La jornada del domingo resultó dura para el osasunismo. El motivo es obvio: la dolorosa derrota que encajó el conjunto navarro en la final de Copa que le enfrentó con el Real Madrid en La Cartuja de Sevilla (2-1). No tuvo un final feliz el masivo éxodo de la hinchada a la capital hispalense, teñida de rojo desde el pasado jueves y hasta ayer, porque se cuentan por cientos (tal vez miles) los y las que aún tienen que regresar a casa, entre ellos Ángel Alcalde, director del fútbol base de Osasuna. Pese a tener un cargo en el club, presenció el duelo contra el equipo de Ancelotti desde la grada, como un aficionado más en compañía de su mujer, su cuñada y una amiga.

Alcalde accedió a responder las preguntas de este periódico mientras paseaba por el centro de Sevilla ataviado con una elástica de Osasuna y reconoció que “no sé si la palabra exacta para definir la derrota es tristeza, porque lo que yo siento es un orgullo tremendo”. “Me he puesto he puesto esta camiseta para salir a la calle como si hubiéramos ganado. Es la sensación que tengo de lo que ha supuesto esta final para Osasuna y el osasunismo”, prosiguió, añadiendo que “es verdad que en el campo no pudimos ganar, pero creo que fuera Osasuna ha ganado muchísimo, porque se ha hecho más grande, se ha potenciado su esencia y eso también es ganar, aunque de otra manera, y el valor es incalculable”.

Para el responsable de la cantera rojilla, el verdadero triunfo de Osasuna reside en que fue capaz de movilizar a más de 25.000 seguidores y seguidoras, algunos más si se tiene en cuenta que una parte de la afición se desplazó incluso sin entrada para acceder al estadio. Es decir, destacó el factor sentimental: “En la grada tenía a dos niños delante con unos lagrimones tremendos y sé que esas cosas a uno le hacen fuerte. Tengo esa imagen grabada y no se me va. Es verdad que estaban muy tristes, pero a la vez muy orgullosos, aunque sin saberlo muy bien todavía. Y es que lo que se vivió en Sevilla lo van a llevar dentro para siempre, con lo cual, se generó mucho. Ya lo vimos en las calles: Sevilla era roja”. Y lo va a seguir siendo, aunque en menor medida, hasta hoy, día en el que los últimos reductos de la afición rojilla van a emprender su viaje de regreso.

A Ángel Alcalde también se le notó ayer emocionado al hablar del elevado número de canteranos que participaron en la final de Copa (David García, Moncayola, Aimar Oroz, Kike Barja y Pablo Ibáñez) y los que aguardaron en el banquillo su oportunidad sin llegar a tenerla (Unai García, Jorge Herrando, Iker Muñoz y Diego Moreno: “Es la esencia de Osasuna, un grupo fuerte de jugadores de casa al que le hemos visto competir a un nivel de Primera División, de posición en Europa y de una final de Copa. Mucha gente de casa y además con muchos jóvenes que están saliendo y que aseguran un futuro en las entrañas de Osasuna, que es Tajonar, y fuera del campo, que es lo que vimos en Sevilla con tanto aficionado, sobre todo niños, niñas y jóvenes”.

El presidente del club navarro, Luis Sabalza, les dijo a los jugadores en el vestuario tras la derrota que a la tercera va a la vencida, retándoles a regresar cuanto antes a una nueva final. ¿Cuándo? Y Ángel Alcalde no se cortó a la hora de contestar: “Pues vamos a poner el año que viene. El equipo está muy bien, así que vamos a por más. Es verdad que somos humildes, porque es parte de nuestra idiosincrasia y desde ahí nos movemos y hacemos todo, pero también somos muy ambiciosos. Osasuna está bien, es el momento de seguir creciendo y crecer es volver a repetir la gesta de este año”. Y eso también involucra a todo el osasunismo, que en Sevilla ha vivido un punto de inflexión. Un antes y un después.