La reforma de El Sadar que está a punto de acabar está quedando muy bonita, pero lo más importantes es que los cimientos del estadio hayan quedado bien, sino todo lo bonito servirá para poco. Eso le pasa a Osasuna ahora mismo en todos sus planos, deportivos e institucional, que los cimientos están inestables.

En el césped, el equipo de Arrasate se ha caído desde sus cimientos completamente. La fragilidad que muestra atrás hace tambalear todo. Los tres goles encajados en Valladolid son ejemplos. Uno tras otro. Pero cuando se habla de fragilidad defensiva no solo hay que mirar a los zagueros, que también. ¿Quién apretaba a Óscar Plano para que filtrase el pase del primer gol? ¿Quién perdió el balón en el centro del campo para permitir contraataques? ¿Donde iba Sergio? El equipo entero está frágil. Y todo lo demás queda totalmente mediatizado con esto. Calleri y Budimir van a crear peligro a la mínima que el equipo combine algo, como se demostró en Valladolid. Pero hombre, tiene que llegar ese mínimo.

Ya puedes tener una fachada preciosa, pero si no tienes los cimentos seguros, adiós. La sensación de agarrotamiento mental que da el equipo es muy preocupante. Arrasate tiene trabajo, y mucho. Se marcó el mes de diciembre como un tiempo clave y de momento está siendo desastroso.

Tocará remar, dirán algunos veteranos que ya comienzan a oír el susurro del lema de otras temporadas en el oído. Pero es que el osasunismo ahora mismo está en manos de la plantilla y el cuerpo técnico. Con la afición lejos de El Sadar, los jugadores no pueden sentir ese aliento en los momentos más complicados. Eso se está notando, pero el problema es que ni depende de nadie de Navarra que se arregle ni parece que vaya a ser pronto.

Pero no solo eso. El ambiente social está totalmente enrarecido tras uno de los movimientos más torpes (como mínimo) de los dirigentes de la entidad. Es un mal momento para pedir la unidad de Osasuna después de haber expulsado a buena parte de la Asamblea en las pasadas elecciones. Seguro que leen que el mal ambiente influye, alguno podía haberlo meditado antes de sublevar a la gente.

Tocará reinventarse, tanto al equipo como al osasunismo, que tiene dar aliento pero desde lejos. Y sobre todo, toca hacerlo volviendo a arreglar los cimientos, nada de ilusiones ópticas ni audiovisuales.