La Columna Bodega Santa Cruz, ubicado en la calle Mateos Gago de Sevilla, fue uno de los locales que más y mejor negocio hizo este pasado sábado a costa de la animosa hinchada de Osasuna desplazada hasta Sevilla para animar a su equipo en La Cartuja en la segunda final de Copa de la centenaria historia del club navarro. Situado a escasos metros de la Giralda, en pleno núcleo urbano de la capital hispalense, este bar hizo su agosto en pleno mes de mayo porque se convirtió en uno de los centros neurálgicos de la fiesta rojilla, en la que participaron los más de 25.000 hinchas que se movilizaron hasta suelo sevillano.

De todo esto dio ayer fe uno de sus camareros, el gaditano Antonio Lorenzo, que un día después seguía alucinando con lo que se vivió ayer en el local donde trabaja. “Fue bastante fuerte”, confesó en una animada charla con este periódico mientras atendía las mesas de la terraza, donde había menos actividad que en la jornada precedente.

Para demostrar que nunca antes había visto algo parecido, puso como ejemplo la anterior final de Copa, de la que salió campeón el Betis: “Cuando estuvieron el año pasado los del Valencia”, rival del conjunto sevillano, “hubo mucho ambiente y eso, pero ni bebieron ni comieron tanto como los de Osasuna”. Y no se quedó ahí, pues ofreció más detalles y se atrevió con una invitación: “La caja que hicimos fue increíble, así que los aficionados de Osasuna pueden volver cuando quieran”.

También elogió este camarero el excelente comportamiento de la hinchada rojilla: “Hubo muy buen ambiente y muy buen rollo. Además, aunque es verdad que había muchísima gente, no hubo ninguna pelea y ninguna mala cara, ni siquiera cuando avisamos de que no nos quedaba nada, porque nos quedamos sin Coca Cola, sin fanta y sin tinto para los famosos kalimotxos. Nos dijeron que no pasaba nada, que gracias y que se iban a seguir con la previa del partido a otro lado”.

Antonio Lorenzo confesó que sabía lo que era un kalimotxo, “aunque aquí no es habitual que lo pidan”, y volvió a tirar de gracejo andaluz para responder a la pregunta de qué hizo cuando le pidieron el primer kalimotxo: “No, no, el primero me dijo que quería 19 kalimotxos”. Cómo reaccionó es la siguiente cuestión a la que también contestó con simpatía: “Le dije que me iba a por una caja de Coca Colas”.

Sobre el consumo de cerveza habló de un elevado consumo. Y lo hizo con cifras: “Vendimos más de 19 barriles, cuando un sábado normal solemos vender unas diez”.

“Desde estos días hay un osasunista más. Aunque me ha tocado trabajar mucho, me lo he pasado muy bien”, fue la despedida de Antonio Lorenzo, alucinado y encantando con la rojez, al igual que un policía que definió a los aficionados de Osasuna como “borrachos pero buenos muchachos”.