Análisis Rubén García es el pichichi de la liga con la cabeza, Chimy Ávila marca por segunda jornada consecutiva, Moncayola se estrena en Primera y Roberto Torres iguala a penaltis con puñal

Pamplona - Osasuna se resarció el pasado domingo en el RCDE Stadium de Cornellà-El Prat de la derrota que había encajado una semana antes en El Sadar contra el Athletic (1-2), un partido que puso fin a su histórica racha de 31 jornadas ligueras consecutivas y de 602 días sin perder como local. Los rojillos superaron un exigente examen ante el Espanyol (2-4), una prueba que fue de nivel por las circunstancias del encuentro. El conjunto navarro se sobrepuso a la baja por lesión de Sergio Herrera en el calentamiento, a un gol en contra en la primera mitad -con un penalti que descubrió el VAR- y a la expulsión de Roncaglia con el marcador recién volteado. Y lo hizo con cuatro goles que tienen su propia historia.

Para empezar, el tanto del empate (1-1) llevó la firma de Rubén García, que ya acumula cinco goles en Liga y ha superado en sólo 15 jornadas su mejor registro anotador en Primera (marcó cuatro con el Levante en la temporada 2012/2013). Pero no queda ahí la cosa, puesto que tres de sus cinco dianas las ha conseguido con la testa, marca que le convierte en el pichichi de la Liga en goles con la cabeza. Se trata de un hito digno de reseñar, puesto que, con 1,71 metros de estatura, el valenciano lidera un ranking en el que le persigue con dos goles un nutrido grupo de futbolistas entre los que se encuentran algunos que rozan el 1,90: Maxi Gómez, del Valencia; Álvaro Morata, del Atlético; Jaime Mata, del Getafe; y Franco Vázquez, del Sevilla.

El autor del 1-2 fue Chimy Ávila, que mojó por segunda jornada consecutiva, hito que, a pesar de llevar ya cinco dianas en Liga, no había logrado aún en lo que va de curso. Además, a diferencia de lo que ocurrió con su anterior gol, el que le hizo al Athletic en El Sadar y que no sirvió para evitar la derrota de Osasuna (1-2), el que anotó el argentino en Cornellà-El Prat permitió concretar la remontada del conjunto rojillo, al que le bastaron los tres minutos y medio iniciales de la segunda mitad para voltear el 1-0 adverso con el que acabó la primera.

Del 1-3 se encargó Jon Moncayola, que sólo jugó los últimos 33 minutos del partido contra el Espanyol y además lo hizo como improvisado lateral derecho, ya que saltó al campo por el lesionado Nacho Vidal. Pero fue tiempo suficiente para celebrar su reciente ampliación de contrato con Osasuna -hasta el 30 de junio de 2024 y con 12 millones de euros de cláusula- con una descollante actuación y un gol a la contra que tuvo de todo: concentración para aprovecharse de un error defensivo del rival y robar el balón; velocidad para desbordar a sus adversarios; calidad para pisar el balón y colocar bien el cuerpo para rematar con su pierna buena, la derecha; y definición para marcar ajustando el balón al palo.

Aunque fue el Espanyol el último en anotar en el partido del domingo -un postrero tanto de Calleri que sólo sirvió para que el conjunto catalán maquillara el resultado final-, la goleada rojilla la cerró Roberto Torres con el 1-4. El centrocampista de Arre transformó un penalti provocado por Chimy Ávila -la carrera del argentino en el minuto 91 resultó tan increíble como descomunal- y ya son 16 las penas máximas que ha anotado desde que defiende la camiseta del primer equipo de Osasuna, las mismas que un icono del club, Patxi Puñal. La diferencia reside en que Torres ha llegado a 16 penaltis marcados con 18 lanzamientos, uno menos de los que tiró el cebollero. - Javier Leoné