En un párrafo

unque Japón y el COI aseguran que los Juegos siguen adelante y se celebrarán este verano, ha comenzado a instalarse en el ambiente deportivo la duda de que eso sea posible, con las cifras de la pandemia desatadas y la falta de seguridad de que las campañas de vacunación lleguen a tiempo de lograr la inmunidad de grupo. Ante el riesgo de una nueva cancelación, quizás definitiva, comienzan a surgir diversos planes B para salvar los Juegos. Uno de ellos -muy doloroso para todos- sería renunciar al público. Y otro -que rompería todo el concepto de la Villa Olímpica y obligaría a un sobreesfuerzo logístico- sería organizar cada deporte en burbujas, al estilo de las que están funcionando en diversos deportes profesionales. Si por una vez en la vida el COI le preguntara su opinión a los deportistas que llevan ya cinco años soñando con esta cita, la respuesta sería obvia: lo que haga falta con tal de que haya Juegos. A ver si les escuchan.