pamplona. Las crónicas de los diarios deportivos y de los de información general coincidían ayer en destacar el buen partido que Osasuna cuajó en el Camp Nou ante un Barcelona que tuvo que recurrir a sus estrellas para evitar un disgusto de última hora.

Porque el plan de Pep Guardiola era el de reservar a su trío mágico (Messi, Iniesta y Xavi) para afrontar con garantías la ida de la semifinal de la Liga de Campeones el miércoles en el Santiago Bernabéu, pero tantas dudas tenía con el 1-0 que optó por sacar a los tres. "Ausentes de salida Iniesta y Messi, también faltaba desequilibrio, así que las pérdidas y las recuperaciones de balón se sucedieron muy a menudo, la mejor de las noticias para Osasuna, necesitado de puntos ante la amenaza del descenso. Apretaban los navarros, el encuentro quedó muy abierto y peligroso para el Barcelona. No había manera de alcanzar el área de Osasuna y, por el contrario, Valdés no paraba de jugar con los pies", señalaba la crónica de El País.

Por momentos, Osasuna pareció haber encontrado la tecla que Mourinho supo poner en marcha en el partido de Liga y en la final de Copa, aunque a diferencia de los blancos, en los rojillos no había un delantero capaz de aguantar la pelota y dar tiempo al equipo para salir de sus posiciones de defensa.

Ni los besos entre Piqué y Shakira sirvieron para relajar la tensión entre una grada, que por momentos veía la posibilidad de que los navarros acabaran empatando, pero salió Messi y las aguas volvieron a su cauce. Lo mejor para Osasuna es que demostró ser capaz de tutearle al equipo campeón. Ahora habrá que confirmarlo en el Reyno.