A Osasuna se le escapó contra el Valencia un buen puñado de sus opciones europeas en un partido en el que fue superior y gozó de las mejores ocasiones, incluido un penalti, pero en el que no apuntó bien. Ni regular. 

En la primera de las despedidas programadas para Jagoba Arrasate, su equipo le brindó un partido bastante digno excepto durante 15 minutos. En ellos, Herrando salvó de manera sobresaliente el que era el primer gol del Valencia tras una jugada rocambolesca entre Sergio y Juan Cruz. El canterano ahora mismo es el defensa rojillo más en forma de la plantilla. Premio a su perseverancia, a su apuesta cuando tenía cantos de sirena y para el que decidió ponerle y darle cierta regularidad cuando la cosa no acompañaba. 

Pero no se recuperó con eso Osasuna y el Valencia ya no iba a perdonar dos veces. André Almeida adelantó a los de Baraja en lo que sería el único tanto del encuentro. Otra jugada defendida de manera defectuosa por los rojillos. 

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Así fue el penalti errado por Budimir Javier Bergasa / Oskar Montero

Eso sí, a partir de ahí los rojillos sí se despertaron y es cuando comenzó un asedio sin acierto. Nunca se sabrá si el Valencia fue quien entregó el testigo y luego se encontró incapacitado para crear nada o si los rojillos maniataron a los rivales. Pero lo cierto es que entre el palo de Moi, el larguero de Herrando, los disparos de Rubén, o el remate fallido de Budimir a centro del valenciano, a Osasuna le sale un puñado de ocasiones por lo menos para haber empatado. 

Y luego llegó el penalti. Solo el croata sabe qué le pasó por la cabeza, pero es entendible que el superhéroe rojillo sea, como dijo Herrando, “humano”. Dijo Jagoba que iba el ariete pidiendo perdón por su error. Lo único que hay que apuntarle a Budimir es un porcentaje altísimo de la salvación, lo demás nada. 

Y hablando de apuntar. La grada también apuntó hacia el palco tras estas semanas convulsas, que diría Sabalza. No fue una sentencia, pero como no se calmen las aguas, habrá que ver los otros tres partidos, con casi nada deportivo en juego, en lo que se fija la afición. Si las condiciones para presentarse no fueran como son, diríamos que el presidente y su director general (único lugarteniente que, por lo que sea, sigue de todos los que entraron al principio de los mandatos del presidente) iban a tener sus primeras elecciones con rival.