José Antonio Arregui, Tatono, ha sido una de las voces que más fuerte se ha alzado por el regreso del público a los pabellones de una manera segura. Ahora que es posible, su equipo, el Xota, no podrá beneficiarse hasta bien entrado el mes de enero, cuando reciba en casa al Industrias Santa Coloma. El presidente de la entidad de Irurtzun analiza el impacto que está suponiendo esta ausencia de aficionados en el club, hace balance de un año en el que ha tocado de nuevo reinventarse y se postula sobre la guerra abierta entre la Federación Española de Fútbol (RFEF) y la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS). Además, habla sobre la relación de patrocinio con el CA Osasuna.

Termina un año de lo más convulso. ¿Qué balance hacen desde el Xota?

-Ha sido un año complicadísimo para todos. Ahora mismo, hay que decir que estamos a merced de decisiones de terceros y eso siempre genera incertidumbre. Además, siempre hemos recalcado que los socios son, para nosotros, nuestro tercer sponsor. En una temporada como esta, en la que se ha configurado un equipo tan joven, estar arropados por nuestros aficionados sería muy positivo. Y eso, desgraciadamente, no se ha dado.

La situación que vivimos no es fácil.

-No. Pero ahí se da una de las contradicciones. Por un lado, la cercanía y sensibilidad que con todas las disciplinas ha tenido el Instituto Navarro de Deporte y Juventud (INDJ); y, por otro lado, la incomprensión de quien ha tomado las decisiones de índole sanitario en lo referente al público. Que en un mismo espacio se celebre un acto cultural y pueda ir gente, y que en el mismo espacio haya otra manifestación cultural, como es el deporte, y no pueda ir nos parece incongruente. Eso, desde el final de la temporada pasada y en esta, nos ha crujido. Anímica y económicamente. Así se entiende que en las encuestas, luego, el tercer problema sean los políticos. En lo que respecta al deporte no profesionalizado, ha habido cierta dejación de quienes toman las decisiones políticas. Además, tenemos casi la seguridad de que no son decisiones que se han tomado desde el ámbito deportivo, sino estrictamente político. Somos conscientes de que la situación es muy complicada, pero la gente del deporte es responsable.

El Xota es un equipo que suele llenar el pabellón en cualquier partido. ¿Hay cifras de lo que le supone al club la ausencia de público?

-Sí las hay. Hemos sacado el bono solidario y hemos parado con 450 socios, porque no sabemos el nuevo protocolo que se ha establecido para la vuelta del público al pabellón. Como mucho, tanto Anaitasuna como nosotros, en el mejor de los casos, vamos a poder meter unas 640 personas y nosotros ya tenemos ese cupo de 450. Sin olvidar que hay reservar un tanto por ciento para entradas. Al final, haciendo cuentas, estamos hablando de un impacto económico negativo de 80.000-90.000 euros. Eso, en un presupuesto de 850.000-900.000 euros, es el 10%. Se necesitan tomar medidas extraordinarias. Estamos sobreviviendo gracias a nuestros patrocinadores y, como está pasando en muchos proyectos, a pólizas avaladas por la Junta Directiva. Esto ya viene del final de la temporada pasada, cuando hubo que levantar un ERTE para jugar un partido de los play off por el título. Eso era ya un problema, agudizado desde septiembre por la ausencia de público. Es nuestra incomprensión. A los políticos el deporte, más allá de los titulares, y exceptuando al INDJ, les importa tanto como a un ateo la misa de once. Lo único que queremos es que se trate con justicia a todos los proyectos y que se entienda el deporte como una manifestación cultural más.

El virus ha golpeado con fuerza a muchas empresas. Tampoco será fácil para los patrocinadores mantener a veces la apuesta.

-Nosotros estamos muy agradecidos a todos nuestros patrocinadores. Prácticamente todos siguen. Alguno sí que ha variado la cuantía, pero ahí están. Tenemos su complicidad en un momento, además, de transición, donde se ha ido hacia un equipo muy joven. Ahora estamos tratando de sumar alguno más, para intentar paliar todo lo que este bicho está haciendo. A toda la sociedad, por supuesto, y también al deporte, que no es ajeno a la situación.

Y en medio de toda esta crisis, la guerra abierta desde hace ya tiempo entre la RFEF y la LNFS. ¿Qué opina de todo ello? ¿Hacia qué lado se postula el Xota?

-Aquí se vuelve a dar una contradicción. Nosotros tenemos una relación excelente con la Federación Navarra de Fútbol, pero en la guerra de tronos que se tiene en Madrid creemos que el papel de la Federación Española respecto al fútbol sala no está siendo nada acertado. Al final, cada uno se posiciona libremente y una inmensa mayoría del fútbol sala nacional estamos del lado de la Liga. Luego otros han decidido irse junto a la RFEF. Pero creo que en todo esto vuelve a faltar el diálogo. Con todo, entendemos que el que debe ser generoso es el poderoso y en este caso el poderoso es la RFEF. Para nosotros, la gestión de todo el tema de positivos, de partidos, de derechos audiovisuales o la organización por parte de la RFEF de la Liga nacional no está siendo la correcta. No se está dialogando con la mayoría. Son una minoría los que están decidiendo, auspiciados por la Federación. Y estamos asistiendo, sumamente tristes, a este diálogo de sordos.

¿Ve solución a todo esto?

-La única solución es la generosidad. Que los paganos no seamos los clubes, especialmente los humildes, y que se dialogue de verdad. Y que en todo caso intermedie el que debe legislar sobre esto, el Consejo Superior de Deportes. Se está a limpia querella, hay una ambiente enrarecido, y todo esto sólo perjudica a la modalidad. Algo parecido sucedió en la Liga Asobal de balonmano. Y esto no es bueno.

¿Cómo está la relación ahora con el CA Osasuna?

-El acuerdo se renovó este verano pasado por un año más, hasta 2021, en las mismas condiciones. Es el tipo de relación que ha elegido el sponsor, Osasuna, muy diferente a la de otros clubes como Levante, Betis o Barcelona. La apuesta de Osasuna es la que es y el Xota siempre ha dicho que está orgulloso de llevar el escudo de nuestro equipo de fútbol en nuestro pecho.

Ahora mismo, ¿cuánto aporta Osasuna al proyecto de fútbol sala?

-El 13% de nuestro presupuesto, unos 135.000 euros.

¿Era lo pactado?

-Sí. Al final, cada patrocinador se sitúa estratégicamente como quiere y hay otros proyectos que han decidido algo diferente y tienen plantillas mucho más poderosas, con 15 jugadores de primer nivel y por supuesto sin nadie que debute en Primera División. Nosotros estamos sumamente agradecidos no sólo a Osasuna, sino a todos los sponsor que conforman el club y que son los que hacen posible, junto a los aficionados e instituciones, que el proyecto siga.

Usted es uno de los nuevos socios compromisarios de Osasuna, junto a otro directivo del club, Vicente Oyarzun. ¿Por qué decidió presentarse?

-Porque me lo pidieron. Creo que se ha hecho una buena gestión, correcta.

¿Quién se lo pidió?

-Un amigo. Creo que es bueno estar en esos sitios. He tenido dos épocas de socio y ahora lo que falta es que Osasuna salga de la situación en la que está inmerso.

Con toda la polémica que ha rodeado a la elección de los compromisarios. ¿No cree que alguien puede pensar mal con su elección? ¿Cómo ve todo esto?

-Creo que todo se puede mejorar y no cabe duda de que los responsables de tomar las decisiones tienen que pensar en ello y mejorar el proceso. Lo ha comentado mucha gente válida y todo lo que sea mejorar la elección pienso que vendrá bien a una institución tan querida por los navarros.

¿Le gustaría que la relación Xota-Osasuna durase muchos años?

-Sí. Nosotros nos sentimos sumamente cómodos. Pero esas decisiones corresponden al sponsor, a Osasuna. Nos gustaría que se profundizase más, pero eso no le corresponde al Xota decidir.

Volviendo al tema deportivo. En junio se marcharon seis jugadores del club, algunos de peso como Dani Saldise, Rafa Usín, Araça y Eric Martel. ¿Cómo se vivió desde la entidad todo ello?

-Hay que desearles lo mejor, pero cada caso es diferente. Creo que el amor por un club se demuestra de muchas maneras y hay algunos que han estado a la altura y alguno que otro que no. Ahí lo voy a dejar.

¿No va a dar nombres?

-No. Creo que todos conocen el tema. Cada uno es un caso. Eric es un gran profesional, Dani es un crío excelente y fue una situación muy dolorosa. Araça estuvo varios años aquí perdiendo dinero y se merecía esa oportunidad de crecer económica y deportivamente. Y sobre la otra persona, él verá.

¿Se ha sentido decepcionado por alguno de ellos?

-Sí, claramente. En su momento no dijimos nada y creo que ahora tampoco es el momento de hacerlo. Pero se faltó a una serie de hechos y cada uno tiene que ser coherente con lo suyo. Lo que es evidente es que nosotros no podemos pagar las cantidades de otros clubes. A partir de ahí, desearles lo mejor.

Al Xota siempre le ha tocado reinventarse. ¿Quizás este año está costando más adaptarse a la nueva situación o las ha vivido peores?

-No, hemos vivido de todo. Pero es verdad que hay factores externos, decisiones políticas o de la Federación que tú no controlas, y hay que convivir con ellas a pesar de no estar de acuerdo. Si a eso le sumas que hay equipos que se han reforzado muy fuerte, pues hay una mayor dificultad. Pero esto, independientemente del resultado deportivo, es un proyecto que lleva 42 años y seguirá otros 42 con los que vengan.

¿Tiene fuerzas para continuar al pie del cañón?

-Sí. Y me apoyo en ejemplos. Por aquí ha pasado gente y ha dejado poso. Bisu, Imanol, Mikel Bardají, Afranio, Wilde, Dé, Arnaldo, Jesulito y, por supuesto, Javi Eseverri. Ese es el top. Con esa gente me quedo.

¿Cómo ve al equipo esta temporada?

-Se nos ha marchado gol, se ha ido experiencia y calidad, eso vale mucho dinero y nosotros no lo tenemos. Y se ha hecho una apuesta por los jóvenes. Creo sinceramente que se está jugando como para llevar más puntos, pero la falta de definición nos está penalizando. Hay que perseverar. Nosotros confiamos ciegamente en nuestro vestuario y estoy seguro de que saldremos airosos de esta situación.

¿Qué le pide a 2021?

-Aunque sea un tópico, salud. Que seamos todos capaces de vencer al bicho. Que el deporte sea un vehículo para sonreír y conseguir objetivos comunes. Y que toda la sociedad se recupere de este virus, que nos está dejando tocados anímicamente. Necesitamos volver pronto a la normalidad.