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El anfiteatro de Mérida

Soberbio | El MEDIO SE LARGA UN partidazo DE TROTE (EL 2º QUE MÁS CORRE CON 11,3 km) y su cincel habitual y añade una labor de quite crucial en ataque

El anfiteatro de MéridaJavier Bergasa

Pamplona - Mérida culminó ayer un partido para el anfiteatro. Al quite y al cincel, empujado por la envergadura y el despliegue de un acompañante como Torró que le deja más suelto, el mediocampista catalán rubricó ayer una actuación soberbia, propia de un futbolista de su categoría al que, hasta ahora, le estaba costando redondear su mejor versión en el club navarro. Difuminado en esa andadura terrible en Primera, de donde salió cuestionado y sin gran venta en el escaparate, Mérida, que a sus 27 años ha hecho muchas maletas, confiaba este curso en remontar el vuelo en una casa que aprecia y donde sabe que si expone un buen tono es capaz de enrojecer las palmas. A ese zurdo con clase, de toque fácil, tobillo flexible y empeine de alcance, ha sumado este año Mérida, ayer en su máxima expresión, el recorrido de un ferrocarril y un ímpetu notable, que ayer le costó una amarilla en el área rival. Solo Torró corrió más que él entre los rojillos y ambos superaron los 11 kilómetros de trote sin parar. No es nada fácil que en la sala de prensa coincida el análisis de los dos técnicos, pero ayer Martínez y Herrera pusieron en valor una cuestión clave durante el partido. “Hicimos ocasiones por robar arriba. Nuestra virtud fue esa, cortar la fortaleza del Sporting de querer jugar el balón”, recordaba el técnico rojillo. Y el de Gijón ya reconocía que, sin duda, las ocasiones de Osasuna fueron por “sus robos, esa es su virtud, su vigor para la recuperación”. Pero la aplicación en esta tarea no es precisamente la más brillante en el currículum de Mérida. Su chip ha cambiado. Está claro que es otro futbolista en Segunda, que ayer se hartó de hurtar pelotas en la línea de organización del Sporting, dar unas cuentas zancadas y servir delicatessen a sus puntas, sobre todo a Quique, quien pese a malgastar las ocasiones (el segundo gol nació de un robo de Mérida, pase al hueco a Quique y gol en el rechace del portero), se entendió a las mil maravillas con el medio barcelonés. A modo de lanzadera, al centrocampista le van delanteros como los que tiene en su bando, de desmarque incansable y gatillo fácil. Al final, tirado a banda izquierda, protagonizó Mérida los mejores contragolpes de Osasuna, e incluso tuvo un disparo desde la frontal que interceptó un central en una acometida preciosa en conexión con Clerc. “Me ha fastidiado en el momento, pero se me ha ido largo el control”, admitía Mérida al final del choque. Pese a no ser un expresso, protege el balón como nadie y está de dulce, por lo que le salía todo con el meñique y el pulgar, lanzaba faltas con toda la intención y sacó la pelota incluso incrustado entre los centrales. Entipo, Mérida son quilates de fútbol.

implicado con el equipo Al término del encuentro, el mediocampista se mostraba “contento con la victoria porque era un partido clave contra un rival directo. Creo que el equipo ha ido progresando hacia adelante y ha podido ser el mejor encuentro de la temporada”. Cuestionado por los pequeños apuros por los que pasó el equipo en la reanudación, con un par de acercamientos del Sporting, Mérida destacó que “ellos tenían que ir al ataque, tienen gente de toque, pero hemos sabido aguantar ese rato y matar el partido”. A nivel personal, no se echaba demasiadas loas y opinaba que, aunque “suene a tópico, me voy sobre todo contento por el equipo. Si el equipo va bien, todos salimos favorecidos, creo que estamos intentándolo y dejándonos la vida, y eso es lo que se nos exige, tendremos mejores y peores partidos, pero intentamos darlo todo siempre y esa es la dirección que hay que seguir”, destacaba el mediocampista. Mérida recordaba que es “importante” la racha de cinco partidos sin perder que acumula Osasuna y destacaba que “la regularidad” es la cuestión clave en esta categoría.