Se preguntaba Vargas Llosa, en Conversación en La Catedral (que no era la catedral de Lima, sino un bar), “¿En qué momento se jodió el Perú?”, y nos acordamos porque también nosotros llevamos unas cuantas semanas, que ya son meses, preguntándonos en qué momento se jodió Osasuna y, pese a tener la misma plantilla, pasó de ser un equipo solvente ante todos los rivales de la mitad baja de la clasificación a convertirse en un manojo de nervios con inseguridades y sentimientos fatalistas que sufre hasta para vencer por la mínima al colista.

¿En qué momento se jodió y, más importante, dónde venden confianza para desjoderlo? Lo ves tan firme en la tabla –con 22 puntazos en media Liga, y más lejos del descenso (a 7 puntos) que de Europa (a 6 del 7º, que suele ir)–, y no entiendes por qué no pisa más fuerte, por qué lo pasa tan mal atrás, por qué no es más valiente adelante, por qué tanto rictus trágico, por qué tan poca fe en sí mismo.

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Fotos del Osasuna-Almería Javier Bergasa / Oskar Montero