ser militante de Hamás, afiliación que fue negada por el periodista y por la cadena Al Jazeera. La carta no parece escrita por un terrorista. Aún así, algún medio de comunicación de Madrid ha señalado tras el asesinato que “podía ser un terrorista de Hamás”, dejando en el aire la certeza. ¿Y los otros cinco asesinados con él? Juzguen ustedes tras la lectura de la carta que, a mi parecer, ayuda a reconciliarnos con el ser humano. Y nuestro deber es divulgarla y repetir su mensaje hasta quedarnos roncos, como ha señalado la periodista Iranzu Calvo en estas mismas páginas.