PAMPLONA. El club se encuentra parado y sin tomar decisiones desde el descenso tras las guerras internas en la directiva de Miguel Archanco, quien al verse sin apoyos en los distintos estamentos de la entidad decidió dejar el cargo de presidente tras dos años de mandato.
Sin presidente, sin entrenador y con la plantilla en el aire, además con el peligro de no poder fichar por las deudas con clubes y administraciones, Osasuna celebra mañana una asamblea extraordinaria convocada en su día por Archanco en la que el único punto del orden del día es la autorización de convocatoria de elecciones a la presidencia.
Ante el vacío legal en los estatutos del club y la obligatoriedad de cumplir un decreto foral de 2003 por el que Osasuna tendría que nombrar una comisión gestora por sorteo entre todos sus socios, el Gobierno de Navarra aprobó ayer un cambio legislativo para que la asamblea pueda designar la gestora sin recurrir al sorteo y sin necesidad de que figure en el orden del día.
El cambio elaborado mediante un decreto-ley permitirá a la asamblea de Osasuna designar una junta gestora temporal o solo al presidente de la misma, quien podrá elegir su equipo de trabajo, aunque el nuevo órgano deberá convocar elecciones en un plazo de tres meses.
Las opciones en la asamblea son numerosas e impredecibles, desde que los socios compromisarios decidan convocar elecciones a la presidencia en el menor tiempo posible, hasta designar la comisión gestora entre diferentes propuestas, aunque de momento solo se ha postulado el director de la Fundación Osasuna, Diego Maquírriain.
Éste anunció el pasado martes su voluntad de presidir la comisión gestora durante el tiempo necesario para poder adecuar al club a la Segunda División y empezar a tomar decisiones de forma urgente, tras un mes de desgobierno, debido a las necesidades deportivas y económicas del club.
La máxima prioridad del club es llegar a 31 de julio al día o con acuerdo de pagos con la plantilla, Hacienda y la Seguridad Social para conseguir la licencia en la Liga Adelante y evitar así el descenso administrativo a Segunda B, según ha comentado esta semana el gerente osasunista, Ángel Vizcay.
Osasuna necesita unos 8 millones de euros o bien un acuerdo de pagos con la plantilla y el cuerpo técnico, por lo que está obligado a realizar algún traspaso en breve, ya que la ayuda al descenso de la Liga de Fútbol Profesional no llegará para el mes de julio.
Además, tiene que tener el certificado de la Hacienda foral y la Seguridad Social de estar al día, para lo que deberá llegar a un acuerdo con el Gobierno foral para renegociar la devolución de la deuda de unos 40 millones de euros con Hacienda.
El club pamplonés, cuya deuda global puede aproximarse a los 100 millones de euros, cifra que quizá pueda conocerse mañana con exactitud, verá reducidos sus ingresos por derechos de televisión de 23 a poco más de 2 millones de euros tras el descenso, lo que le ha obligado a presentar un plan de viabilidad a la Hacienda foral, aunque lo ha elaborado el ya expresidente Miguel Archanco.