No todos los días se tiene el privilegio de recibir a una figura como Ignacio Rivera, presidente del Instituto de la Empresa Familiar y de la Corporación Hijos de Rivera, conocida por marcas como Estrella Galicia. Esta semana, en Adefan, tuvimos la suerte y la responsabilidad de acogerlo.
Fue una visita breve, pero intensa. De esas que dejan huella. Una experiencia cargada de ideas, emociones y humanidad. Porque cuando se habla de empresa familiar con pasión, el mensaje llega aún más lejos.
La tarde del lunes vivimos uno de esos momentos que no se olvidan: la grabación de un videopodcast con nuestro Fórum de Jóvenes. Una conversación auténtica, sin filtros, cargada de sentido. Un homenaje a la libertad de elegir, a emprender con propósito y a entender el lugar que ocupan los jóvenes en el presente y futuro de nuestro tejido empresarial. Una invitación a tomar conciencia de nuestra capacidad de impactar y transformar la realidad que vivimos, desde nuestro proyecto, nuestra empresa o nuestro rol. Y, empezar a construir, desde hoy, la sociedad de mañana.
Ignacio lo expresó con claridad: equivocarse no es un error, es parte del camino. Lo importante es intentarlo, aprender, asumir riesgos con cabeza y sin miedo. Y no es sólo un discurso: él mismo lo ha vivido. En apenas dos décadas, ha pasado de liderar una empresa de 30 millones de ingresos, a convertirla en una organización que supera los 1.000 millones. Pero lo que de verdad impresiona no es la cifra, sino el cómo: sin perder la esencia, sin renunciar a los valores, apostando por las personas y con una visión clara de largo plazo.
Ya el martes por la mañana, compartimos una conversación rica y diversa, abordando desafíos que nos interpelan a todos: el crecimiento sostenible, la internacionalización y, por supuesto, el relevo generacional. Hablamos del papel del talento joven, de nuevas formas de liderazgo, de visiones frescas, fundamentales para construir un legado sólido y duradero. Un legado que combine ética y competitividad, pensamiento crítico y modernidad, tradición e innovación. Porque solo desde esa mezcla podemos construir empresas con alma y con futuro.
En ese encuentro volvió a destacar lo que define a Ignacio Rivera: su capacidad de sumar, de conectar, de ver el largo plazo con optimismo. Su forma de entender la empresa familiar como un actor clave en la construcción de una sociedad mejor, más cohesionada, más humana.
Y no solo lo dice. Lo practica. Con hechos. Con escucha activa. Con una actitud profundamente conciliadora. Su presencia nos recordó que el futuro se construye desde la cooperación, la responsabilidad compartida y la conciencia de que todos: empresas, instituciones y sociedad civil, tenemos un papel que desempeñar y debemos hacerlo desde la ética y la responsabilidad.
Para nosotros, en Adefan, su visita fue un honor y una inspiración. Nos deja aprendizajes, ideas, caminos por recorrer y, sobre todo, una certeza: la empresa familiar no es solo un modelo de negocio, es un agente de transformación. Capaz de generar impacto real, duradero y positivo en la sociedad que queremos habitar.
Seguiremos trabajando desde ahí. Con compromiso. Con orgullo. Y con la convicción de que lo que hacemos, si lo hacemos juntos y con propósito, merece la pena.
El autor es presidente del Fórum de Jóvenes de Adefan