PALMA. El Mallorca, próximo rival de Osasuna, siempre ha contado con artilleros de primer nivel en los últimos años, como "Tronquito" Magdaleno, Gabi Amato, Samuel Eto'o, Alberto Luque, Diego Tristán, Dani Güiza y Aritz Aduriz.

La herencia del gol la ha asumido esta temporada el argentino Fernando Cavenaghi, cedido por el Girondins de Burdeos, pero el jugador del River Plate se encuentra en pleno proceso de aclimatación.

Laudrup no esconde su preocupación. "Tenemos que terminar las jugadas porque una cosa es tocar balón y otra es creer un poco más para llegar a la meta. La falta de gol es algo a tener en cuenta porque puedes jugar bien, regular o mal pero lo que define los partidos es el gol", ha declarado tras la derrota en El Molinón.

El Mallorca 2010-2011 dispone de cuatro arietes para afrontar la temporada, pero a uno de ellos, el camerunés Pierre Webó, el club le busca una salida debido al elevado coste de su ficha.

Completan la lista de delanteros el joven canterano Sergi Enrich, que fue titular en Son Moix ante el Real Madrid y Víctor Casadesús.

El guineano Alhassanne Keita, que también peleaba por un puesto, fue cedido al Real Valladolid.

Laudrup cree que la sequía goleadora de su equipo finalizará cuando Cavenaghi se acople a sus compañeros, y Emilio Nsue, internacional sub'21 con España, termine de adaptarse a la Primera división (jugó la Liga pasada con la Real Sociedad en Segunda).

"Tenemos que empezar a marcar goles pero no sólo Cavenaghi, al que hay que esperar porque lleva poco tiempo entre nosotros", ha resumido el entrenador danés.

Además de la falta de acierto ante la portería rival, en el Mallorca también hay inquietud por la floja imagen que dio el equipo en El Molinón.

Errores en los pases, precipitación, ausencia de un patrón definido de juego fueron la tónica de un Mallorca en plena renovación y con muchas asignaturas pendientes, como muy bien pudo corroborar en tierras asturianas uno de sus propietarios, Lorenzo Serra Ferrer, preocupado por lo que vio sobre el terreno de juego.

El próximo examen será el sábado en Son Moix ante Osasuna, un partido que puede decidir el rumbo de un equipo bermellón obligado a partir de cero por el cambio de propiedad, sus problemas económicos -está inmerso en un concurso voluntario de acreedores- y la renovación forzada de la plantilla.