pamplona. Ayer no fue un día cualquiera en las instalaciones de Tajonar. La sala de prensa recogió un lleno poco usual en estas fechas, una vez finalizada la Liga. Pero la ocasión lo merecía. El presidente de Osasuna, Miguel Archanco, el directivo Txuma Peralta, miembros del cuerpo técnico como Ángel Martín González o Enrique Martín Monreal y representantes de todas las categorías de la cantera rojilla se congregaron para arropar a un "hombre de la casa" en su adiós.
Manuel Los Arcos Zaratiegui (Milagro, 16/08/1948), más conocido como Manolo, se jubila. Ayer fue su último día como trabajador de Osasuna y quiso despedirse con una rueda de prensa para rememorar su trayectoria en el club rojillo y agradecer su trabajo y confianza a todos los que han compartido tantas horas de fútbol con él.
Los Arcos llegó a Tajonar de la mano de Fermín Ezcurra y Pedro Mari Zabalza en 1987. Y lo hizo para tomar las riendas de Osasuna Promesas. Estuvo al mando de la nave del filial desde la temporada 1987/88 a la 1993/94 de forma ininterrumpida. Ese año lo dejó, pero no sería su última experiencia en el banquillo del B rojillo. En la campaña 1997/98 le volvió a ser confiada esa responsabilidad y completó su último curso como técnico de un filial navarro que, confiesa, le ha regalado los mejores momentos de sus 26 años de estancia en el club.
Pero Manolo Los Arcos no actuó como técnico tan solo en el Promesas. El de Milagro recordó ayer su corto periplo en el banquillo del primer equipo de Osasuna, que se produjo en 1995 tras la salida de Chechu Rojo, cuando el equipo pasaba una situación complicada en la división de plata del fútbol español. Fueron trece partidos los que Los Arcos dirigió a los rojillos. Poco más de tres meses que el técnico recuerda como "los más duros" de su trayectoria deportiva por la enorme responsabilidad que adquirió al aceptar el cargo y "por la decepción de la trayectoria del equipo ese año, ya que era una plantilla compuesta por 30 futbolistas y diseñada para luchar por los puestos de arriba".
Pero en sus 26 años en Osasuna a Manolo Los Arcos le ha dado tiempo a tocar prácticamente todos los palos de Tajonar. Además de entrenar a los dos equipos principales de la entidad rojilla, el ribero ha sido ayudante del primer equipo, coordinador de la cantera y director de Tajonar. Por sus manos han pasado cientos de futbolistas, muchos de los cuales han llegado a triunfar en la elite del fútbol nacional e incluso internacional.
una persona de club El exentrenador ensalzó la labor que se realiza en Tajonar y puso como ejemplo a César Azpilicueta, Nacho Monreal y Javi Martínez, los tres canteranos osasunistas presentes en la lista de Vicente del Bosque para la Copa Confederaciones. Pero no quiso acordarse tanto de los que han triunfado, como de los que se han quedado en el camino. Y es que Los Arcos definió el de ayer como "un día para acordarme de todos, pero sobre todo de los que se esforzaron y, por diferentes circunstancias, no llegaron a disfrutar del fútbol profesional".
El de Milagro resaltó "la relación familiar que he tenido con todos los trabajadores de Tajonar" y aseguró que la mejor herencia que deja es su método de trabajo, un método contrastado, fiable y avalado por los frutos que han brotado a lo largo de los años y que han hecho de Tajonar una de las canteras más respetadas de España. Y precisamente su metodología fue lo que resaltó Miguel Archanco, que compareció junto a un extécnico al que definió como "dedicado, trabajador, muy silencioso y que jamás ha dado ningún problema al equipo" antes de entregarle un cuadro con el escudo de Osasuna en nombre del club. Un regalo que Los Arcos aseguró que ocupará "un lugar privilegiado de mi casa".
"Nunca dejaré de pensar en Tajonar", continuó el extécnico, que aseguró que deja Osasuna "muy satisfecho" y se negó a ofrecer recomendaciones a sus futuros sustitutos porque, asegura, "cada uno sabe lo que tiene que hacer". Respecto al trabajo de cantera, aseguró que es una labor "que luce poco de cara al público, pero que es vital para clubes como Osasuna, donde las limitaciones económicas obligan a forjar jugadores de casa, a suplir la falta de dinero con mucho trabajo".
El técnico ribero no tuvo dudas en reafirmar que un buen canterano rojillo debe caracterizarse por su lucha, esfuerzo y dedicación. La misma dedicación que él ha tenido en sus casi tres décadas de trabajo, en las que ha visto pasar seis directivas diferentes, pero en las que no ha cambiado ni un ápice sus convicciones y su forma de trabajar.
Manolo Los Arcos se despidió confesando que le gustaría que se le recordara como un "hombre de club, con inquietudes y siempre dispuesto a trabajar". Algo que no será difícil teniendo en cuenta que él es uno de los artífices de idear la receta del éxito del que disfruta ahora mismo Tajonar.