l centenario de Osasuna llega a su fin, aunque parezca mentira. La pandemia ha dejado a la rojez sin poder celebrar nada entre restricciones y poca cintura de la planta noble rojilla, que ha sido incapaz de ofrecer algo más allá de un himno presentado en un estadio vacío. Bastante frío todo para una temporada tan importante.

Una campaña que no es menos importante que la que arranca. Arrasate y sus chicos tienen ante sí el reto de seguir dando pasos adelante en la evolución del jagobismo, que casi se ha convertido en una religión para Osasuna. Y deben hacerlo con la mejor plantilla que se recuerda en años por estas lides. Se ha mantenido a jugadores clave como Moncayola, se ha traído a perlas futuras, como Areso, y se ha fichado gol como no se recuerda. Budimir y Kike, unidos al esperado resurgir del Chimy, deberían asegurar una buena cuantía de tantos si el equipo se los sirve.

Braulio ha hecho desde que llegó un papel excepcional, notable. Conseguir reclutar talento como lo ha hecho con los mimbres económicos que cuenta está al alcance de muy pocos. No pasa nada por decir que se ha equivocado con algunos fichajes, especialmente con su precio. No creo que por decir eso se empañe una labor magnífica que de la mano de Jagoba, Cata y Bittor ha permitido a Osasuna unos años excepcionales en el ámbito deportivo después de pasar unos bastante inestables y duros. Casi se podría decir que entre todos han conseguido dar calma a otros que habitan en la institución y que, demostrado ha quedado, eran excesivamente impacientes.

La estabilidad es fundamental, especialmente ya que Osasuna se encuentra sumido en un proceso de renovación de sus piezas claves. Oier y Torres, capitanes y casi héroes (ellos sí se bajaron el sueldo hasta niveles necesarios para permaneces en el club, no como Messi) de una época complicadísima, van dejando paso a los capitanes del futuro: David y Unai García, Kike Barja y Jon Moncayola.

Y es que Osasuna ha conseguido la paz social en lo deportivo de la manera más trabajosa: hacer las cosas bien, sin cortinas de humo ni distracciones, trabajando con sus aciertos y errores. Cosa que no se puede decir en otros aspectos. Está bien el crecimiento del club en muchos ámbitos, liderados por las oportunidades que ofrecerá el nuevo estadio cuando esto pase o por lo menos se deje de tomar al fútbol como la actividad de máximo riesgo epidemiológico, como parece que se valora actualmente.

Pero, volviendo al estado del club, permítanme ciertas dudas. Es comprensible que haya una cierta corriente del osasunismo que se preocupe al ver multiplicarse la deuda. Que sí, que es por el estadio, pero se dijo que esto iba a ser una obra llave en mano y finalmente ni se va a acercar al precio que se proclamó casi como un éxito de gestión. Y más tras ver como la pandemia está golpeando a muchos clubes. No pasa nada por estar en alerta, que venimos de rozar la desaparición hace menos de una década y parece que a muchos les sorprende que aquello haya dejado cicatrices a otros. Y que la situación deportiva que ahora va de cara, se da la vuelta en cuanto menos te lo esperas y la deuda no está ahora mismo como para sustos. Que Osasuna es el único club, no SAD, que no ha puesto pegas al acuerdo de la Liga con un fondo de inversión, no sé, tal vez debería invitar a una reflexión.

Y es que siempre será mejor una masa social crítica que una dormida. Bien lo sabemos aquí. Por eso sorprende ver cómo alguno de los preocupados ahora lidera la línea oficialista sin duda alguna o como se critica a la crítica en redes sociales casi de manera furibunda (y en algunos casos maleducadamente). Si esto es de un club saludable, que baje Ezcurra y lo vea. Ahora llegan estatutos nuevos, que van a ser aprobados por una asamblea cuyo control al ejecutivo va a ser mínimo, para que Sabalza siga una legislatura más. Ojalá se aproveche la oportunidad para arreglar asuntos que erróneamente (no vamos a pensar mal) se colocaron en los anteriores.

La situación no es mala, ni mucho menos crítica, pero no sería un dispendio que a la gente se le permita estar preocupada. Al final Osasuna va a cumplir 101 años y todos queremos que cumpla otros 101.