Habrá que empatar a cero en San Mamés; o aguantar hasta el minuto 120 con un 1-0 en contra; y forzar la tanda de penaltis. Porque o mucho cambian las cosas o este ayuno de goles al que se está sometiendo Osasuna puede dejar al equipo en los huesos. Sin carne o copa a la que hincarle el diente. Cuatro partidos consecutivos sin marcar son una mala tarjeta de presentación cuando el duelo de Copa te va a exigir no quedarte a cero, que sería lo mismo que confiar tu fortuna a un defraudador y darte luego una vuelta por la bolsa a ver si ha caído algún dividendo. Así solo puedes perder. No es que de repente haya sufrido un ataque de pesimismo, es que hay ocasiones, o semanas, en las que la realidad te pone en cuestión lo que creías inmutable. Y todo el osasunismo sigue pensando –pese al gris desempeño de ayer en Palma– que Osasuna tendrá un puesto en la final de La Cartuja. Lo que ahora se pregunta es cómo.

El hincha sabe sumar –no habremos hecho números durante años...– y no se engaña que cero más cero más cero más cero es igual a cero. Ni un gol que celebrar; más aún, cobra fuerza la sospecha de que los delanteros han perdido la referencia de las porterías, un síndrome aplicable también a centrocampistas y defensas. Ayer, en algunos momentos, llegué a pensar que solo Aridane podía acabar con esta prolongada dieta de cero calorías. El defensa canario, con sus errores, fue el más solvente de un equipo que hasta el minuto noventa parecía conforme con el resultado, pese a recurrir el entrenador a los titulares que mantuvo a salvo de los porrazos durante una hora, sin sacar rendimiento de gozar de ventaja numérica durante 25 minutos y encontrándose en frente un Mallorca que, fiel a las tesis de Javier Aguirre, hace de la defensa su primer argumento para mantener la categoría. Osasuna trató de romper esta racha de las últimas semanas en cinco minutos, pero cuando tuvo la ocasión para marcar y ganar salió a relucir la falta de práctica: véase, como mejor ejemplo, la patada al aire de Kike García en un intento de rematar al marco. Así están las cosas.

Este largo paréntesis entre el partido de ida de la Copa y el de vuelta no le ha sentado nada bien al juego de Osasuna. Al margen de los goles –y quizá también por el nulo acierto en el remate– el equipo se ha sumergido en un periodo de confusión y le han asaltado las dudas. Ha habido fases de buen fútbol y otras en las que los jugadores han sido incapaces de hilvanar los pases. Desconozco los motivos de estos altibajos y me parece un argumento poco sólido el atribuirlos a una supuesta distracción provocada por la Copa. Además, en la Liga no hay ningún tipo de presión.

Pasó pues esta vigilia sin Copa dejando un exiguo balance de dos derrotas y dos empates; también dudas sobre lo que pueden aportar futbolistas importantes como Budimir en un momento tan determinante para el club y su afición. De todas formas, el partido del martes en Bilbao será otra historia. Osasuna tiene argumentos para defenderse con eficacia, pero confiar el desenlace de la eliminatoria a una resistencia numantina sería muy arriesgado. Habrá que marcar gol y lo de menos es quien lo haga. Digo yo que el legendario Pichichi se merece un homenaje.

Confidencial

Refuerzos para la banda izquierda. El final de las cesiones de Abde y Manu Sánchez (no tendrá una cuarta etapa en Osasuna) ha puesto el foco de las prioridades de la dirección deportiva en buscar un doble refuerzo para la banda izquierda. Y el perfil está claro: barato o que acabe contrato.

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1x1 de Osasuna ante el Mallorca en Son Moix DIARIO DE NOTICIAS