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Un Sadar de gala alienta a Osasuna hasta el final ante el Brujas

Casi 22.000 aficionados se congregan en el templo rojillo

Búscate en la grada de El Sadar en el Osasuna-BrujasUnai Beroiz

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El Sadar engalanado hasta la bandera, respondía al llamamiento de Jagoba Arrasate y las gradas se tiñeron de rojo para recibir al Brujas en la ida del play off de la Conference League y tratar de ser el jugador doce de su capitán del barco, para tratar de convertir el remozado feudo rojillo en un infierno para los belgas, que ya alucinaron cuando se ejercitaron en ese mismo escenario el miércoles. La afición, una vez más, no falló, y pese a colorear el centro de Pamplona en las horas previas, fueron aglutinándose como peregrinos en la meca del osasunismo.

Pese a que los prolegómenos del encuentro podrían parecer los mismos a cualquier encuentro liguero, sí que se atisbaba un cierto aire de ilusión entre la parroquia navarra, que volvía a disfrutar de una noche europea dieciséis años después. Había ganas, después de los sufridos meses de junio y julio, en los que la participación de Osasuna estaba en el aire. El momento álgido coincidió con la llegada de los ultras del Brujas a El Sadar, perfectamente escoltados por la policía belga, que se saldó sin incidentes reseñables a pesar de las continuas provocaciones de los visitantes.

Una noche de muchos sentimientos, que afloraron una vez se entonó al unísono el tradicional Riau riau. Se respiraba en El Sadar un ambiente de las grandes noches, un público entregado a sus jugadores, a quienes alentaron de principio a fin. Ya desde el calentamiento, los fieles seguidores rojillos comenzaron a alentar a sus jugadores, a la vez que los belgas se hacían notar. Noche grande se avecinaba en un estadio lleno hasta la bandera que se vino abajo conforme los protagonistas saltaron al césped.

Rozó el gol el Chimy el gol con un disparo que estuvo acompañado por el ‘uy’ de la grada, que descansó en un entre tiempo, después de acompañar los ataques rojillos y defender con silbidos las escasas acometidas rivales que se produjeron en la primera mitad, así como presionar al colegiado. Regresó el equipo al césped y fue ovacionado por una hinchada que volvía a su asiento.

La hinchada local reaccionó al gol visitante, que encendió a los aficionados belgas, enmudecidos durante el primer acto. Poco a poco Osasuna fue ganando terreno tanto en el campo y recuperándolo en la grada. El fuera de juego que precedió al penalti cometido por Aitor Fernández se celebró como un gol y dio algo de aliento a la hinchada local. 

Muchas cosas han sucedido en los 5.964 días que han pasado desde que El Sadar vibrase con el último encuentro europeo, pero el ambiente y atmósfera fue el mismo. Sobre las cabezas de los casi 22.000 aficionados que llenaron El Sadar rondaban el gol de Rípodas ante el Glasglow, los de Urban al Stuttgart e, incluso, el de Soldado ante el Sevilla, el último que se cantó hasta que el Chimy establecía el tanto del empate, un gol que hizo estallar a la afición rojilla. Sin embargo, reza el refrán ‘qué poco dura la alegría en casa del pobre’, pues instantes después De Cuyper volvía a poner a los visitantes por delante a menos de diez minutos para el final de la contienda.

Mejores imágenes del Osasuna-BrujasUnai Beroiz

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Ya en el descuento, el cabezazo de Pablo Ibáñez volvía a levantar el ánimo de la grada. Sin embargo, con el pitido final, y pese a que la alegría era visitante, la afición rojilla no dejó caer a sus jugadores.