Por osasunismo... y por orgullo
Cuando Martín aceptó el reto de volver a salvar a Osasuna del descenso a Segunda B después de haber sido ninguneado (despreciado tampoco sería un término exagerado) en verano por la junta gestora, en su arriesgada decisión no pesó tanto la oportunidad de volver a un primer plano futbolístico como el orgullo de demostrar que sigue capacitado para ese (ya lo ha acreditado) y para otros nuevos retos a más largo plazo. Mientras la afición hablaba del segundo milagro, como si estas cosas vinieran en un manual, el entrenador se afanaba en desenredar y entender el comportamiento de una plantilla que, como dejó ver en declaraciones públicas, le había sorprendido en negativo por lo que encontró dentro. “Hay que limpiar mucho”, sentenció. Luego el segundo milagro no hubiera sido posible sin mucho trabajo y mucha metodología. Lo de los milagros queda bien para los titulares de prensa.
Que Martín era el entrenador idóneo para este momento de Osasuna quedaba claro en las declaraciones de presidente, directivos y hasta de quienes apostaban por otro perfil de técnico. En las tres semanas transcurridas desde el partido de Sabadell se estableció la siguiente tipología: un entrenador con experiencia en Segunda división, acostumbrado a trabajar con la cantera, que dé prioridad a los futbolistas de casa, capaz de iniciar un nuevo proyecto y que asuma las estrecheces económicas. Ninguno como Martín encaja en esa descripción, sobre todo porque no hay nadie con su experiencia que conozca a todos los jugadores de Osasuna desde edad infantil hasta el Promesas. Lo demás ha sido marear la perdiz.
La elección se ha demorado, entre otras cosas, porque dos personas de la directiva no confiaban en Martín para esta nueva etapa. Ningún entrenador ha dicho no a Osasuna porque a nadie se le ha realizado una oferta en firme. Ha habido llamadas de representantes, tanteos sin llegar a más, y una demora que para lo único que ha servido es para exponer que la actitud de la directiva con Martín no iba más allá de agradecerle los servicios prestados. Ya se ve que los problemas de los dirigentes rojillos no son solo de comunicación... En el cara a cara de esta semana (no asistió Sabalza), el entrenador desmenuzó su proyecto y, por encima de todo, pidió a los dirigentes estar todos unidos para sacar al club adelante.
Martín nunca ha dudado de su compromiso con Osasuna. Quiere entrenar ahora, a esta generación de futbolistas de la que se siente responsable, dar forma al proyecto sin prisas, buscar el asentamiento en la categoría y, en lo personal, demostrar que su capacidad, con el paso de los años, va mucho más allá del cliché de entrenador revulsivo de fin de temporada. Le empuja a ello su osasunismo -se emocionó en su presentación al hablar de la supervivencia del club como Adolfo Marañón con el video de los abonos...- y un orgullo herido.