Osasuna se llevó un premio menor en el partido en Elche y, con un punto, los rojillos dejaron a medias su reacción. El equipo de Arrasate mejoró la imagen de anteriores partidos, se mostró superior muchos minutos, pero la fragilidad en las acciones defensivas, la falta de solidez en el repliegue, está resultando dramática en esta fase del campeonato.

En un encuentro en el que se demostró mayor rango durante muchos minutos y se creó un puñado de ocasiones como para haber redondeado un triunfo necesario y tranquilizador, Osasuna volvió a ser de cristal y el Elche, con sus únicos remates a puerta, fue capaz de equilibrar en el marcador lo que había supuesto antes un denodado esfuerzo por parte de los rojillos. Este desequilibrio entre el trabajo que se realiza y el daño que se sufre con casi con un soplo está resultando fatal para.

Fragilidad defensiva, mala suerte y falta de puntería se reunieron para que Osasuna se quedara con un empate insuficiente para sus méritos y amargo en sensaciones. Y lo que es peor, la fatalidad del resultado, la victoria acariciada que se escurrió entre los dedos, esconden las buenas maneras de un equipo que recuperó parte de su personalidad, que se mostró ambicioso y que persiguió el gol con ahínco. Sin embargo, con semejante bagaje de goles en contra -sin entrar a medir el mínimo de porcentaje de acierto que necesitan los contricantes para marcar-, no hay edificio que se sostenga.

Quejoso por los errores propios, por esta oportunidad perdida para sacar la cabeza del hoyo de la Primera, también tiene motivos Osasuna para irse enfadado por la actuación arbitral. Al margen del evidente castigo excesivo que recibió Íñigo Pérez en el tiempo de descuento al recibir una segunda tarjeta amarilla por simular una caída -hubo contacto con el defensa-, Arrasate y sus hombres vuelven a sentirse olvidados por los rectores de la tecnología para mejorar el fútbol.

El penalti cometido sobre Calleri en los minutos finales del primer tiempo volvió a ser cuando menos llamativo. El empujón del defensa sobre el delantero de Osasuna resulta evidente, pero no se sabe si hubo revisión o si la hubo, qué vio el árbitro encargado de gobernar el aparato. Osasuna está notando esta temporada esa historia negra que recuerda que en el caso de una decisión dudosa, no hay nada que hacer. Lo malo es que todo ayuda a que las cosas puedan ir peor y las decisiones escuecen más cuando se está necesitado.

Osasuna cambió su imagen en Elche porque de primeras varió su dibujo. Con solo Calleri en el ataque y un centro del campo más poblado, el equipo de Arrasate resultó más reconocible en cuanto a presión, control del rival y también ofreció una generosa producción de oportunidades. El delantero argentino, el mejor futbolista sobre el terreno de juego, fue el encargado de armar la jugada del primer gol, el de Rubén García, tras una acción individual en la que mezcló habilidad y potencia para ceder un balón perfecto al centrocampista.

Osasuna se puso por delante en el marcador, pero se marchó contrariado al descanso porque disfrutó de ocasiones por mediación de Brasanac, una doble de Unai y David García -con remate al larguero- y otra de Roberto Torres como para haber firmado una goleada en solo 45 minutos.

Osasuna vive momentos desgraciados porque la falta de confianza también pasa factura y un instante de distracción resulta letal. En el primer minuto de la reanudación, el Elche fue capaz de organizar un partido nuevo gracias al gol del empate. Hubo falta de agresividad en la defensa de la acción en la banda izquierda y también fortuna, pero Fidel estaba solo para el remate y la zaga de Osasuna, con la puerta de atrás abierta de par en par. Un gol en el primer disparo a puerta.

Nino, con 40 años solo en el DNI, que había movido el balón en la jugada del empate, se convirtió en uno de los hacedores de la reaparición en el partido de su equipo. De hecho, el Elche llevó la iniciativa durante los primeros quince minutos hasta que Osasuna volvió a recuperar protagonismo, tuvo sus oportunidades para liquidar el encuentro, pero se quedó a medias.

Roberto Torres se topó con el portero en un remate difícil de armar desde el borde del área, pero tenía toda la portería a su disposición en una contra excelente que había iniciado Calleri. El centrocampista, negado con el gol ayer, cruzó la pelota fuera en su segunda acción clarísima de gol. Darko, un par de minutos más tarde, en una jugada similar, no falló y puso a Osasuna por delante, donde se merecía. El partido estaba dominado, con los rojillos cayendo regularmente sobre la portería de un Elche que nuevamente estaba agazapado.

La fragilidad de Osasuna sin embargo se abrió en medio de la calma chicha y se complicó la vida. No se hizo una presión correcta en el centro del campo, hubo un cómodo centro desde la derecha y entre Íñigo Pérez y Oier no acertaron a despejar con contundencia, suficiente para que Guido Carrillo bombardeara a la red. Segundo remate a puerta, segundo gol.

Osasuna intentó reaccionar con cambios y determinación, pero en su área Pere Milla estuvo a punto de marcar el tercero. Algo falla por ahí atrás.

Un punto, señales de mejoría y mucho enfado es el equipaje con el que Osasuna regresa de Elche. El camino se está haciendo muy largo.

Ficha técnica:

Ficha técnica:

2 - Elche: Edgar Badía; Barragán, Gonzalo Verdú, Calvo (Josema, min. 46), Sánchez Miño (Guido Carillo, min. 75); Josan (Víctor, min. 46), Marcone, Fidel, Rigoni; Tete Morente (Nino, min. 46) y Lucas Boyé (Pere Milla, min. 86).

2 - Osasuna: Rubén; Roncaglia, Unai García (Nacho Vidal, min. 87), David García, Juan Cruz; Moncayola (Oier, min. 59); Roberto Torres, Darko Brasanac (Javi Martínez, min. 73), Íñigo Pérez, Rubén García (Kike Barja, min. 87) y Calleri (Budimir, min. 87).

Goles: 0-1, m. 9: Rubén García. 1-1, m. 46: Fidel. 1-2, m. 64: Brasanac. 2-2, m. 77: Carrillo.

Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité vasco). Mostró tarjeta amarilla a Íñigo Pérez (2), por lo que fue expulsado en el minuto 92, y a Guido Carrillo por el Elche.

Incidencias: encuentro correspondiente a la décimo quinta jornada de la Liga Santander disputado en el estadio Martínez Valero de Elche a puerta cerrada.