Una de las novedades que introdujo Jagoba Arrasate en el once inicial por el que apostó ayer en el estadio José Zorrilla fue la inclusión en el centro de la defensa de Aridane Hernández, que se había quedado en el banquillo en el anterior compromiso liguero de su equipo (contra el Espanyol en Cornellà) después de haber sido titular en la derrota contra el Atlético de Madrid en El Sadar (0-1). Y resultó un acierto la decisión del técnico, pues el central canario se erigió en el mejor defensor de su equipo, completando una soberbia actuación que aderezó evitando un gol del Valladolid casi sobre la línea.

A Aridane Hernández, de 33 años, que acaba contrato con Osasuna al final del presente ejercicio y que durante el mercado de invierno sonó como posible refuerzo del Elche, no le ganó nadie por alto ni por bajo. Jugó el canario de inicio porque así lo decidió su entrenador y también, según dijeron en la retransmisión de DAZN, por unas molestias de Unai García, que se quedó en el banquillo y al que se le pudo ver calentar en la banda en los últimos minutos del encuentro, aunque no llegó a participar en el choque.

La carta de presentación de Aridane en Valladolid resultó espectacular, pues a los 27 segundos reaccionó con una rapidez y una contudencia impresionantes para corregir una mala cesión de Juan Cruz al portero Aitor Fernández. El balón se quedó casi a los pies de Sergio León, exrojillo y ahora delantero del cuadro pucelano, pero el canario se lanzó al suelo sin contemplaciones para cortar una acción que pudo tener consecuciencias negativas para su equipo. Después despejó todo, por arriba y por abajo, e incluso evitó un gol cantado de Darwin Machís en el minuto 41. El venezolano superó la salida de Aitor Fernández con una precisa vaselina, pero, cuando el balón estaba a punto de entrar en la portería de Osasuna, apareció la cabeza de Aridane para evitar el tanto pucelano. Y así se erigió el canario en el salvador de su equipo. Por eso, y por mucho más.