El División de Honor de Osasuna consiguió este fin de semana su octava victoria en ocho jornadas de liga disputadas. Un pleno accidentado, pues su jugador, Sergio Pascual, terminó en urgencias tras un choque con su compañero Yoel. Afortunadamente, todo quedó en un susto y el jugador regresó a Pamplona el domingo por la noche.

¿Qué tal está Sergio? ¿Ha podido hablar con él?

-Acabo de hablar con él. Ya salió ayer (por el domingo) y pasó la noche en casa. En principio iba a estar 12 horas en observación pero le dejaron dos horas, fue la familia y se lo trajeron de vuelta. Se encuentra bien.

¿Cómo vivió en el campo ese momento?

-Al final es un choque entre Yoel y Sergio y nos piden el cambio. Supones que ha habido algo fuerte y vemos que tiene una brecha en la nariz. Se encontraba un poco mareado y se lo llevaron a Urgencias al hospital de Soria, donde le estuvieron tratando. Le pusieron un apósito en la nariz y lo mantuvieron en observación. Ha pasado la noche bien en casa, sin mareos y parece que todo ha quedado en un susto.

Y, ¿cómo lo vivieron los compañeros? ¿Le tocó tranquilizarlos? No siempre se producen situaciones como esa...

-Hubo un impás de cinco o diez minutos en el que el equipo sí que estuvo un poquito despistado. Pero en el fútbol sí que se producen encontronazos y el chico pudo salir por su propio pie, no tuvo ni que venir la ambulancia. No es algo normal pero tampoco deja de ser extraño en un deporte como es el fútbol.

Aun así, el equipo supo recomponerse y conseguir una nueva victoria.

-Sí, lo que te digo. Pasamos diez minutos raros e hicimos cambios a raíz de lo de Sergio. Nos recompusimos y pudimos encarar el partido y todo salió bien.

Es el octavo triunfo en ocho jornadas disputadas. Es sinónimo de que las cosas se están haciendo bien.

-Estamos muy contentos con el grupo. Llevamos trabajando mucho tiempo en una situación rara con la pandemia, desde agosto estamos entrenando y estoy feliz con el grupo, con el cuerpo técnico y con el trabajo que está haciendo el club. Además, los resultados acompañan y estamos en una situación inmejorable.

A pesar de todo el buen trabajo que comenta, puede engañar el hecho de que alguien mire solamente los resultados, porque imagino que habrá habido algún partido complicado...

-Sí. Nos han costado todos, excepto quizá el partido ante la Valvanera, en el que nos ponemos 3-0 en los primeros veinte minutos. En el resto de partidos han habido momentos en el que hemos estado más acertados para que el partido cayera de nuestro lado. Pero todos los días nos cuesta.

Dice que todos los partidos les cuesta. A falta de medirse a dos rivales de la primera vuelta, ¿qué nivel está mostrando el grupo?

-Está claro que al no estar los equipos del País Vasco se nota que el nivel no es el mismo que el del año pasado.Pero nosotros nos miramos más allá del rival, miramos por el propio jugador, en su crecimiento personal y en el del equipo.Y, más allá del rival al que nos enfrentemos, ese es nuestro reto, nuestro hito de este año, porque la idea es competir más adelante contra rivales de mayor entidad y tenemos que estar preparados para ello.

¿Cómo fue la vuelta a los entrenamientos después de que se suspendieran las competiciones? ¿Cómo se notó el periodo de inactividad?

-Mucho. Fue una situación rara porque estuvimos más de un mes haciendo entrenamientos individuales en los que el jugador no podía pasar el balón a su compañero. Luego estuvimos dos semanas en las que no podía haber duelos, pero nos podíamos pasar el balón. Ahí dimos un paso más en los entrenamientos y luego sí que pudimos entrenar normal. Pero al final los chicos llevaban desde marzo sin competir, son casi seis o siete meses, e incluso a nivel fisiológico hay una adaptación por el tema del golpeo y el de la competición que en varios casos nos han costado lesiones. Esa adaptación, tanto a nivel físico o mental, no ha sido sencilla. Pero hemos sido constantes y hemos hecho un plan de trabajo en el que nos hemos adaptado a las circunstancias.

Con todo esto que me comenta, ¿cómo se ha vivido desde dentro el arranque de la competición, con todo lo que la rodea desde fuera?

-Ha sido muy distinto. El no tener un vestuario para poder hablar... El equipo se mantienen 7-8 jugadores del año pasado y esa adaptación del resto del grupo para hacer un equipo es lo que más ha costado. El llegar y no poder ducharte, el llegar y no poder dar una charla tradicional... Al final nos hemos tenido que inventar, que ser imaginativos y buscar alternativas para que eso se pudiera hacer. Creo que hemos acertado y que estamos bien, pero se hecha de menos el vestuario y cruzarte con otros equipos del propio club.

No sé hasta qué punto los chicos son conscientes de la situación y hablan de ello en el vestuario y desconozco si a la figura del entrenador le toca desempeñar otro tipo de funciones, además de la deportiva.

-El aspecto psicológico ha sido importante también. Al final tienes que buscar qué hacer para que ellos se sientan integrantes de un grupo. Les hemos implicado en tareas que hemos hecho, desde el visionado de rivales hasta ejercicios en grupo para que ellos mismos se relacionen. Está siendo un reto bonito.

En este reto que menciona no sé hasta qué punto es complicado para el entrenador preparar las sesiones al desconocer si va a poder contar con más o menos jugadores por si alguno se debe quedar en casa por precaución.

-Nosotros hemos tenido suerte dentro de lo que ha ocurrido porque apenas hemos tenido casos. No hemos tenido casos de perder a cinco o seis jugadores en una misma semana. También es verdad que el grupo de trabajo, que en otros años era de 20 jugadores, este año, por las circunstancias, está entre 20-25 y también es una oportunidad para que chicos de primer año que están con nosotros de manera habitual e incluso tenemos un jugador cadete que está con nosotros y es beneficioso para su desarrollo. Dentro del problema o dificultad que se nos presentaba, hemos encontrado una oportunidad para dar cabida a esos chicos que entrenan en un nivel superior.