el pasado es historia y en la de Osasuna hay acontecimientos que han marcado un antes y un después en los 99 años de vida de la entidad rojilla. En el recuerdo perdurarán el primer ascenso a Primera, las primera participaciones en la UEFA -ahora llamada Europa League-, la final de la Copa del Rey, la previa de la Liga de Campeones o la temporada de los récords, que ha finalizado con el título de campeón de Segunda División. Pero, por desgracia, en la memoria rojilla también hay un resquicio para sucesos trágicos como el de Sabadell.

Uno de esos episodios que serán especialmente recordados será el ascenso en Girona. 1.066 días separan al 18 de junio de 2016 y al 20 de mayo de 2019, las fechas en las que se certificaron los dos últimos ascensos conseguidos por Osasuna. Dos caminos diferentes, que llegaron a la misma meta: subir a Primera División. Hoy, en su tercer aniversario, la imagen de un club que descuenta las hojas en el calendario para disputar su trigésima octava andadura en Primera División ha cambiado positivamente durante estos últimos 1.095 días.

Aquella campaña, Osasuna permaneció en puestos de play off en 34 de las 42 jornadas, de las que 24 fueron de forma consecutiva, alcanzó el “ático” en la quinta jornada y se mantuvo liderando la tabla en 8 de esas 34 fechas. Sin embargo, pese a ser uno de los equipos más regulares del campeonato -el noveno fue el peor puesto que cosechó- el cuadro rojillo se clasificó para la promoción de ascenso a Primera División gracias a una carambola en la última jornada. En la última jornada, Osasuna necesitaba una victoria por goleada en el Carlos Tartiere de Oviedo, una derrota del Zaragoza ante el descendido Llagostera y una victoria del Girona en Ponferrada, además de estar pendiente del partido del Alcorcón, pues en un cuádruple empate entre gerundenses, rojillos, aragoneses y alfareros dejaba fuera de la promoción a Osasuna, mientras que, de ganar el Girona, los pupilos de Martín accederían a la sexta plaza en ese triple empate. 3 de las 4 premisas de la ecuación se cumplieron, mientras que la victoria del Girona llegó con suspense, al conseguir Cristian Herrera el gol que daba el pase a los navarros a cinco minutos del final.

Curiosamente, el destino quiso navarros y catalanes se enfrentasen en la final de la promoción de ascenso, siendo entonces Osasuna quien privó al Girona del acceso a la máxima categoría. En el play off, los de Enrique Martín contaron sus cuatro encuentros como victorias y se subieron a lo alto del kiosco de la Plaza del Castillo para celebrar el regreso a la máxima categoría dieciséis años después.

El ascenso de Girona supuso una bombona de oxígeno para una entidad que como reflejó Enrique Martín “había salido de la UCI para tocar el cielo”. Aquel ascenso inyectó una cantidad económica que superó los 40 millones de euros que fueron destinados, en su mayoría, a saldar la deuda que acarreaba el club, aproximadamente 10 millones menos de lo que va a ingresar esta temporada.

Ahora con el club económicamente saneado, esa cantidad de dinero va a ser invertida en reforzar una plantilla que, como afirmó David García, es “mejor equipo que antes”, en referencia a la plantilla del ascenso.