pamplona - Dicen que la fortuna es cosa de ingenuos. Que la suerte florece del trabajo constante unido a una ilusión que desborda cualquier sentimiento de abandono. Miguel Díaz (Estella, 24 de enero de 1994) ha cumplido un sueño mil y una veces añorado, ha firmado su primer contrato profesional con el primer equipo de Osasuna. Y no ha seguido ninguna fórmula mágica. Solo su talento y esfuerzo le han abierto las puertas.

Acaba de firmar su primer contrato como profesional, ¿va a cambiar después de ser considerado futbolista con mayúsculas?

Sinceramente, no. Creo que voy a seguir siendo el mismo jugador, el que ha ido avanzando poco a poco desde pequeño con humildad por las diferentes categorías de Osasuna. Un jugador que ha sentido el club desde pequeñito con mucha ilusión.

Salario de 77.500 euros a los 23 años, ¿considera que el fútbol ha podido acelerar demasiado su vida?

Yo me considero una persona madura a la que desde pequeño le han enseñado cómo deben ser las cosas. Me he formado académicamente, tengo mis estudios, pero considero que tengo los pies en la tierra, la cabeza bien puesta.

¿Cuándo empezó a intuir que podía llegar al primer equipo?

A mí siempre me ha gustado verlo un poco lejos, que sea una meta a alcanzar. La verdad es que no he tenido muchas oportunidades de poder estar con el primer equipo a lo largo de estos años, exceptuando el año pasado, cuando estuve en el Promesas. Cuando llegas al filial, sí que puedes pensar que estás más cerca, porque lo tienes a un paso, con gente que sube a entrenar, que van convocados. Haciendo las cosas bien, sueñas con tener esa oportunidad y jugar con esa ilusión.

¿Es más difícil mantener el nivel de exigencia y lidiar con la presión cuando estás cerca de la meta?

Para mí no ha supuesto una presión. Tenía muy claro que debía trabajar desde que llegué para ir pasando las distintas categorías, porque aquí nadie regala nada. Conforme me he asentado en el Promesas con el paso de los años y al sentirme cada vez más importante, era consciente de que podía tener la oportunidad. Si no la he tenido hasta entonces es porque los que mandaban no lo consideraban, pero yo nunca he perdido esa ilusión y he luchado siempre para llegar hasta aquí.

En 2010 jugó un amistoso con el primer equipo contra el Tudelano, ¿fue el inicio definitivo para el despegue?

Cuando estaba José Antonio Camacho en el banquillo, subí a entrenar y fue todo un sueño, porque era muy joven, date cuenta de que estaba en juveniles, y la llamada de aquel día me hizo muchísima ilusión. A partir de esa experiencia, no tuve ningún otro contacto más, fue algo puntual, y después fueron pasando los años de juvenil, los del Promesas y hasta ahora.

¿Fue una decepción perder el contacto en ese momento?

No, para nada. Lo consideré un premio a lo que había podido hacer con la selección de Navarra, que me dio la opción para ir a la española. Fue un incentivo más para seguir trabajando con la esperanza de que algún día pudiera llegar al día de hoy.

Con su llegada a Osasuna Promesas se ha visto envuelto en todo tipo de etapas, ¿vivir esas situaciones de todo o nada es la mejor forma de curtirse?

Una de las maneras. Realmente me han servido de mucho estos cinco años en el Promesas. He vivido prácticamente de todo, como has dicho. Empezando por un descenso a Tercera, en una situación en la que no me sentía importante, en el sentido de que no tuve mucha participación, para, en los siguientes años, vivir con mucha ilusión el posible ascenso, hasta que lo conseguimos el año pasado, que fue una gran alegría porque cualquier ascenso supone un orgullo. También considero muy importante el habernos mantenido el año pasado en Segunda B con un equipo muy joven. Una temporada que era muy complicada y que sacamos adelante de una manera muy buena.

Su papel en el Promesas ha ido evolucionando hasta la capitanía, ¿llegó a hablar con capitanes míticos del primer equipo como Patxi Puñal para buscar consejo?

(Se ríe) Con Patxi Puñal coincidí en el partido que subí con José Antonio Camacho. Me dijo que estuviera tranquilo, que jugase como sabía, sin presión. Luego he coincidido con Roberto Torres, con Oier, que es alguien a quien conozco. Cuando estaba el año pasado en el Promesas, veía cómo actuaba, su buen trato con los compañeros del equipo. Me solía fijar para saber cómo hacerlo en el Promesas, pero creo que, como capitán, he hecho una buena labor y no creo que ningún jugador tenga malas palabras hacia mí.

¿Qué ha aprendido exactamente de Puñal, Torres u Oier?

Me fijaba en que tenían mucho peso en el vestuario y que siempre, tanto dentro y como fuera del vestuario, estaban animando, siempre tenían buenas palabras hacia el compañero. También me parecía correcto que muchas veces tuvieran que apretar más, pero siempre de buenas maneras. Nunca les he visto perder las formas, y eso hace que el resto del vestuario les respete, que tengan un buen estatus como capitán, es decir, que también puedas hablar con normalidad con ellos, que los veas como unas personas cercanas, porque, al final, ellos tienen mucha más experiencia.

¿Es difícil lidiar con los egos de un vestuario repleto de jugadores que aspiran a ser alguien en el mundo del fútbol?

Puede que sea difícil, pero en el Promesas no se ha dado. Me ha tocado juntarme con gente humilde, sobre todo con gente de aquí, de Navarra, que tenía las cosas claras y que, como todos, querían llegar al primer equipo. Me ha sorprendido que no hayamos tenido ninguna salida de tono, ni ningún enfrentamiento. Éramos un equipo que estaba unido y que luchábamos todos, tanto por ascender como por mantenernos en Segunda B.

¿Qué significa Martín Monreal para usted? Estuvo a punto de debutar en el primer equipo con él de forma oficial contra el Mirandés.

Fue un entrenador que me dio mucho. El año pasado decidió subirme a entrenar y estuve cinco meses. Tuve la ocasión de poder estar convocado para aquel partido en Miranda y tan solo la oportunidad de poder entrenar y poder sentirme parte del primer equipo fue un orgullo, aunque no pudiese debutar. Todo lo que hizo fueron cosas buenas hacia mí. Buenos consejos mientras entrenaba, que luego me ayudaron mucho a la hora de jugar con el Promesas.

Que el club esté en Segunda División implica una mayor participación de la cantera, ¿le resulta paradójico que cuanto peor le vaya al club en lo deportivo, mejor le pueda ir a los canteranos en cuanto a más minutos de juego?

Es una cosa que sí que puede pasar y es positiva para los canteranos. Quizás también debería ser así cuando el primer equipo esté en Primera División, pero yo no tengo ningún problema con eso. Ya sea en Primera o en Segunda, soy partidario de que en Osasuna deban jugar los canteranos, como en mi caso, aunque si tiene que ser en Segunda, ningún problema, lo voy a dar todo sea la categoría que sea, porque estoy jugando en el primer equipo de Osasuna, el más importante, y eso para mí es el máximo.

¿Cree que si Osasuna se hubiera mantenido en Primera hubiera tenido la misma presencia en el primer equipo?

Eso nunca se sabe. Considero que he hecho una buena temporada, por parte del club así me lo han reconocido. Eso ya hubiera sido decisión suya, pero yo creo que una oportunidad podría haber recibido, ¿por qué no?

¿Prefiere un Osasuna en Primera, pero con usted en el Promesas, o un Osasuna en Segunda con usted como titular?

Si me das a elegir, estar en el primer equipo es lo máximo, y si puedo jugar, sería ideal. Si es en Segunda, en Segunda, y si es en Primera, en Primera. Con formar parte de la plantilla estoy muy feliz. Luego ya veremos cómo va pasando la temporada.

Focalizando un futuro debut, imagine que recibe su primer balón en la media punta, ¿encara o pasa fácil?

(Se ríe) Supongo que si es el primer balón, yo soy un jugador que me asocio... aunque también depende de la situación. La podría pasar, pero si veo posición de encarar, lo haré. Considero que tengo desparpajo, personalidad, y si veo que puedo hacerlo, lo haré, pero si me toca asociarme, no tendré ningún problema.

¿Cómo imagina su debut? ¿Algo deslumbrante tipo Jose García?

Sí, por qué no. Tenemos todos la misma ilusión y desde pequeños soñamos con poder jugar en el Sadar delante de la afición y deseamos que el debut sea lo mejor posible.

¿Cuántas veces ha soñado con su primer gol en el Sadar?

Muchísimas, muchísimas, no sabría cuántas. La de veces que me he podido meter a la cama estos últimos años pensando en esa posibilidad, con esa ilusión. No duermo pensando en cómo sería, en qué pasaría, en qué sentiría.

¿Qué tipo de Miguel Díaz se verá? ¿Luchador de entrega continua? ¿Jugador determinante pero intermitente?

Me considero un media punta que se encuentra más a gusto con balón, que me asocio bien, que llego al área... No me considero intermitente, me gusta estar en contacto continuamente con el balón, buscar espacios, moverme, desmarcarme. Además, para nada me considero frío, si tengo que disputar, disputo, si tengo que ir al choque, voy, si tengo que ir al remate, también. Digamos que puedo alternar las dos cosas.

¿Ascenso del club con usted en el banquillo o temporada mediocre con un Miguel Díaz determinante?

(Se ríe) Una pregunta un poco complicada. Me gustaría muchísimo que el primer equipo subiese a Primera, y si puedo formar parte de la plantilla, ya sería un sueño hecho realidad, y si tengo minutos y puedo ser un jugador con participación, ya ni te cuento.

Datos

Miguel Díaz Montes. Nació el 24 de enero de 1994 en Estella (Navarra). Mide 185 centímetros y juega, preferentemente, en la posición de media punta.

Trayectoria. Empezó su carrera en el Lizarra, principal equipo de su tierra. Demostró su calidad desde muy temprana edad, fue fichado por Osasuna a los 13 años y desde ese momento fue ascendiendo por las categorías inferiores del club. Alcanzó puntos sobresalientes en 2010 con el equipo juvenil, valiéndole una convocatoria con la selección española Sub-17, pero ha explotado definitivamente en estos dos últimos años, siendo capitán de Osasuna Promesas y firmando un contrato profesional con el primer equipo.

gran temporada: 11

Miguel Díaz ha sido fundamental en la conquista de la permanencia en Segunda B por parte de Osasuna Promesas este año. Las actuaciones del capitán en la media punta del filial rojillo se han traducido en once goles y una asistencia en 37 partidos de liga.