Un día para reflexionar
he repasado durante la semana algunos titulares periodísticos del mes de agosto. "Osasuna no arranca bien", "Osasuna vuelve a causar una decepcionante imagen", "Osasuna no invita al optimismo", "Malas sensaciones", "Osasuna siembra desconfianza" y otros en parecido tono. Ahora que el osasunismo trata de sacudirse la resaca tras la larga celebración de la permanencia, cuando aún atruenan en los oídos los gritos de un estadio entregado y orgulloso de sus colores, o mientras el cerebro archiva las imágenes de jugadores y afición fundidos en mil abrazos, ahora es momento de reflexionar sobre el pasado y sobre el futuro. Ya se dijo aquí que este sería un curso más complicado de lo habitual: el entrenador tenía en contra a una parte numerosa de la hinchada, las incorporaciones seguían elevando la media de edad de la plantilla, la cantera aportaba muy poquito (luego quedó en nada) y se fió el desembolso más fuerte (2,5 millones de euros) a un delantero que llegó sobrado de peso. Los titulares de prensa, pues, no exageraban ni mostraban una realidad diferente. Como también se dijo entonces, si Osasuna era capaz de superar este complicado trance, el de peor pinta por dentro y por fuera en lo que va de siglo, estaría vacunado para resistir entre los mejores unas cuantas temporadas mas. No creo que para el próximo curso se pueda hacer una planificación peor. Hay que afrontar con determinación la renovación de una plantilla que, salvo en el lateral derecho, no ha cambiado el perfil de la alineación más habitual. Porque excepto la alternancia entre Damiá y Nelson, solo Soriano y Lolo han asomado con cierta reiteración, pero también han protagonizado largas ausencias. El resto de caras son de sobra conocidas, incluso la de Kike Sola, que ha sabido aprovechar la oportunidad que le abrió Mendilibar. Así que renovar la plantilla, rejuvenecerla en la medida de lo posible, sigue siendo la principal urgencia. Hay algunas demarcaciones que necesitan ser apuntaladas: los dos laterales, los dos exteriores y recuperar la figura del futbolista de enganche, del media punta imaginativo, que ha desaparecido del maletín de recursos de Osasuna. El puesto de delantero centro también sigue discutido. El osasunismo asume que las limitaciones económicas condicionan los recursos humanos. Pero resulta chocante que se acierte de pleno con futbolistas semidesconocidos y baratos como Cejudo, que se hacen titulares en dos partidos, y después de desembolsar casi cuatro millones de euros (1,2 por Dady) sea un chaval de la cantera el más acreditado goleador. En fin, ya hemos visto también el sello de Mendilibar, un tipo que va a propiciar muchas discusiones entre aficionados pero que habla de Osasuna en primera persona y que no está aquí de paso. Ya estoy esperando a leer los titulares de agosto...