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Pongo la mano en el fuego...

Pongo la mano en el fuego...

Es muy fácil ser de los que ganan; pero de Osasuna me parece mejor... A pesar de la derrota en Anoeta, los rojillos y rojillas que íbamos en el autobús número ocho no dejamos de cantar a nuestro equipo en el camino de vuelta a Pamplona, ése que tanto nos hace sufrir. Somos fieles a los colores, aunque la enésima sin rascar fuera nos hizo pasar un mal lunes. Camacho ya es pasado, y ahora estamos en el momento crítico: con Mendilibar, Osasuna debe reaccionar sí o sí. Tras la victoria contra el Madrid, nada más salir del campo, les dije a alguno de mis amigos y amigas: "¡Ganando a los blancos no nos salvamos!". Y es que hemos estado viendo la misma película muchas veces, tanto en el Reyno como fuera: el juego del equipo no ha trasmitido y eso nos ha puesto muy nerviosos; se han repetido errores defensivos -el colador de los saques de esquina...- y ha preocupado la escasez de goles -quién va a marcar, ha sido el interrogante de la grada-. Estamos en descenso y muchas jornadas para sumar. Confío y pongo la mano en el fuego que cumplirán con su papel. La grada, con el 12, seguirá a rajatabla con el suyo: ¡Vamos hoy hay que ganar, nunca dejes de animar, cuando te falte la voz, canta con el corazón... ale Osasuna ale, ale Osasuna!