Josu Domínguez será, salvo giro inesperado, el maquinista del tren de la bruja de Osasuna la temporada que viene. El equipo llega después de rozar el sueño a Liga F al caer ante el Espanyol en la final del play off de ascenso, una meta para que la que todas las partes de la entidad deben dar un paso al frente esta temporada.

Han pasado unos días después de la derrota en Barcelona. ¿Cómo están?

–Bien, con ganas. Hemos pasado ese duelo que se vive del después. Estamos con ganas de retomar todo otra vez, de ilusionarte de nuevo, aunque la ilusión nunca la pierdes. Con ese punto de ver fichajes, plantilla y equipo para seguir creciendo. Que eche el balón a rodar otra vez.

¿Qué balance hace del curso?

–Buenísimo. Para mí, sobresaliente alto. La temporada ha sido buenísima porque es verdad que podría ser de transición, que no nos gusta decirlo así, pero bueno, podría ser un año sin más, porque es verdad que había muchos cambios y todos los cambios cuestan y al final la temporada nos ha salido súper bonita. Es verdad que se nos ha quedado en ese último partido un sabor agridulce, pero una temporada no la puedes resumir a un partido. Si hubiésemos ascendido hubiese sido el colofón, pero la temporada ha sido espectacular porque el equipo ha competido súper bien, la segunda vuelta ha sido casi impoluta y luego a todos los niveles. La gestión de vestuario del día a día ha sido súper gratificante, súper rico... Lo único, la penica de que no has ascendido.

¿Se arrepiente de alguna decisión?

–Sí y no. Estos días le das mil vueltas a la cabeza sobre el postpartido: ‘Y si hubiésemos hecho así’, ‘si hubiese guardado más o menos’, ‘si este cambio lo hubiese hecho de esta otra manera’... También del prepartido, porque al final queríamos darle muchísima normalidad y naturalidad al momento pero le das vueltas. ‘Y si igual no había que haberlo tratado tan así’... No era un partido normal, era el partido de nuestras vidas. Le das vueltas, pero aprendes para otra vez.

“Dejamos a mucha gente pendiente de la televisión porque creíamos que este era el año”

¿Qué aprendizaje se lleva? 

–Un aprendizaje rico mío interno, y creo que del resto del cuerpo técnico también. Nuestro gran miedo era el estar en una plantilla semiprofesional, ver cómo podía responder. Sí que es verdad que al principio te generaba muchas dudas nuestra manera de gestionar, porque tenemos una manera de gestión un poco más cercana, no tan fría como puede ser una gestión profesional. Nosotros creemos mucho en las relaciones personales, en el interactuar muchísimo con las personas. Nos daba un poco de miedo cómo podía entender eso un vestuario que está acostumbrado más a la frialdad, pero a los hechos nos remitimos y está claro que ha funcionado y muy bien. Creo que ha sido la clave el interrelacionar tan bien, el encajar tan bien fuera, que ha hecho que al final el verde funcione a la perfección.

¿Ha vuelto a ver resúmenes o fotos del partido ante el Espanyol?

–Es un partido más. Es verdad que al final hago mucho los símiles con aquel partido de Copa que sí que fue muy parecido y yo aquel día sí que me llevé mucho disgusto. Lo pasé peor el postpartido de aquella final de Copa de la Reina porque es verdad que yo creo que las diferencias eran más grandes. Lagunak es un equipo humilde, es verdad que era la élite en Navarra de fútbol femenino, y a nivel estructural o de masa social no tiene nada que ver con lo que he vivido este año en Osasuna. Creo que Osasuna tiene una gran herramienta para explotar, y si la explota ahí podemos tener Osasuna Femenino para, no sé si triunfar o no, pero para disfrutar muchísimo.

¿A qué se refiere?

–Osasuna es mucho más que su equipo masculino. Osasuna es lo que lo que une a todos los navarros: del norte, del sur, de la Ribera, de la montaña... somos Osasuna y vamos súper orgullosos con el escudo, y el ser de Osasuna tiene una base tan fuerte, algo tan grande, que podemos sacar mucho jugo a todo eso. Al final nos identificamos con el División de Honor, el Infantil, el Cadete… y eso es muchísimo. Hay veces que, desde la distancia, el Athletic te da envidia sana porque todo lo que es Athletic funciona y se vuelven locos. Creo que en Osasuna tenemos que aprovecharnos de todo eso. Es verdad que Osasuna es un equipo muy social, muy cercano, muy del pueblo, y ahí entra también el Femenino.

“El año de transición era una estrategia para quitar ese lastre de la temporada anterior”

¿Le ha sorprendido la gente que se ha animado a seguir al equipo en el play off?

–Ha sido un sorpresón a todos los niveles. Ha sido en el día a día ‘Pele, mele y cascamele’ y lo del tramo final lo han generado ellas. Antes de pedir, vamos a generar tanto ruido para que no haya que pedir. La gente ha bajado porque ha querido. Hemos generado un montón de cosas para que la gente se motivara, dejamos mucha gente pendiente de la televisión porque no podía ir a Barcelona. Todos creíamos que este era el año.

¿Ha hecho el equipo el ruido suficiente para tener ese seguimiento desde el inicio el próximo curso?

–Sí, creo que sí se han hecho muchas cosas para ello. ¿Que tenemos que seguir creciendo para que esto vaya a más? Por supuesto, pero hemos hecho todo lo que está en nuestra mano para que todo se dé. Al final, las futbolistas se han esforzado, el club ha puesto todos los medios habidos y por haber. Buscábamos la tranquilidad de hacer lo de siempre y lo de El Sadar fue un colofón. ¿Que hubiésemos jugado mejor en Tajonar? Pues a lo mejor, pero ellas se lo merecen y era inviable meter a tanta gente. 

¿En qué momento la temporada deja de ser un año de transición?

–El año de transición era una estrategia del cuerpo técnico para quitar esa mochila. Sabíamos que había un lastre de la temporada anterior muy grande con ese doble disgusto de no conseguir el ascenso directo y de caer a las primeras de cambio en el play off. Sabíamos que ese año se habían generado muchas expectativas con el ascenso y para nosotros era muy clave limpiar eso. Empezamos equipo nuevo y de ahí lo de transición, pero lo dejamos cuando ellas me dicen ‘Josu, ya vale. Estamos aquí porque mínimo queremos jugar play off’. Es verdad que tuvimos una crisis interna con las obras de Tajonar, que jugamos en hierba artificial y tuvimos un bache. Fue un punto de inflexión para agarrar el toro por los cuernos y poco a poco le dimos la vuelta.

“El fútbol femenino está evolucionando muchísimo y Osasuna tiene que subir a ese carro si quiere seguir”

Si tuviera que definir a su plantilla con una palabra sería...

–Guerreras. Gladiadoras.

¿Qué ha tenido este vestuario de especial?

–Le hemos dado mucha importancia al cuidarnos, no al aspecto físico, porque ellas lo hacen de manera profesional, sino a hacerlo como equipo. Un equipo no deja de ser una familia profesional, y yo les ponía los símiles de mi familia. Mi mujer me riñe mucho, porque tiene mucho carácter, mis hijos uno es súper cuadriculado y el otro es un poco zarrapastrosillo, pero los quiero por igual. Aquí es lo mismo. Unas tienen más carácter, tienes gente más despistada, en su mundo, gente más arisca, más dicharachera... y nos tenemos que preocupar, respetar, cuidar… y esa es la clave. Hemos sembrado bien para recoger todo lo que hemos creado. Ha habido una conexión espectacular. Pocas veces estaba tan convencido como este del ascenso porque la cohesión que ha habido en este vestuario no la recuerdo en ninguno.

Es clave que jugadoras menos habituales como, por ejemplo, Silvia Pérez sientan esa unión de grupo

–Y cómo entrenan, además, esas jugadoras que apenas tienen minutos. Silvia, Vicky, Larumbe… o Miri, que le ha tocado bailar con la más fea. Silvia en muy rara ocasión te pone una mala cara, y digo en muy rara ocasión porque es normal que a veces haya ciertos comentarios, pero ha sido clave que hayan antepuesto el grupo por encima de su persona.

“Tenemos una muy buena base de casa, somos Osasuna y tenemos claro cuál es nuestro ADN”

¿Eso cómo se gestiona?

–No lo sé. Intentando hablar mucho, ser claro y no pisar ningún charco, que los he pisado, y cuando los he pisado, hay que pedir perdón. Es difícil como entrenador porque no sabes si acercarte, si no acercarte, dejar las cosas pasar, hablarlas o no… no sabes cómo lo pueden entender. Es más mérito de ellas que nuestro, porque son las que tienen una manera de ser que lo han sabido llevar. Y es verdad que nosotros, con las compañeras que se iban al lado oscuro, como decimos, las hemos intentado reconducir. Si no juegas, pero tu actitud y tu trabajo es bueno y sumas al grupo, tarde o temprano entras, porque esto vuelve. Nadie se tira piedras sobre su tejado, pero si rindes peor, te ofuscas… así te cierras la puerta. Cuando la actitud era buena, hemos intentado hacerles ver que aportaban al grupo. Además estaban pendientes del grupo. Es súper generoso por su parte.

¿Le ha sorprendido la evolución de alguna jugadora?

–Sobre todo la gente joven. Se ha hablado de Valero, Azpi… pero en realidad las jóvenes: Valero, Azpi, Guallar, Elena... Al final, esa gente joven es la que te ha sorprendido, además de rendimientos muy buenos de la temporada, como Carmen o Iara. Con el tema de la gestión del grupo, me quedo con las capitanas. 

Guallar, una de las notas positivas, ha ocupado ese puesto de Maitane Vilariño, que iba a dejar el equipo...

–Es una apuesta que se había hecho por la cantera. Es verdad que Ainhoa, a nivel de números, sus cifras dan miedo para bien. Las pruebas físicas muestran unos parámetros enormes. Se tiene que centrar, porque es joven, pero esa apuesta ha acabado bien. Es una jugadora joven y le bromeábamos si quería ser el dorsal 26 o un número más bajo. Ella recapacita y ha mejora su rendimiento. 

En ese lado oscuro del que ha hablado, ¿le daba miedo que, sabiendo que Vilariño iba a salir, restara al grupo?

–Sí, pero no ha sido así. Es verdad que le ha tocado lo difícil. Pasas de jugar a no jugar, que hay un entrenador que no cuenta o no apuesta por ti, que va por otro lado. Había un arma de doble filo, pero ha sido una profesional en ese sentido. En el día a día ha sumado un montón, no le ha tocado disfrutar de minutos en la competición, pero creo que ha sabido aprovechar la temporada.

No es oficial pero ¿hay maquinista para el tren de la bruja?

–Creo que sí. Todo lo que hemos ido hablando estos días, indica que vamos en la misma dirección y vamos en buena sintonía tanto dirección deportiva como staff. Esto es fútbol, también, hay gente que se mueve mejor que tú. Hasta que no se comunique, hay que ser prudentes.

Es la cara visible de su staff. ¿Qué valor ha tenido para usted?

–Muchísimo. Ahí había una adaptación grande porque Ekaitz y yo, que somos segundo y primer entrenador, veníamos de un mundo amateur en el que estamos acostumbrados a entrenar solos. Ha habido un aprendizaje sobre la marcha, hemos tenido momentos que se nos han hecho bola y ahí sí que tenía el miedo de ver qué hago con diez personas. Si tenía que llevar los balones, o el bolso de la ropa, lo iba a seguir haciendo. Venimos del barro y en el barro vamos a seguir. Hemos marcado rutinas y ha ido todo muy rodado. Lo ideal, si continuamos, sería que continuáramos todos.

¿Por dónde pasan las aspiraciones del equipo el próximo curso? Instintivamente hace pensar en un séptimo intento de pelear el ascenso…

–Sí, un séptimo intento que esperemos que sea el definitivo. Ya no vale el mensaje de transición, es un año de no equivocarnos, no confundirnos e ir sumando puntos desde el principio para no caer en tierra de nadie, pero tiene que ser un año, y a mí me parece y hablo desde mi ignorancia, de dar un paso al frente en todos los niveles. Si algo tiene esta final es que nos puso en nuestro sitio. Competimos muy bien, pero a la hora de la verdad te dan un tortazo de realidad, porque tenemos nuestras limitaciones. Es momento de dar un paso al frente. Nos dimos cuenta todos que sin futbolistas que te marquen la diferencia no llegas. Tenemos un muy buen bloque, eso es verdad, pero no tenemos una delantera, como Chamorro, que te marque doce goles. Creo que es, quizás, el punto de inflexión que nos falta. Igual hablo y digo cosas que no me conciernen, que no soy quien lo planifica, pero cuando volvíamos de Barcelona nos dimos cuenta de que el fútbol femenino está evolucionando muchísimo, y Osasuna tiene que subir a ese carro si quiere estar.

“Todos los pasos que ha ido dando Osasuna los ha hecho con prudencia y eso le ha dado estabilidad”

Eso pasa, por ejemplo, ¿por un mayor respaldo del club?

–No sé si respaldo, o apuesta, pero sí. Nos hemos dado cuenta todos y la ventaja en el fútbol femenino es que con poco haces mucho. Todos hemos visto qué hace falta, y cuando digo todos, es todos, y tenemos que acertar con lo que fichamos. Tenemos una muy buena base de casa, somos Osasuna y tenemos claro cuál es nuestro ADN y cuál es nuestra genética, pero las cuatro futbolistas que traigamos nos tienen que marcar diferencias. Tenemos que tener cuatro ‘Budimir’ que marquen la diferencia.

Sobre ese núcleo de jugadoras de casa ha existido un debate recientemente. ¿Es fruto del buen trabajo de Tajonar, o es a causa de una ambición desmedida, como algún aficionado señala?

–Eso es según lo mires. Yo sí que estoy muy convencido en lo que pienso, y en eso vamos muy de la mano con Mai Garde. Vamos en sintonía y pensamos en que Osasuna no puede volverse loco y traer, porque podemos, porque esto es don dinero y el día que en vez de 1 se metan 5, 25 jugadoras. Eso es perder la esencia de lo que es Osasuna. No lo hacemos en el masculino, tampoco lo vamos a hacer en el femenino. Y eso, además, no te garantiza el éxito. Creo que todos los pasos que ha ido dando Osasuna los ha dado con mucha prudencia y le ha dado estabilidad. No puedes hipotecar todo por estar en Liga F sí o sí, y al final, el futbolista que no es de casa no deja de ser un “mercenario” que se va al mejor postor. Sigue siendo clave esa buena base de casa, y dentro de esas jugadoras podemos meter a Celia o Carmen, riojanas que llevan muchos años con nosotras, e incluso a Silvia, que es alavesa. A esa gente de alrededor, que mama y siente Osasuna, hay que sumarle cinco o seis. Porque, vale, una vez subes, pero al siguiente puedes bajar y, ¿qué ocurre? Por eso sería un error muy grande del club.

Es el primer año de Mai Garde en la dirección deportiva. En ese sobresaliente del comienzo de la entrevista entra también su trabajo

–Por supuesto. Es verdad que llegamos los dos tarde, sin tiempo, se fichó lo que había, se mantuvo el bloque y se fue con lo puesto. Tuvimos posibilidades de fichar pero pensamos en seguir con lo que tuviéramos y ver en enero. El equipo estaba bien, mantuvimos el bloque y no hicimos grandes cosas. Contamos con una gran ventaja de que nuestra directora deportiva ha sido futbolista hace cuatro días y te habla de tú a tú tanto a ti como a las futbolistas y representantes. Estamos bajo el manto de una gran dirección y tengo una gran ilusión en lo que puede venir porque confío plenamente en su trabajo.

¿Prevé muchos cambios?

–No, los normales. Creo que 4 o 5 cambios tiene que haber. Hay jugadoras que acaban contrato. Unas igual no están dispuestas a continuar porque esperan una oferta mejor, ya sea en Liga F o en otros proyectos, y luego también puede haber gente que quiera continuar, pero si tú quieres meter, tienes que dejar salir. Para mí, la clave es la sintonía con Mai Garde y acertar en las cuatro o cinco futbolistas que vengan. Y si en vez de 10 cuestan 30, pues 30. Pero acertar.

Por otro lado, lamentaba la temporada de los equipos B o C, que le han impedido contar con esas jugadoras. ¿Hay alguna que pueda dar el salto al primer equipo?

–Sí, hay gente que viene con cosas. Tenemos la idea clara que lo que venga de abajo no te va a arrancar. Esto es como con Aimar Oroz, que hasta que rompe hay que tener paciencia para no quemar etapas. Sí que hay gente muy interesante. Es verdad que el mayor éxito de la temporada ha sido la permanencia del B en Segunda RFEF porque el problema hubiera sido que el descenso a Tercera RFEF arrastraba al C a jugar en Autonómica. Hay una buena base, hay que darles tiempo, hay gente que puede ir entrando y para eso es clave que no pase lo de este año. Aun así hemos visto a Lydia, Mendaza, Salinas… hemos visto cosas dentro de las posibilidades. Hay gente que viene pisando fuerte, como Karol. Tenemos claro que para traer auna jugadora del montón, es mejor tirar del B, que, por sentimiento, va a tener mayor empuje. 

Para que eso se dé, ¿ayuda que en este verano usted comienza desde el primer día al frente del equipo?

–Sí, eso es mucho. Es clave y también que Mai está. Es fundamental, porque los dos sabemos qué queremos, qué puede faltar… el año pasado llego con lo que hay. Luego, ya conocemos el B y es muy diferente. Hay puestos a reforzar, pero otros, en caso de apañar, podemos tirar del B. No pegamos palos de ciego, vamos a tiro hecho.