Se encuentra Osasuna sumido en medio de un momento de aguas tranquilas pero que es crítico en muchas parcelas del club de cara, especialmente, para el futuro. El resultado de Girona, dentro de la normalidad, complica llegar a posiciones más altas antes de acabar la temporada, pero el club rojillo debería de estar pendiente de otros asuntos una vez que la “obligación”, como bien la definió Cata antes del partido, de la salvación ya está medianamente hecha. 

El club tiene frentes importantes para resolver y, a ser posible, cuanto antes. El primero y más evidente es la renovación de Jagoba Arrasate. El técnico ha dejado más dudas que otros años por la acumulación de temporadas y, es obvio, por alguna que otra metedura de pata llegada desde el club en forma de declaraciones. El futuro rojillo pasa por Arrasate. Si necesita espacio hay que dárselo, pero es evidente que otro año más ha dado con la tecla haya tenido más o menos altibajos. Habrá que esperar, pero no parece que mucho y, ojalá, con un final feliz por el bien de todos. 

Pero no solo se queda ahí. Osasuna ha visto como esta semana más de 60 aficionados suyos pasaban por el calabozo pese a que un juez posteriormente los liberaba a todos y desestimaba una petición de la Liga para que no pudieran entrar al campo a, casualidades de la vida, una semana de la llegada del Real Madrid. No se sabe cuántos de ellos son socios y, por tanto, dueños del club, pero se ha echado de menos ese Osasuna que fue tan tajante con la RFEF. Ahora con Tebas, persona non grata para el club, parece que no tocaba por lo que fuese. No será que las altas esferas rojillas no se encuentran cómodos con Indar Gorri ya que no hace mucho que se sentaban con ellos para cogobernar la Asamblea antes de eliminar la coalición para gobernar en solitario con unos compromisarios hechos a medida.

Pero lo único cierto es que Osasuna debe solucionar el problema que tiene en la grada para mantener el campo como un fortín y no se convierta en un estadio más sin alma ni energía especial. 

Así pues, Osasuna navega en aguas calmadas en lo que se refiere a lo deportivo, pero no puede reinar la relajación en el club si se quiere mantener un proyecto ilusionante en todas sus vertientes.