Hace ya tiempo que el fútbol profesional relegó el oficio y la intuición en beneficio de la mecanización. Los equipos tienen expertos en big data que desmenuzan el rendimiento de los jugadores y estudian hasta el mínimo detalle del rival que se pueda cuantificar y desmenuzar en un programa. El juego sigue siendo fresco y en ocasiones sorprendente porque el talento individual no se puede enjaular como tampoco prever los errores de bulto. Pero las combinaciones a dos o a tres en algunas parcelas del campo, las acciones a balón parado, los saques de portería€, casi nada se deja al albur. Y luego está el lenguaje: el bloque bajo, el buen pie, la presión tras pérdida, el pase de seguridad, el jugador box to box€ Nuevos métodos y nueva terminología.

En este nuevo escenario, encontré recientemente un artículo en una web especializada (presenta sus análisis como 'El deporte bajo evidencia científica') en el que el autor trata de responder a una pregunta que, en principio, parece simple: ¿Existe la ventaja de jugar en casa? Todos contestaríamos, sin pensarlo mucho, que sí, que el factor campo suma y ayuda a afrontar y resolver un partido. No es una evidencia muy discutible cuando en un juego tan popular como la uiniela la apuesta más común es el 1 (victoria del local) y la X y el 2 reciben el nombre de variantes.

Sin embargo, trayectorias como la de Osasuna en esta temporada dan argumentos a trabajos como el arriba comentado. Durante un largo trecho de la competición, para el equipo de Arrasate ha resultado más cómodo jugar como visitante que de local. Pero la tendencia digamos que ha vuelto a la naturalidad en las tres últimas jornadas, encadenando otras tantas victorias en El Sadar (Villarreal, Levante y Alavés) casi un año después. Siguiendo las teorías de los más sesudos analistas, este cambio encaja en lo que denominan 'Teoría del impulso', que en resumidas palabras trata de demostrar que "la presencia de un determinado impulso (activación) conlleva la provocación de una respuesta dominante". ¿De dónde proviene este reciente impulso en el caso de Osasuna? De una parte, por el aliento de la afición (determinante en el partido con el Villarreal); de otra, el manejo del equipo por parte del entrenador; también de la eficacia de hombres con gol como Chimy y Budimir; y, en fin, del manejo que de esa presión ventajosa que supone ser el equipo de casa pueden hacer jugadores referentes en la dirección del juego como Moncayola y Torró, incansables ayer y siempre en su contacto con el balón.

Con ese impulso, con la victoria ante el Alavés, Osasuna va recuperando su seña de identidad como equipo fuerte en su estadio, que no regala nada. Y el Glorioso debe cobijarse en la otra pregunta: ¿Es una desventaja jugar fuera de casa? Ayer lo fue, pese al liderazgo de Pacheco y Laguardia y al apoyo de una hinchada que animó sin descanso y sin reproches pese a regresar a casa con una derrota que es un mal augurio. Pero es que para el Alavés el problema ya es salir a competir, en Mendizorroza o en cualquier lugar. Carece de impulso. Ese que ahora lleva a Osasuna a los 41 puntos y a ganar partidos cuando nadie lo espera.