La valoración de las necesidades de apoyo
Los modelos de atención dirigidos a personas que requieren cuidados y actividades para fomentar su autonomía y participación proponen la atención integral centrada en la persona, lo que llamaríamos un traje a medida. Surge entonces la pregunta ¿cómo me gustaría que me atendieran si yo tuviera discapacidad? ¿o si entro en una situación de dependencia? A la mayoría nos gustaría una atención personalizada, individualizada, conforme a nuestra cultura, costumbres, teniendo en cuenta nuestro entorno, familia, amigos, además de nuestra situación de salud, tanto física como emocional, y considerando también nuestros recursos personales, económicos y sociales. Esta formulación que es bastante general se ha de concretar en cada persona, pero ¿cómo sabemos que lo estamos haciendo bien? ¿con la evaluación que nos haga la persona? ¿con sus muestras de gratitud?
No es posible confeccionar un traje a medida sin tomar bien las medidas. Podremos elegir el tejido, el color, la hechura, pero la clave son las medidas y, sobre todo, los gustos y necesidades de la persona a la que atendemos.
El reto hoy es diseñar programas y servicios que permitan, de forma profesional, facilitar a quien tiene que aplicar las medidas de apoyo toda la información relevante sobre la persona: sus características, dificultades, habilidades, calidad de vida, proyecto de futuro y las circunstancias más importantes de su historia de vida. Se ha de considerar el entorno familiar de apoyo, los entornos profesionales disponibles y las opciones de cuidado o estimulación más adecuadas. Todo ello mediatizado por los deseos y aspiraciones de cada persona.
A lo largo de la vida necesitamos o vamos a necesitar apoyos para fomentar la autonomía, autodeterminación y calidad de vida.
Cuando las personas tienen discapacidad, estos apoyos dejan de ser simplemente deseables y se convierten en un derecho fundamental para garantizar su plena realización y ciudadanía.
El modelo de atención integral centrado en la persona está ampliamente consensuado como la referencia teórica en el ámbito de los cuidados y la atención a las personas más vulnerables. El consenso teórico es importante. Ahora corresponde desarrollar herramientas y estrategias para que la teoría se pueda aplicar a los casos reales y se pueda demostrar así, en la práctica, que el modelo es viable y conveniente.
Existen experiencias concretas, en entidades sociales que aplican programas de valoración globales de las necesidades de apoyo. Con un buen desarrollo y éxito en su aplicación. Sólo falta el apoyo público en la financiación de estos programas necesario para garantizar el acceso universal.
Las personas con discapacidad tienen derecho a contar con un plan personal de apoyos, que sirva como hoja de ruta para que todos los recursos y profesionales que van a intervenir lo hagan de acuerdo con ese plan director. De lo contrario, la dispersión de recursos y la falta de coordinación restan eficiencia a la intervención.
Es un reto social de primer orden garantizar, los apoyos necesarios, no más, y mantenerlos el tiempo suficiente para que la persona a la que atendemos mejore, se desarrolle personalmente y pueda participar en la comunidad en la que vive.
Realizar valoraciones profesionales de las necesidades, igual que un buen sastre confecciona un traje a medida, es una inversión que redundará en programas más realistas, adaptados a cada persona y favoreciendo la satisfacción con los apoyos que se reciben y la calidad de vida de quien los recibe.
La autora es presidenta de A Tu Lado Zurekin