#MeTooCiclista, apoyo a Eneko
Extraigo este texto de mi perfil en Facebook, después de leer la carta de este empleado de reparto en bici, leída en vuestro periódico el 28 de octubre de 2025.
Hace más de 8 años ya os dije (lectores de mi perfil de Facebook) que los carriles bici, tal como estaban siendo construidos en Pamplona, no eran para dar seguridad a los ciclistas, sino para retirarlos de las vías de la circulación a motor. Mi opinión era (y es) que basta con limitar a 25 km/h la circulación de los coches por la ciudad, y que todos compartamos el espacio.
En realidad, si vais con un cronómetro en la mano, las principales vías de Pamplona se hace (en coche) a una media de 20 km/h, porque la regulación semafórica está diseñada para no andar más que dos o tres tramos semáforos de seguido. Así que la gente conduce durante 25 segundos a 70 km/h, provocando graves peligros y problemas, y espera durante 40-75 segundos (dependiendo del semáforo del que se trate).
Un día me tomaré la molestia de cronometrar la avenida de Sancho el Fuerte, regulada por no recuerdo si 7 u 8 semáforos. No la puedes hacer entera en coche sin pararte, al menos, dos veces. Yo la hago en bici, y me adelantan como locos, para volver a encontrarnos en el semáforo. La calle Paulino Caballero no tiene semáforos; tiene pasos de cebra, paradas de bus, doble fila, fila de aparcamientos.
Los coches tardan más o menos un 70% más en transitarla que una bici, eso sí, a base de acelerones y pitidos, porque quieren ir a 40 km/h por un lugar en el que cada 20 metros hay una intersección y un paso de cebra, y, además, es zona comercial, con sus vehículos que entran y salen de la zona de carga y descarga, dobles filas, etcétera. Pero eso sí, nos pitan a los ciclistas que vamos a lo nuestro sin molestar a nadie.
Así, ya en la época de la señora Barcina se diseñaron unos carriles bici que extrajeron los ciclistas del tráfico rodado clásico, lo cual equivale a culpar al tráfico ciclista de los problemas de convivencia en la circulación; unos carriles que tienen un trazado horroroso, con giros extraños en cada intersección, que se cruzan con los accesos de vehículos desde los aparcamientos y se cruzan con las intersecciones de calles y son en esos puntos ocupados por los automóviles que lo quieren (legítimamente) cruzar. Carriles que son ocupados por aliens (ya puestos, nos reímos un poco), como gente con el carro de la compra, sillas de ruedas eléctricas, sillas de ruedas sin motor, y con amigo peatón al lado, e, incluso, gente mayor con el andador, silletas infantiles (porque, a ver, el piso es mucho más confortable que una acera estropeada, y así el nene no se me despierta); por lo visto es un “carril rueda” (¿comentamos lo de la gente que hace running por el carril bici?, bah, no, que igual parece exagerado). Y, por supuesto, el grupo familiar de niños padre/madre que circula en “estilo enjambre”, 4 ó 5 individuos en bici haciendo una especie de nube que ocupa todo el espacio de los dos sentidos. O los dos amiguetes que van en paralelo, hablando de lo suyo.
El carril bici de la Cuesta de Beloso, que tanto dinero ha costado, se podría haber hecho gratis: había tres carriles de subida, conviértase el de la derecha en carril exclusivo para bicis, quedan dos más (como ahora), reduzcan a 35 km/h el límite de velocidad y dejen a los peatones en la acera. Y para bajar... pues como siempre, por el carril de los coches, que una bici ya va a 50 km/h bajando, no molestamos a nadie.
Yo tengo suerte de que ya llevo años en esto de la bici urbana, y circulo como si nadie me viera, reduzco donde no tengo obligación por si no me han visto y, no lo negaré, en determinados lugares uso el carril bici, porque tampoco voy a ir por ahí jugando a la ruleta rusa.
La solución es decir no al coche; impedir la circulación por donde se deba impedir. A mí me molestará como al que más: tengo mis recorridos ya impresos en la sangre desde hace 30 años y tendría que aprender a ir por otro sitio o coger el bus. Pues venga, si tiene que ser, que sea, pero que no me obliguen a usar unos carriles bici que no me protegen, sino que me ponen en peligro.
Supongo que todos recordaréis mi encuentro con la Guardia Civil en la calle Abejeras, con multa de 100€ incluida, en la que me multaron por cumplir escrupulosamente la normativa de tráfico, como se demostró posteriormente por la resolución recibida de la Policía Municipal de Pamplona en la que me confirmaron que, efectivamente, en ese tramo hay que circular tal como yo lo hago, siguiendo la normativa legal. También recordaréis la agresión sufrida de un taxista por recriminarle que me gritara desde la ventana para que yo circulase por un carril bici inexistente (calle Ermitagaña), cuando yo estaba cumpliendo el código de seguridad vial al 100% (no como él, reduciendo la velocidad en el carril izquierdo a 20km/h, gritando desde el coche al ocupante del otro carril), hasta que me esperó en la siguiente rotonda, y trató de tirarme al suelo.
Numerosos acosos de la Policía Foral subiendo la carrertera de Sarriguren para ir a trabajar, con mi casco, mi peto amarillo, cumpliendo la normativa de movilidad del Ayuntamiento de Pamplona. Les molesta lo nuevo, les preocupan los cambios, porque saben manejar a personas enfadadas por el tráfico, pero no saben qué hacer con el enfado de personas a las que no permiten coger el coche.
Pero no van a cerrar las calles al coche, cuando el Ayuntamiento de Pamplona tiene como gran negocio el de los parkings subterráneos del centro. No es que sean el gran negocio, pero hay que pagar la obra todavía; ya lo dije antes y lo digo ahora: que los vendan a los vecinos a buen precio, y tendrán solucionado el aparcamiento vecinal, y el problema de la zona azul. Y los demás, a coger la villavesa (ese será otro problema a solucionar,claro; pero tal vez, si no podemos ir en coche y vamos en bus, el transporte público de Pamplona empiece a dar dinero).
Pues eso, amigos ciclistas; el truco consiste en saberse la normativa, tener mucho cuidado (casco, luces, chaleco reflectante), dar por hecho que estás rodeado de enemigos que no te ven o hacen como si no te vieran, y, de vez en cuando, dar tu brazo a torcer y usar los “carriles de ruedas”, pero ojo, con cuidado, que los construye el diablo (en este caso, diablo=alguien que dejó de ir en bici con 13 años, y ahora tiene 60). Bueno, esto último me lo pueden discutir seguramente, pero es una licencia artística.