Un exentrenador de las Teresianas recuerda aquella vez (ahora se ríe, pero entonces no) en la que, en un ataque del equipo rival, su portero no estaba en su puesto... porque se había ido a beber a una fuente cercana. "¡Es que tenía sed!", se justificaba el chavalín. Y cómo no acordarse también de aquel jugador de balonmano que dejó a su equipo con uno menos en defensa y, al pasar corriendo junto a su míster, camino del vestuario, se disculpó susurrándole: "¡Que me cago encima...!". Las causas mayores son así, inaplazables. Pero que Gareth Bale esté un minuto y veinte segundos atándose las botas, y en ese momento llegue por su banda derecha la jugada con la que el Sevilla sentencia el partido, no tiene justificación posible. Por una herradura se perdió un reino y por ese punto se puede perder esta Liga. A Toshack le preguntaron su opinión sobre la jugada y fue sincero: "Es de un mes de cárcel". Y eso que son compatriotas.
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