pamplona - Aparecen juntos, en bloque. Es evidente que ser novatos en esto de trabajar con un equipo profesional les ha unido todavía más. A simple vista resulta difícil diferenciar quién es quién. Comparten un estilo de vestir muy similar, deportivo y fresco, como el de cualquier joven ahora mismo. Y es que si algo les caracteriza es precisamente su juventud. Se encuentran en una franja de edad que va desde los 17 años del más joven, Enrique Barja, hasta los 22 de Unai García, a quien se podría calificar como el veterano de esta generación de promesas que buscan convencer a Jan Urban.
El central de Esquíroz es el único que ya conocía cómo se trabaja en una pretemporada con un equipo profesional porque José Luis Mendilibar le reclutó el verano pasado. Tiene tablas y se nota. Por eso no duda en tomar la palabra cuando se lanzan preguntas al grupo. Pero no se ve con los suficientes galones como para dar consejos al resto de canteranos: “Estamos en la misma situación, así que solo les puedo decir que estén tranquilos y aprovechen al máximo la oportunidad”.
Unai asegura que la experiencia del año pasado le permite enfrentarse a este nuevo reto “más tranquilo”. “Me veo más seguro que entonces. En una pretemporada se aprende mucho y yo tuve lecciones valiosas. Ahora me centro en mejorar aspectos en los que sé que fallé el verano anterior”, revela el defensa.
Al de Esquíroz no le ha sorprendido la intensidad del trabajo en la primera semana de entrenamientos ni el cansancio que conlleva. Por eso sonríe cuando el resto califica estos días de estreno como “muy duros”. “Ha sido una semana intensa en cuanto al ritmo, con muchas pruebas físicas bajo altas temperaturas y hemos sufrido un poco”, confiesa David García. El centrocampista navarro no se enfrenta a su primera experiencia con el conjunto profesional, pues ya participó en algunos entrenamientos a las órdenes de Javi Gracia, pero sí lo hace en un periodo estival.
Se define como un futbolista con buen juego aéreo, competitivo y de carácter. Tiene muy claro que “las cosas saldrán rodadas si gustamos al entrenador” y conoce la receta para lograrlo: “llegar cada día a Tajonar con ganas de entrenar bien y, sobre todo, con mucha ilusión”.
Una ilusión que se acrecienta dadas las circunstancias actuales del club. Y no puede negarlo. “Osasuna lo está pasando mal en el terreno económico y, cuando se dan esas circunstancias, lo normal es tirar de la cantera”, asegura un David García que sabe que la tesitura en la que está el club puede abrirles una puerta que les dé acceso al primer equipo.
De ahí que no les haya importado lo más mínimo recortar sus días de descanso ni tener que cuidarse más de lo habitual en los Sanfermines. “Apenas hemos tenido vacaciones este año pero esta oportunidad no se puede desaprovechar”, declara un Álex Berenguer que ha visto cómo en apenas seis meses ha pasado de jugar en el conjunto juvenil a trabajar junto a los futbolistas a los que animaba en la grada de El Sadar.
De la plantilla profesional no quiere destacar a nadie en concreto porque asegura que “todos nos han acogido bien, sin ningún problema” y que “nos intentan ayudar diciéndonos en qué fallamos y cómo podríamos corregirlo”.
El centrocampista debutó en el Promesas en febrero, pero poco más de tres meses haciendo gala de una rapidez y un desequilibrio desbordante por la banda le han bastado para trabajar a las órdenes de Urban a sus 19 años recién cumplidos.
las sagas continúan Esa juventud no les permitió disfrutar de las andanzas de su actual entrenador cuando vestía la camiseta rojilla, pero todos saben bien qué significa el polaco en la historia de Osasuna. “Aunque no le vimos jugar, le conocíamos porque es un mítico de Osasuna. Sabemos que triunfó como jugador y que estuvo en las categorías inferiores como entrenador antes de dar el salto a los banquillos polacos”, revela Kenan Kodro. El hispano-bosnio asegura que “no podemos hablar mucho porque solo llevamos una semana con él, pero Urban nos trata como al resto y transmite muy buen rollo”.
Acaba de aterrizar en Pamplona como refuerzo de Osasuna Promesas procedente del filial de la Real Sociedad, donde jugó bajo las órdenes de su padre, el recordado futbolista Meho Kodro, que vistió la elástica txuri-urdin y la del Barcelona, entre otros equipos. Y como su padre, Kodro juega en la delantera y se define como un futbolista “con buen juego aéreo” y que se maneja “bien con las dos piernas”.
Asegura que no le ha sorprendido nada de lo que se ha encontrado a su llegada a Tajonar porque “tras un descenso me imaginaba que habría problemas. Osasuna es una institución con mucha historia y supuso un palo tanto económico como deportivo, pero espero que nos adaptemos pronto al nuevo contexto”.
Y hablando de adaptaciones, confiesa que la suya está siendo rápida. “Me encuentro cómodo, aunque todavía es pronto para hacer valoraciones”, revela Kodro, que reconoce que ha congeniado mejor con los canteranos, entre otros motivos, porque ya conocía a algunos con los que se había enfrentado en varios partidos en Segunda División B.
Kodro no es el único de este grupo de canteranos con antecedentes futbolísticos en la familia. El otro es Mikel Merino, hijo del exjugador y exentrenador de equipos como Osasuna Promesas y Peña Sport, Miguel Merino. Se define como un pivote “organizador más que defensivo” y al que le gusta dar el último pase. Por eso dice que se está fijando mucho estos días en el trabajo de David Timor. “Le conocía de cuando jugaba en el Promesas y de él me gusta mucho el ritmo y la intensidad con la que está entrenando estos días”, dice. Y también revela que le ha llamado la atención el liderazgo que ejerce Miguel Flaño en el vestuario. “Estoy seguro de que va a ser un buen capitán”, augura.
Es uno de los benjamines de la pretemporada, pues cumplió la mayoría de edad hace apenas un mes, pero revela que no ha sufrido ninguna novatada en el vestuario. Y espera no sufrirlas tampoco en el caso de viajar con la expedición a la gira por Inglaterra que, aunque todavía sin confirmar, está programada para finales de esta semana y que es uno de los planes que más ilusiona tanto a Merino como a sus compañeros.
Esta gira es un plato apetecible para unos jóvenes futbolistas que quieren demostrar que pueden tener minutos en el primer equipo y saben que su prueba de fuego serán los partidos de pretemporada. Partidos que arrancarán en tierras británicas. Uno de los que más ganas tiene de que el balón eche a rodar es José García. Destaca de sí mismo su habilidad a la hora de encarar, el buen pase y el manejo de ambas piernas. Dotes que la parroquia rojilla ya pudo disfrutar en El Sadar la pasada temporada.
José es una de las promesas en la que hay puestas más esperanzas y seguramente el más conocido por el gran público. Sorprende de él su descaro sobre el verde a pesar de su juventud. Pero es menos atrevido delante de la prensa.
Al igual que su compañero Merino, asegura que una de las sorpresas de la pretemporada para él está siendo Timor “por lo fuerte que trabaja”. Pero confiesa que su principal referente es Roberto Torres, de quien destaca su crecimiento en la campaña pasada.
Y si el de Jose García es un nombre muy conocido para la afición de Osasuna, otro que se está haciendo notar es Enrique Barja. Es el más joven de los ocho pero su nombre viene sonando con fuerza en los últimos tiempos. Incluso se ha asegurado ya que está en la agenda de clubes como el Athletic de Bilbao o el Barcelona.
El joven noaindarra no se deja influenciar por los halagos, tiene los pies en el suelo y se define sencillamente como un futbolista “rápido y atrevido para encarar”.
Se destapó en Osasuna Promesas este último curso pero a sus 17 años sabe que el camino que le queda por recorrer es muy largo. Por eso agradece la exigencia de Urban en los entrenamientos, porque está seguro de que “a la larga se agradecerá este esfuerzo extra”.
Preguntado sobre quién es su referente, nombra por igual a Cejudo y Sisi “porque son de mi posición y me fijo más en ellos”. Pero confiesa que le ha impactado la intensidad de Oier Sanjurjo. “Tenemos que imitarle en eso”, concluye.
Y de Cejudo, Sisi y Oier a Andrés Fernández y Riesgo. Con ellos trabaja mano a mano Jokin Ezkieta, otra de las sorpresas de esta pretemporada. De hecho, el portero juvenil fue el primer sorprendido cuando recibió la llamada de Osasuna para anunciarle que estaba entre los elegidos para trabajar con Urban este verano. Y que no se lo esperaba lo demuestra dónde estaba cuando sonó su teléfono.
“Estaba de vacaciones con mi familia en Estados Unidos e intenté incorporarme lo antes posible a los entrenamientos”, confiesa Ezkieta. Tantas eran sus ganas de plantarse en Pamplona que lo primero que hizo tras colgar el móvil fue acudir al aeropuerto para intentar conseguir un billete que le permitiera adelantar su regreso. Pero no lo logró y por eso fue el último en incorporarse al trabajo con el grupo el pasado jueves, el mismo día que llegó Alejandro Arribas.
A sus 18 años supera el 1,90 y precisamente su altura es una de las cualidades que destaca de sí mismo y que intenta aprovechar bajo los palos. Sabe que la suya es una demarcación especial. Y todavía lo es más en las circunstancias actuales, en un verano en el que no cesan los rumores sobre el interés de varios equipos por hacerse con los servicios de Andrés y Riesgo.
“Sé que la salida de alguno de ellos podría facilitarme las cosas, pero aún hay que esperar para saber qué pasará y en lo único que pienso ahora es en aprender todo lo posible y aprovechar que los dos me ayudan muchísimo”, revela.
Confiesa también que los problemas extradeportivos de Osasuna no les influyen y que están aislados de todo lo que va más allá del terreno de juego. La llegada de Unai, David y Jose García, Jokin Ezkieta, Kenan Kodro, Enrique Barja, Álex Berenguer y Mikel Merino ha supuesto un soplo de aire fresco en el vestuario, un oasis repleto de fuerza, ganas y sobre todo ilusión, su principal arma para demostrar que han llegado para quedarse.