Osasuna recibió a primera hora de la tarde de este sábado el informe de los inspectores de la UEFA cuyas conclusiones, desfavorables para los intereses rojillos, recomendaban la exclusión de la entidad navarra de la competición europea esta temporada. En dicho informe, el griego Dimitrios Davakis y la turca Duygu Yasar declaraban la “inelegibilidad del club para participar en la UEFA Conference League 2023-2024”, negándole de esta forma el derecho a participar en competiciones europeas que, recordó el club en un aplaudido comunicado, “se ha ganado de forma justa en el campo”.

Así las cosas, se despeja una incertidumbre que se había generado tanto en el club como en su masa social, puesto que, después de solicitar el aplazamiento de la resolución en dos ocasiones, ambos inspectores se pronunciaron sobre la investigación ante Osasuna, y la demora, que además afectaba –y lo sigue haciendo– a la planificación deportiva de la entidad, inmersa todavía en el proceso, podía haber seguido prorrogada en el tiempo.

El motivo sobre el que se rige el informe de los inspectores de la UEFA se remonta a unos hechos ocurridos en la temporada 2013-2014 y que, a juicio del propio organismo , contravienen su artículo 4.1g del reglamento de la competición. Dicho artículo dice lo siguiente: “No haber estado directa y/o indirectamente involucrado, desde la entrada en vigor del Artículo 50(3) de los Estatutos de la UEFA, es decir, el 27 de abril de 2007, en ninguna actividad destinada a organizar o influir en el resultado de un partido”.

Los inspectores de la UEFA consideran que la sentencia del Tribunal Supremo que condena a varios exdirectivos de la entidad rojilla es motivo suficiente para excluir a Osasuna, nueve años después de los hechos, de las competiciones europeas. Eso, a pesar de que la misma sentencia es producto de la denuncia realizada por los actuales gestores del club en 2015 y fruto del trabajo de la entidad navarra como acusación particular durante todo el procedimiento judicial para perseguir a quienes desviaron, con fines poco claros, dinero de la entidad.

“Fuerte con los débiles y débil con los fuertes”

El informe fue recibido por Osasuna con un comunicado en el que desmontaba los argumentos de los inspectores y criticaba el silencio de la Real Federación de Fútbol, un comunicado que fue respondido por la RFEF con otro de inusitada dureza, que obligó a su vez al club rojillo a replicar para poner en evidencia la doble vara de medir de la Federación.

El club, como era de esperar, reconoce en su primer escrito sobre el informe de los inspectores que “no comparte el criterio de la UEFA, recurrirá ante el Comité de Apelación y anuncia que luchará legalmente, hasta las últimas consecuencias, por defender sus derechos”.

“Fuerte con los débiles y débil con los fuertes”, prosigue el comunicado, “la justicia de la UEFA no ha querido tomar en consideración que han sido los propios tribunales españoles de justicia quienes han declarado, literalmente, que Osasuna ha sido víctima del desvío de dinero realizado por algunos de sus exdirectivos a espaldas del máximo órgano de gobierno de la entidad, la Asamblea, y de los mecanismos de control del propio club”.

Con esta decisión, sigue exponiendo el club “la UEFA pretende castigar nuevamente a Osasuna en la figura de sus actuales gestores, que son precisamente quienes presentaron una denuncia en el juzgado dando comienzo al procedimiento judicial para recuperar el dinero ilícitamente sustraído de las cuentas de la entidad y restaurar su buen nombre. Quizá estemos ante el único caso conocido en la historia reciente del fútbol europeo en el que un club persigue judicialmente a algunos de sus antiguos gestores, que actualmente están pendientes de ingresar en prisión. Es también preciso recordar que esa temporada Osasuna descendió a Segunda División y que, posteriormente, estuvo a punto de descender una categoría más. El club tuvo que desprenderse de todo su patrimonio para saldar parte de sus deudas mientras los nuevos gestores hipotecaban sus viviendas, sus fondos y sus planes de pensiones para poder reconducir el rumbo de la entidad. Es a esas personas, a un club al que hoy no le resistirían en un test de ejemplaridad sus acusadores; y a una afición que vivió con angustia la casi desaparición de su equipo, a quienes hoy se castiga”.

A juicio de Osasuna, el mensaje que trasmite la UEFA es, sin duda, “contraproducente para el fútbol y para aquellas entidades que, ante el riesgo de ser sancionadas deportivamente por el máximo organismo del fútbol europeo, opten ahora por no atacar de manera frontal la corrupción en el mundo del fútbol. Osasuna entiende que este no puede ni debe ser el objetivo que persiga la UEFA”.

El club insiste en que “la investigación de la UEFA pone de nuevo el foco sobre Osasuna y sobre unos gestores que llevan, desde su llegada en 2014, reconstruyendo con limpieza y honradez una entidad que dejaron en la ruina más absoluta sus anteriores gestores. Para quienes no conozcan en profundidad el caso, y no sean capaces de separar los hechos ocurridos en la temporada 2013-2014 de la que ocurre en la actualidad, el daño a la imagen de la entidad es muy grave”.

“Osasuna nunca se rinde”

Por último, reincidiendo en sus intenciones sobre los siguientes pasos a dar, Osasuna afirmó encontrarse “preparados para lo peor, pero no para dejar de lado el lema que nos ha acompañado en la reconstrucción del club durante los últimos nueve años: Osasuna nunca se rinde. Defenderemos nuestros derechos y los de nuestra afición con el mismo ahínco con el que nos animan cada fin de semana, con el mismo esfuerzo con el que nuestros jugadores y cuerpo técnico se han ganado, con todo merecimiento, estar en la próxima edición de la Conference League. Creemos tanto en lo que hacemos, y en cómo lo hacemos, que no podemos permitir que se utilice al Club Atlético Osasuna, con la aquiescencia de quienes en 2014 miraron para otro lado, para solucionar los problemas de otros”.

En este sentido, el club dispone ahora de un plazo para presentar alegaciones al órgano de Apelación hasta el próximo día 30 de junio y, después de conocer la resolución, la entidad, como aseguró en el comunicado, recurrirá al TAS. 

COMUNICADO ÍNTEGRO DE OSASUNA

El Club Atlético Osasuna ha tenido conocimiento, en la tarde de este viernes, de las conclusiones del informe elaborado por los inspectores del Comité de Control, Ética y Disciplina de la UEFA. En dicho informe los inspectores declaran la “inelegibilidad del club para participar en la UEFA Conference League 2023-2024”, negándole de esta forma el derecho a participar en competiciones europeas que se ha ganado de forma justa en el campo.

El motivo se remonta a unos hechos ocurridos en la temporada 2013-2014 y que, a juicio de la UEFA, contravienen su artículo 4.1g del reglamento de la competición. Dicho artículo dice lo siguiente:

"No haber estado directa y/o indirectamente involucrado, desde la entrada en vigor del Artículo 50(3) de los Estatutos de la UEFA, es decir, el 27 de abril de 2007, en ninguna actividad destinada a organizar o influir en el resultado de un partido".

NUEVE AÑOS DESPUÉS

Los inspectores de la UEFA consideran que la sentencia del Tribunal Supremo que condena a varios exdirectivos de la entidad rojilla es motivo suficiente para excluir a Osasuna, nueve años después de los hechos, de las competiciones europeas. Eso, a pesar de que la misma sentencia es producto de la denuncia realizada por los actuales gestores del club en 2015 y fruto del trabajo de Osasuna como acusación particular durante todo el procedimiento judicial para perseguir a quienes desviaron, con fines poco claros, dinero de la entidad.

El club no comparte el criterio de la UEFA, recurrirá ante el Comité de Apelación y anuncia que luchará legalmente, hasta las últimas consecuencias, por defender sus derechos.

Fuerte con los débiles y débil con los fuertes, la justicia de la UEFA no ha querido tomar en consideración que han sido los propios tribunales españoles de justicia quienes han declarado, literalmente, que Osasuna ha sido víctima del desvío de dinero realizado por algunos de sus exdirectivos a espaldas del máximo órgano de gobierno de la entidad, la Asamblea, y de los mecanismos de control del propio club.

NUEVO CASTIGO

Con esta decisión, la UEFA pretende castigar nuevamente a Osasuna en la figura de sus actuales gestores, que son precisamente quienes presentaron una denuncia en el juzgado dando comienzo al procedimiento judicial para recuperar el dinero ilícitamente sustraído de las cuentas de la entidad y restaurar su buen nombre. Quizá estemos ante el único caso conocido en la historia reciente del fútbol europeo en el que un club persigue judicialmente a algunos de sus antiguos gestores, que actualmente están pendientes de ingresar en prisión. Es también preciso recordar que esa temporada Osasuna descendió a Segunda División y que, posteriormente, estuvo a punto de descender una categoría más. El club tuvo que desprenderse de todo su patrimonio para saldar parte de sus deudas mientras los nuevos gestores hipotecaban sus viviendas, sus fondos y sus planes de pensiones para poder reconducir el rumbo de la entidad. Es a esas personas, a un club al que hoy no le resistirían en un test de ejemplaridad sus acusadores; y a una afición que vivió con angustia la casi desaparición de su equipo, a quienes hoy se castiga.

CONTRAPRODUCENTE PARA EL FÚTBOL 

A juicio de Osasuna, el mensaje que trasmite la UEFA es, sin duda, contraproducente para el fútbol y para aquellas entidades que, ante el riesgo de ser sancionadas deportivamente por el máximo organismo del fútbol europeo, opten ahora por no atacar de manera frontal la corrupción en el mundo del fútbol. Osasuna entiende que este no puede ni debe ser el objetivo que persiga la UEFA.

La investigación de la UEFA pone de nuevo el foco sobre Osasuna y sobre unos gestores que llevan, desde su llegada en 2014, reconstruyendo con limpieza y honradez una entidad que dejaron en la ruina más absoluta sus anteriores gestores. Para quienes no conozcan en profundidad el caso, y no sean capaces de separar los hechos ocurridos en la temporada 2013-2014 de la que ocurre en la actualidad, el daño a la imagen de la entidad es muy grave.

SILENCIO DE LA RFEF

Un daño que además se ha producido con el silencio de los principales organismos del fútbol español, entre ellos la RFEF. Durante las últimas semanas hemos asistido a continuas filtraciones interesadas, en clave nacional, a ciertos medios de comunicación y periodistas para construir un relato que sacrificase al débil para favorecer al fuerte. Filtraciones que ya el mismo día 7, día en que Osasuna tuvo conocimiento del inicio de la investigación, aseguraban categóricamente que el final de todo este proceso iba a ser la expulsión del club rojillo de las competiciones europeas. Y con ese horizonte, sabiendo que las filtraciones no provenían de fuentes alejadas de los organismos que debían velar por la neutralidad del proceso, ha trabajado Osasuna desde aquel momento.

Estamos preparados para lo peor, pero no para dejar de lado el lema que nos ha acompañado en la reconstrucción del club durante los últimos nueve años: Osasuna nunca se rinde. Defenderemos nuestros derechos y los de nuestra afición con el mismo ahínco con el que nos animan cada fin de semana, con el mismo esfuerzo con el que nuestros jugadores y cuerpo técnico se han ganado, con todo merecimiento, estar en la próxima edición de la Conference League. Creemos tanto en lo que hacemos, y en cómo lo hacemos, que no podemos permitir que se utilice al Club Atlético Osasuna, con la aquiescencia de quienes en 2014 miraron para otro lado, para solucionar los problemas de otros.