De convenios y cantera
La presentación del proyecto de Osasuna para Tajonar ha coincidido en el tiempo con las negociaciones de Athletic y Oberena para firmar un convenio de colaboración. El trabajo de captación, formación, desarrollo y control de jugadores y equipos de cantera no escapa de la espiral de mercantilización que ha invadido el fútbol. El seguimiento de los niños-futbolistas está sistematizado por los grandes clubes, que rastrean los campos en los fines de semana y tienen información detallada de aquellos que destacan. A edad temprana aparece también la figura del representante. En este escenario, la protección que tienen los clubes con menos recursos económicos que trabajan la cantera está restringida hasta cumplido el segundo año de cadete, aunque si el chico se va antes recibirá un porcentaje de posteriores traspasos: es el derecho de formación. En este marco, lo habitual es que el pez grande se coma al chico, ya sea en el ámbito estatal o en el regional.
El acuerdo de Oberena con el Athletic ha generado polémica. Se rompe una estrecha relación de décadas con Osasuna, aunque quebrada ya desde hace tres años. Osasuna no ha podido competir -tampoco ha sido ni muy diligente en las negociaciones ni generoso en su oferta- con el poderío económico del Athletic, para quien esta operación no cubre ninguna carencia estructural, porque con Txantrea y Pamplona ya controla de sobra el territorio de la capital y su Comarca.
Quienes acusan a Oberena de traición deberían meterse en la piel de los gestores de la sección de fútbol. Mantener una larga estructura de unos 350 deportistas desde futbito a Tercera División supone unos 120.000 euros por temporada y, pese al desembolso anual de los padres (no sé si hay un solo equipo en Navarra en el que los padres no paguen para que puedan jugar sus hijos...), no llega. Y tampoco hay que perder de vista que la sección de fútbol forma parte de una sociedad en la que muchos abonados, por no decir la mayoría, quieren piscinas, zona verde y otras dotaciones deportivas. Solo quienes están en el día a día saben de lo complicado de sostener esa estructura, el material, las tasas de arbitraje, los desplazamientos y los gastos de mantenimiento. Entiendo la decisión de Oberena.
Otro asunto en cómo debe enfocar Osasuna su relación con los clubes navarros. En la citada presentación del modelo para Tajonar se exhibió mucho organigrama, pero se habló poco de filosofía. Porque también por ahí, y no solo por el lado económico, le gana terreno el Athletic. Los padres que han estado en Lezama, que han conocido la oferta educativa y las opciones de residencia y acogida que ofrecen a las familias y a sus hijos, suelen quedar seducidos. Perciben el buen trato y la cercanía. Y no son pocos, también hay que decirlo, quienes pese a las ventajas han decidido que sus chavales se queden en Tajonar, y lo han hecho por osasunismo, más con el corazón que con la cabeza. En ese campo sí puede Osasuna dar la batalla: en el saber venderse, en la cercanía, en el afecto, en el trato. Soy de los que piensa que no conduce a nada el firmar convenios a mansalva, el querer tener a todos los clubes vinculados por un acuerdo, el obligarse a aportaciones económicas con las que luego cuesta cumplir y, como ha sucedido, acaban en reñidas reclamaciones ante los tribunales. Además, los padres están en su derecho de llevar al niño, hasta los 14 años, a jugar donde quieran, por mucho que haya acuerdos entre clubes. Y eso, que suele ser un problema, también es una oportunidad, como ya sabe Osasuna, que todos los años pesca en la cantera del Pamplona o del Txantrea. Y el próximo verano, también en la de Oberena.
El fútbol navarro debe sentir a Osasuna como un club cercano (aquí la Fundación desarrolla una intensa labor), que ayuda en lo que puede, que colabora con lo que tiene. Ofrecer a las familias con chicos en equipos de la cantera un proyecto integral y dar apoyo y consejo cuando esos padres y madres se vean asaltados por algunos representantes que les llenan la cabeza de fábulas y acaban generando mal rollo en torno a los equipos cuando unos juegan y otros no. Por ahí hay también margen de mejora.
Contrariamente a lo que han llegado a sostener anteriores dirigentes, Tajonar no es un gasto sino una inversión. La gran obra de Fermín Ezcurra es la base de este club, como ha quedado demostrado. Nunca puede ser un problemas cifrado en uno, dos o tres millones. Para Tajonar debe haber dinero siempre. Alimenta de jugadores, genera ingresos en los traspasos y extiende y consolida el osasunismo. Y ahí están, para atestiguarlo, el Promesas con su ascenso del pasado año y ahora mismo el juvenil de División de Honor que, por cierto, lidera la categoría con 13 puntos de ventaja sobre el Athletic. Eso no hay convenio que lo mejore.