Terrible, Sandra, que decidieras marchar tan pronto de la vida. El precio que has pagado nos obliga a aprender todo, todo, para que no se vuelva a repetir. Sería demasiado caro el precio pagado, tu vida, si no sirviera para aprender a pararlo.
El protocolo de acoso no se activó. Un error grave que todos denunciamos sin paliativos. ¿Por qué no se activó? Habrá responsabilidades individuales que se deben depurar, indudablemente. Ya está, me quedo tranquilo: alguna persona lo ha hecho rematadamente mal.
Un momento, ¿cuántas familias no han resuelto el acoso cambiando de cole silenciosamente, saliendo de puntillas del centro? He escuchado muchas veces cómo se ha adoptado esta marcha por la puerta de atrás. Y en el centro no ha pasado nada, y en el aula no ha cambiado nada. Y la conducta mafiosa ha quedado impune. El acosado cumple un rol en un aula que está contaminada por un modelo de maltrato. Si no se descontamina aparecerán sustitutos más o menos discretos de ese rol de acosado. Un alumno que cambia de centro es una alarma para ese grupo: acosadores, testigos silenciosos, profes silenciosos, que no se quieren enterar, que “no es mi tarea”. El acoso es la punta del iceberg.
¡Vaya! es un poco más complicado. El caso es que esto me recuerda lo que ha costado tomar conciencia del problema y pasar a construir un protocolo de actuación. Y, tirando de las cerezas en la cesta, me sale la de los abusos sexuales. Costó y cuesta que los profesores se responsabilicen de los indicadores de incesto en los niños, de las sospechas de conductas inadecuadas de otros profesores. Los abusos sufridos a los diez años que se denuncian ahora, cincuenta o sesenta años después, pudieron haber sido detectados y confrontados hace muchas décadas por otros profesores. Pongamos el caso del colegio del Puy de Estella, para no salir de mi pueblo. Conspiraciones de silencio.
Sí, hay una enorme resistencia en los profesores y en el claustro de profesores a responsabilizarse de lo que está pasando y denunciarlo. Esas dinámicas, esas culturas, esos climas de los centros educativos son responsables también de esas muertes. Fuenteovejuna: “todos a una”. Me vuelvo a quedar tranquilo diciendo esto. No debiera haber hecho más; cometí el error de acudir a las fuentes y hablar con un profesor en activo.
Me espeta: “los profesores tenemos primero que sobrevivir”. Que están saturados, cargados de burocracia y a falta de condiciones emocionales para hacer lo que tienen que hacer. Que han perdido el respeto y autoridad que tenían. Por un lado, temen a las familias y, por otro, carecen del respaldo de los estamentos educativos. Los padres, que antes a un castigo del profe añadían otro en casa, han pasado a ir al centro a pedir cuentas acerca del por qué se ha castigado a su niño. ¿Entonces qué hacemos? ¡Qué incómodo este nudo gordiano! ¡Tiene que haber una espada de Damocles que lo desate de un tajo! ¡Yo opto por...!
Un poco más despacio. Yo opto por... tolerar la incomodidad, la confusión de lo complejo, la pequeñez de lo que podemos hacer. Si no pudiera soportarlo, me haría ultra, negacionista, conspiranoico o cualquier otra salida a la confusión y la impotencia. Y leería sólo a los míos. Como me gusta subir cuestas, he decidido tratar de empatizar con las vidas de los que acaban diciendo que la tierra es plana, o que la vacuna tiene un chip. Esconden la confusión que siento ante la prevención de otras Sandras. Yo, sintiéndola, lucho contra la jodida polarización. Podemos hacer algo dentro de nosotros para parar ese espectáculo penoso.
“¿Donde te has ido?” dirás. Súi, vamos a lo concreto pongamos unos granitos de arena para construir la muralla que Sandra necesitó:
-Existe la asignatura de Educación en Valores. Hagámosla no una maría blanda que los chavales no se creen y démosle en contenido potente mas allá de moralinas simples, con garra actual.
-Si la maldad es contagiosa, la bondad también. Evaluemos el clima de clase: hay herramientas. Manejemos las dinámicas grupales del aula: hay herramientas. Lo grupal es fundamental en la adolescencia.
Seguro que eres profesora, madre de cole o apyma, abuelo de niño en el cole, inspector de centro, bedel que mira el recreo, tía o amigo de profes.
¿Ya tienes tu granito?: te doy ideas.
El autor es psiquiatra, padre, amigo y familiar de profesores