Osasuna vivió un partido calamitoso con un final horripilante en el que se le rompieron sus esperanzas e ilusiones para clasificarse para una competición europea la próxima temporada, la dichosa séptima plaza. En un encuentro en el que fue mucho mejor que el Valencia e hizo más ocasiones para marcar, fue también dominador absoluto e impuso más ímpetu, el resultado se le escapó al equipo de Jagoba Arrasate por un grave desajuste defensivo que propició el gol. Fue durante esos minutos en los que los rojillos perdieron la compostura, le dieron unos metros a su rival y la puntería de Almeida resultó decisiva. Después, todo volvió a su sitio.

Osasuna, al más puro estilo Arrasate, supo rehacerse ante la situación y buscó con ahínco la portería del Valencia, quizás no con la cantidad y calidad de otras ocasiones –solo hubo tres remates entre los tres palos–, pero con una perseverancia digna de elogio. En un encuentro con mucho en juego, en el que los rojillos sometieron a su rival y pelearon hasta el minuto 90 y más allá, la conclusión del encuentro no pudo ser más calamitosa y amarga. Un penalti concedido tras larga revisión en el VAR, cometido sobre Budimir, permitió al croata empatar el encuentro en el tiempo de descuento. El croata, tradicionalmente letal y frío, quizás pensó demasiadas maneras de superar al meta rival porque el lanzamiento se quedó en una intentona que ni llegó a puerta, con el futbolista rojillo trastabillado y vacilante en el momento justo del impacto con la pelota, que ni siquiera fue tal. Corría el minuto 97. Un adiós increíble e injusto –para Osasuna, para Budimir– en un encuentro para olvidar por el desenlace. Un partido que sonó a despedida de las aspiraciones europeas porque el Valencia, muy afortunado en El Sadar, pone tierra de por medio con ocho puntos de distancia encaramado en la séptima plaza cuando quedan siete jornadas por jugarse. Casi nada hay que hacer mirando a Europa y sí terminar de la mejor manera posible con una clasificación digna. Eso es lo que queda.

El fútbol fue injusto con Osasuna, aunque la injusticia en el fútbol solo sirve para engordar argumentos y adornar historias. Pero lo fue. Hasta que se produjo el incidente entre Sergio Herrera y Juan Cruz, que remedió de forma prodigiosa la pierna sin fin de Jorge Herrando –el mejor de Osasuna–, el Valencia había sido un invitado excelente. No había dicho ni mu y estaba más tiempo en su campo, a sus cosas, que interfiriendo en los planes de los rojillos. Pero esa jugada a los quince minutos, en la que hubo choque entre defensa y portero de Osasuna –de cabeza a por el balón fuera del área– y rescate de la situación por parte del joven central, que le birló la pelota a Hugo Duro con la portería vacía, partió el desarrollo del encuentro. El Valencia gozó de unos minutos frenéticos en los que marcó su gol, tras un fallo defensivo en el flanco izquierdo de la zaga de Osasuna, y estuvo a punto de rematar la faena con un nuevo tanto si no media un pie salvador de Sergio Herrera ante un disparo cruzado de Jesús Vázquez. El lateral izquierdo, hijo del director deportivo de Osasuna, demostró que es un futbolista interesante y con condiciones, y que sabe sufrir, porque le tocó de lo suyo.

La aparición del Valencia en el partido fue escueta porque se ciñó a esos seis minutos fatales. A Osasuna le costó regresar al dominio del encuentro, a pesar de que sacó inmediatamente la máquina de poner centros. El equipo se recompuso poco a poco por la firmeza de Jorge Herrando, que hizo su partido más completo en Primera, la aparición creciente de Moi Gómez, que se encargó de por fin buscar las conexiones con sus compañeros, y la combatividad de Rubén García, el mejor argumento ofensivo del equipo desde el principio. Moi y Rubén firmaron dos oportunidades, la del primero con rebote que se marchó al poste, que le dieron a Osasuna otro aire, una esperanza para la reanudación.

Arrasate debió pensar que lo que funciona no se toca y, sobre todo, que el mejor modo de regresar a la competición tras un parón inoportuno, con emociones corriendo por el cuerpo, y con un reto por delante, es hacerlo con los últimos que recogieron un éxito. El técnico, por esto, recuperó a David García para el once titular en lugar de Catena como única variante tras la victoria en Almería (0-3). El entrenador de Osasuna perseveró en los once en la reanudación a pesar de se sentía la urgencia en el marcador y sólo pasados diez minutos sentó a Juan Cruz para dar cabida a Mojica. Una declaración de principios porque el colombiano, con Jorge Herrando de guardaespaldas de lujo, se convirtió en extremo.

Rubén García, en uno de sus mejores partidos del curso, seguía a lo suyo sin bajar las revoluciones del motor y probó a Mamardashvili, tranquilo hasta entonces, al poco de la vuelta de los vestuarios. El centrocampista rojillo, a los veinte minutos, firmó una penetración excelente con centro con la zurda que le abrió la puerta del gol a Budimir. El croata remató con la rodilla y su intentona se marchó por muy poco fuera. El croata no sabía que la noche podía ponerse aún mucho más oscura.

Osasuna vivió uno de los encuentros en mucho tiempo con más presencia en el campo rival. Con David García incrustado a veces como interior, recordando que fue medio centro, y todo el mundo cerca del área, el equipo de Arrasate impulsó un asedio permanente, al que le faltó acierto y conexión en los últimos metros. El Valencia también supo defenderse y sacó fruto de la acumulación de personal alrededor de su portería –solo pasada la media hora acertó a despertar a Sergio Herrera con un lanzamientos–. David García y Herrando, que estaban para esas cosas en un partido como el de ayer, sumaron sendos remates de cabeza que, en el caso del segundo, estuvo muy cerca del gol. 

Volcado Osasuna, enterrado el Valencia, el penalti en el descuento con revisión larga en el VAR –más de dos minutos– retumbó como el premio para un equipo que había sido mejor. A Budimir la gloria y el acierto de otras jornadas no le esperaban y su lanzamiento resultó imposible. Fue un adiós.

El audio del Var

- Ficha técnica

0 Osasuna: Herrera: Areso, David García, Herrando, Juan Cruz (Mojica, m. 58); Moncayola (Pablo Ibáñez, m. 77), Iker Muñoz, Moi Gómez; Rubén García (Peña, m. 77), Budimir, Arnaiz (Raúl, m. 77).

1 Valencia: Mamardashvili; Foulquier, Mosquera, Cenk, Vázquez; Fran Pérez (Peter, m. 79), Javi Guerra (Amallah, m. 88), Pepelu, Diego López (Correia, m. 88); Almeida (Mari, m. 76), Duro (Guillamón, m. 76).

Goles: 0-1, m.18: Almeida. .

Árbitro: José Munuera Montero, asistido por Massó Granado y Martínez Moreno. Amonestó a Duro y Mamardashvili por parte valencianista.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo primera jornada de LaLiga EA Sports disputada en el estadio El Sadar ante 19.480 espectadores.