Hay una película, de hace no muchos años, que se titulaba "Ahora me ves". En ese film se decía que "cuanto más cerca mires, menos verás". Eso puede ser que sea lo que está pasando a Osasuna, que nos estamos acercando mucho para ver si le encontramos, pero no hay manera.

Habrá que alejarse pues e intentar encontrar la esencia rojilla, esa que lleva aflorando desde poco después de que llegara Arrasate. El técnico es innegociable. Él ha traído a Osasuna hasta aquí y ahora es el momento de que demuestre que también puede darle la vuelta a una situación complicada (ya lo hizo en su primera temporada). Es bastante esperanzador tenerle a él al frente del equipo ya que seguro que hace autocrítica para cambiar el destino que ahora tiene mala pinta.

Y la tiene por varias razones, pero la primera por la ausencia de los rasgos que han enamorado al osasunismo. Tal vez la confección de la plantilla, sin laterales suplentes y con delanteros con un marcado estilo parecido entre ellos, no le permite hacerlo.

Desde fuera, alejándonos, evidentemente el análisis es más fácil que desde dentro, con todos los detalles. Pero es que Osasuna no tira a puerta, ni contra el Betis que venía como equipo más goleado. Y ahí está un problema. La idea de jugar con dos '9' no está funcionando, el equipo se centra en lanzar balones largos y no está teniendo suficiente mordiente ni velocidad para recoger las segundas jugadas.

Pueden ser Calleri y Darko la solución, sin duda, por su carácter, más agresivo, algo que ahora mismo necesita el equipo. Pero el cambio debe de ser grupal, de todos. El equipo necesita electricidad, verticalidad y alguien va a tener que dar un paso adelante para hacerlo, ya que ahora mismo el sentimiento general es de bloqueo.

Tal vez Osasuna debe alejarse un poco de sí mismo para analizar lo que ocurre y "ver más" como decían los magos de la película, pero lo único certero es que ahora mismo a Osasuna no se le ve. Y es necesario.