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Osasuna no ofrece ninguna sorpresa

El equipo de camacho pierde esta vez ante la real en otro partido pésimoEl entrenador sentencia su futuro en un encuentro sin señales de reacción

Osasuna no ofrece ninguna sorpresa(Youtube)

PAMPLONA. La intensidad mayor, la sobrexcitación que se suponía para este derbi no se vio por ninguna parte. Tampoco el arrojo que debe entregar una situación de necesidad, la que exige puntos ya para lograr la permanencia. No hubo nada nuevo en la disposición del equipo, en el planteamiento con el que se atacó por enésima vez un partido fuera de casa. Nada nuevo en el resultado final.

Osasuna se recortó sobre el césped de Anoeta como un equipo paupérrimo, incapaz de ofrecer peligro sobre la portería contraria, con apreciables problemas para mantener a raya a sus rivales, sin un manual de instrucciones para el encuentro más allá de insistir en un juego locuelo y deslabazado. Ante semejante plan, la Real Sociedad no tuvo sino que incidir en su fútbol correcto y, por pura tozudez de los acontecimientos, ganar sin oposición.

En un encuentro en el que se soñó que por fin podría haber algo más, compostura, motivación, ciencia desde el banquillo, Osasuna colmó el vaso de su inoperancia como visitante completando una actuación horrorosa, con la que perfectamente pudo haber salido goleado. La debilidad de los rojillos ante la Real, incapaces de encadenar tres pases seguidos, perdidos en un juego sin brújula en el ataque, asequibles en defensa, compuso la sensación crepuscular de equipo consumido, agotado en lo que propone, en lo que se cree. Y así, mientras los rivales directos por la permanencia ofrecen síntomas de beligerancia, de rebeldía ante los acontecimientos, Osasuna languidece y cae en el descenso. Nada bueno pinta en este equipo en donde la trayectoria última certifica que no hay recuperación. Sin reacción desde dentro, los estímulos llegan ahora desde fuera.

Osasuna tuvo muchísima suerte de terminar sin disgustos mayores el primer tiempo. La Real, sin hacer un partido excelente y simplemente cumpliendo con un fútbol sencillo y eficaz, a base de centros desde las bandas o búsqueda de huecos en los últimos metros, dispuso de suficientes oportunidades como para haber marcado y, con puntería mediana, sentenciar el partido con amplitud. Zurutuza remató todo lo que quiso, Tamudo -decisivo a la postre, incisivo siempre- también buscó la portería, incluso al lateral De la Bella le quedaba tiempo y espacio para plantarse delante de Ricardo sin hacer peligrar la retaguardia. Sarpong dispuso de la ocasión más clara cerca del descanso cuando después de hacer un control excelente tras un pase de Tamudo, midió mal su remate, le faltó un palmo para conectar con la pelota, remató entonces al aire y el portero de Osasuna recogió el balón aventado por la patada al molde.

No había habido noticias de Osasuna hasta entonces, paupérrimo en el juego, especialmente grave el asunto si se miraba la portería contraria. Como esta faceta se había tornado sangrante tras el primer tiempo, Camacho tiró por lo poco que tenía para ahí arriba que le queda en la plantilla. Masoud y Coro, que cambiaron posiciones en la banda y en los terrenos del 9, estuvieron errantes y desaparecidos; voluntarioso anduvo Pandiani, pero muy alejado de las proximidades del área, y participativo a ratos Camuñas, en función siempre de que a alguien se le ocurriera pasarle el balón.

Lekic entró en el campo, nada cambió. La Real, que había terminado el primer tiempo dominando el partido e imponiendo los tiempos, siguió a lo suyo, entrando por los carriles y explorando con rotundidad las posibilidades de Tamudo. Antes de que el protagonismo del delantero catalán resultara incuestionable, Nekounam fabricó los dos únicos picotazos de Osasuna entre los tres palos. En el primero de ellos, su volea terminó estrellándose en el larguero; en el segundo, un cabezazo del centrocampista iraní fue sacado por un defensa cuando ya caminaba al fondo de la portería.

Los dos chispazos de Osasuna desentonaban en el páramo de su juego, pero reconocían el fundamento caprichoso del fútbol. Mucho hizo Osasuna con evitar el gol en una falta en el área pequeña por cesión de Josetxo a Ricardo -no lo fue-, pero bastante estaba permitiendo las aproximaciones de la Real y Tamudo, en la enésima de ellas, no perdonó. Saltó entre los centrales y remató tras un rechace. No llegó la reacción de Osasuna, que se marchó con otra derrota fuera. Como casi siempre. Alguno sentenciado.