Osasuna hizo ayer buena la máxima que reza que en la insistencia está el premio, pues los dos goles con los que derrotó al Celta en Vigo en el primer partido de Liga de la temporada llegaron tras sendos remates a la madera. El primero, obra de Rubén García en el minuto 24 de partido, tras un soberbio remate de cabeza de Budimir que el portero Iván Villar desvió al larguero. El segundo, cuyo autor fue Moi Gómez en el minuto 74, tras un disparo de Rubén Peña que también rozó ligeramente el guardameta del cuadro gallego antes de estrellarse en el poste. Y no fueron las únicas ocasiones en las que los atacantes rojillos se toparon con el palo, que también se cruzó en el camino de Budimir hacia el gol en el minuto 5, con el marcador todavía sin inaugurar, después de controlar con el pecho un excelente servicio de Moncayola desde la banda izquierda y chutar a continuación con su pierna derecha.

Que los rojillos estrenaran ayer una ilusionante temporada en la que van a participar en cuatro competiciones (Liga, Liga Conferencia, Supercopa de España y Copa, por este orden) ganando a domicilio con dos goles tras un remate al travesaño y otro al poste se convierte en la mejor prueba de la ambición de un equipo que sigue acercándose al área rival con muchos efectivos. Solo así se puede entender que en la primera media hora de partido rematara dos veces al palo y anotara un gol de rechace merced a la buena colocación e inteligencia de Rubén García, que también se atrevió con un lanzamiento de falta directa sin apenas angulo que no acabó con la pelota dentro de la portería del Celta merced a los buenos reflejos del cancerbero local. Y todo ello sin olvidar que Catena, uno de los nuevos y pichichi de la pretemporada, también estuvo cerca de marcar de cabeza en el único córner que lanzó el equipo de Arrasate en la primera mitad.

También habla bien de Osasuna su segundo tanto, el de la sentencia, que llegó cuando más apretaba en busca del empate el conjunto gallego, que nunca puso en demasiados aprietos a los rojillos, salvo en un remate de Bamba que Budimir (sí, el delantero croata) despejó casi sobre la línea. La cuestión es que Rubén Peña, mejor en ataque que en defensa (tuvo un par de despites en los primeros 45 minutos), se sacó de la manga una gran jugada individual que terminó enviando al poste. Pero los rojillos iban con todo y, con varios de sus futbolistas en el área del Celta, el balón le cayó a Moi Gómez, que cerró el duelo con un certero disparo con la derecha.