José Manuel Mateo (Pamplona, 23/01/1975), excapitán y exentrenador de Osasuna, disputó ocho temporadas con el primer equipo rojillo. El zaguero navarro no estuvo en la final de Copa de 2005, puesto que pasó esa temporada en el Valladolid, desde donde pasó alRecreativo y, de ahí al Alavés, club en el cual jugó tres temporadas y se retiró en 2009. Donde sí estuvo fue en la temporada 2014/15 como entrenador antes de que Enrique Martín Monreal cogiera las riendas del equipo. Canterano y técnico rojillo, Mateo analiza al equipo de Jagoba Arrasate y sus posibilidades en la final del 6 de mayo, de la cual disfrutará el excapitán desde la grada.

¿Cómo ve a este equipo de Jagoba Arrasate en la final? 

–Le veo con las posibilidades que el fútbol te dice, porque juegas contra un gran equipo que está acostumbrado a jugar finales, pero siempre se ha apelado a que la ilusión mueve montañas. Entonces por qué no vamos a soñar con que se pueden alinear los astros y Osasuna hace un buen partido. Seguramente sufrirá, pero por qué no vamos a aspirar a ese título.

“Osasuna seguramente sufrirá en la final, pero por qué no vamos a aspirar a ese título”

¿Qué opina del juego que está proponiendo Osasuna esta temporada?

–No solo es esta temporada, creo que hay que mirar más atrás. Siempre resalto la figura de Jagoba Arrasate porque ha sabido leer muy bien qué es Osasuna, qué necesita y qué quiere la afición. A partir de ahí me da la sensación de que es un equipo consolidado, con buen juego y un estilo propio. Además ha conseguido quitar un poco ese Osasuna el cual en El Sadar se siente fuerte y cómodo pero fuera le cuesta más. Ahora mismo el equipo va fuera de casa, juega sin complejos, juega a ganar y creo que de ahí sale el fruto de los resultados que se están dando.

Por otra parte, ¿cómo ve a este Real Madrid de Carlo Ancelotti? 

–Le veo como ese equipo que siempre está ahí en los partidos importantes y este lo es porque es un título. Lo que puede ser un Real Madrid cuando viene a El Sadar, que no está cómodo, lo hemos visto durante muchos años atrás, pero nos vamos a enfrentar a un Madrid que tiene un título por medio. Este tipo de jugadores se sacian el hambre con títulos y tienen la oportunidad de ganar uno en 90 minutos. Pero bueno, Osasuna también juega con la ilusión de conseguir un título que nunca antes ha tenido.

¿Por dónde cree que se le puede hacer daño a este rival? 

–Confiar en el buen trabajo como equipo, estar juntos y cerrar bien los espacios contra jugadores a los que si les dejas huecos a las espaldas son muy rápidos; lo hemos vivido con Vinicius. Yo creo que al final pasa por eso, por hacer un buen planteamiento táctico en el que ellos no estén cómodos y no te hagan ocasiones. También hay que poner los cinco sentidos en las que tengamos nosotros para hacer daño.

¿Qué se siente al ver a Osasuna en la final de Copa 18 años después? 

–No pude ir a la final anterior porque estaba en activo y en esta estoy ilusionado porque iré con la familia como un hincha más. Iré con mi bufanda, con la camiseta que han sacado nueva y me apetece vivir esa experiencia de ser un aficionado más en la grada animando a Osasuna. Quiero vivir una final como esa afición que siempre me ha animado, me ha apoyado y que en los momentos difíciles siempre ha estado ahí

José Manuel Mateo. UNAI BEROIZ

Osasuna tiene eso de que un exjugador puede estar en la grada del estadio como un aficionado más. 

–Sí, esa es la grandeza de Osasuna. Somos gente llana, gente humilde que nos adaptamos a todo. Seguro que pasaré un rato la mar de a gusto con toda la gente que esté allí.

¿Dónde vio la final de 2005? 

–Tenía partido y me acuerdo que la vi en un hotel porque el Valladolid estaba en segunda y teníamos liga.

“Ahora el equipo va fuera de casa, juega a ganar, sin complejos y de ahí sale el fruto de estos resultados”

¿Se contenía a la hora de celebrar o jurar?

–No, para nada (ríe). Sí que es verdad que intenté aislarme un poco para verlo. Pero bueno, la final fue muy exigente a la hora de verla porque estuvieron siempre cerca de poder ganarla. Me acuerdo luego en la habitación tener ese sentimiento de decir “lo hemos tenido tan cerca” y “qué pena que se nos haya escapado esto”.

Le tocó coger las riendas de Osasuna en una temporada difícil. ¿Qué opina de la situación actual del club?

–Los que estuvimos en esos momentos difíciles pensábamos en una situación difícil y complicada a nivel de vestuario. Y luego cuando te toca coger las riendas del equipo ves que aún es peor de lo que esperabas. Sobre todo hablo del factor anímico porque estaba muy de fondo el tema de los juicios y luego estaba la situación deportiva donde podíamos bajar a Segunda B. Se vivió una explosión de cosas que no ayudaban. Intenté poner mi granito de arena y apelar a olvidarnos de todo eso. Creo que al final logramos enderezar un poco el rumbo, pero los resultados no salieron y entendí el cambio de entrenador.

“Iré a la final y me apetece vivir esa experiencia de ser un aficionado en la grada animando a Osasuna”

Ha estado en épocas diferentes del club, ¿sigue siendo ese mismo Osasuna con la misma filosofía?

–Sí, de hecho veo mucha similitud entre lo que hay ahora y lo que éramos antes. Un equipo que ha venido de una situación complicada en la cual el club ha gestionado bien los pocos recursos que ha tenido y todas las dificultades para sacar esto adelante. La junta directiva con Fran Canal a la cabeza han hecho las cosas muy bien, pero vuelvo a resaltar que la figura de Jagoba Arrasate, junto con Braulio. Han generado una ola que tiene mucha fuerza para que dure muchos años en Primera División.

Entrenó a David García y Unai García, ¿cómo ha visto la evolución de ambos jugadores?

–Muy buena. También es verdad que les ha tocado jugar en situaciones difíciles y eso les ha hecho madurar y reaccionar rápido al verse en el primer equipo en un momento así. Eso te da un poso muy importante que ahora mismo se está viendo, aparte de la validez que tienen. Cuando me ha tocado manejar a estos jugadores en categorías inferiores, veía que estaban por encima del resto. Era cuestión de dejarles tiempo, que maduren, se vayan haciendo y al final han acabado donde están.