Si Stan Lee todavía viviese podría coger buena nota de todo lo que está ocurriendo estos días para poder ilustrar una nueva película de superhéroes. Osasuna como el protagonista golpeado y vilipendiado por el Thanos del fútbol moderno (UEFA) y todos sus secuaces dispuesto a pelear hasta el último aliento. Aunque la victoria se antoja complicada.

Y lo hará solo, eso sí, no tendrá ayuda de nadie, eso lo tenemos que tener claro. La RFEF ya ha dejado clarísimo, primero con su silencio y después con el comunicado del viernes y su tono, que las sospechas que se cernían dentro del club navarro no eran ni mucho menos infundadas. Se parece más a un doble agente que a un aliado. Es la segunda vez que la entidad de Rubiales saca un texto durísimo contra el club rojillo, obviando su función como órgano gestor de todo el fútbol español y además lo vincula con su cercanía hacia Tebas, conocida hace muchos años por todos, pero que conviene sacarla a relucir ahora como para excusarse en su dejación de funciones.

La única realidad es que la RFEF no ha tenido a bien comportarse igual con Osasuna que con el Barcelona. Solo hace falta ver las declaraciones públicas de Rubiales ("hay que ayudar a la justicia pero también recordar la presunción de inocencia"). No debería de sorprender a nadie, sinceramente. Incluso en las últimas horas se ha abierto en redes sociales un debate sobre si Osasuna debería renunciar a la Supercopa de Arabia. Los rojillos deben ir y hacer todo lo posible por destrozar la ilusión (monetaria, principalmente) de Rubiales: que jueguen la final Barcelona y Madrid. Luego con el dinero por participar que lo inviertan en obras sociales si quieren, que tampoco sería mala.

Rubiales no va a defender a Osasuna, se podría ahorrar atacarle, pero jamás va a ladrar a sus jefes. Estaría bien, ya que estamos, que explicase cómo y por qué le llegan comunicaciones destinadas a Osasuna a medios catalanes antes o justo a la vez que a los rojillos. Sería un detalle. Tal vez haya que preguntar en Catalunya si alguno sabe si alguien ha denunciado a los rojillos.

Pero es que, más allá de esto, ni un club ha abierto la boca para decir ni mú. Incluso alguno se alegra, tal vez conocedor que con su poder federativo esto será complicado de que les pase a ellos, ya que les beneficia (que está por ver). De hecho, solo Mikel Merino se ha posicionado claramente a favor de los rojillos durante este proceso. Los demás jugadores tampoco han sido ni un ápice de solidarios con sus compañeros. Ni la AFE ha salido a defender los derechos de sus asociados. Todos callados.

Osasuna, sus jugadores, y todos sus estamentos, tendrían que tener claro, cuando se les solicite para causas comunes o favores varios, que en esta les han dejado solísimos todos contra el gran Thanos y deberían ser implacables para solo posicionarse cuando haya una ventaja clara para la entidad navarra.

En las pelis de superhéroes a veces se gana y otras no. En esta no tiene pinta de que se vaya a vencer. Pero, como si de Los Vengadores se tratase, el osasunismo lo tiene claro: cueste lo que cueste. Hasta el final.