A sus 31 años, Aitor Fernández puede presumir de una más que aceptable trayectoria profesional como futbolista que le ha llevado a pasar por Villarreal, Numancia, Levante y ahora Osasuna y que comenzó a fraguarse en la cantera del Athletic mucho antes de alcanzar la mayoría de edad, llegando incluso a disputar el Mundial sub-20 de Colombia, en el que empezó de titular y en el que una lesión en el codo le envió a casa antes de acabar. Sin embargo, lanza un aviso para navegantes: “Se me ha dado bien, pero se queda mucha gente por el camino, mucha más de la que llega, y para esa gente es más difícil reintegrarse luego en el tema de estudios y de trabajo”.

Añade como anécdota y consejo que algunos padres se acercan para decirle: “Mi chaval también es portero”. Y él no duda en responderles: “Sí, pero primero que estudien. No por nada, sino porque hay muchas cosas en el camino que no dependen de ti, como una lesión o la decisión de un entrenador, pero los estudios sí”.

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“En el mundo del fútbol”, añade, “cuando empiezas muy joven, los representantes cada vez empiezan a querer contactar antes con los jugadores y los clubes son empresas deportivas, no académicas, por lo que les interesa que el jugador dé su mejor nivel deportivo, no académico”. “Ahí habría que hacer un poco más de fuerza, no porque no haya educadores, sino porque creo que los clubes, no sé cómo, deberían darle más valor a los estudios”, apostilla sobre su reflexión. “Con 15 años no somos lo suficientemente maduros como para asumir ciertas cosas”, remata.

En cualquier caso, Aitor Fernández matiza que él habla desde su experiencia. “Cuando era más joven tenía una falta de madurez tremenda, pero había otra gente en la academia con una madurez fuera de lo normal y no echo toda la culpa a los clubes, porque la falta de madurez es la mía”. En cualquier caso, no encuentra motivos para el arrepentimiento. “De todo se aprende y como no hay vuelta de hoja... Las cosas se han dado así y ahora me toca intentar que mi hija Ione sepa un poco la experiencia de su padre, aunque solo tiene 15 meses y todavía es muy pequeña”, concluye.